Valentina había sentido como su corazón latía un poco más rápido de lo normal cuando ella le dijo esas palabras porque de alguna manera era como si le estuviera expresando que ella era como una chica distinta y la estaba mirando también ya desde otra perspectiva, no sabía que era lo que quería conseguir con eso. Pero había logrado encontrar un punto débil de su parte y ponerle un poco más nerviosa de lo que ya estaba con su presencia allí al frente. Impresionante todo lo que hacía sentir con solo eso. —Gracias. Nunca antes me lo había mencionado alguien, yo me lo he repetido en los momentos más complicados. Pero tú eres la primera persona que me lo dice y de verdad que te lo agradezco mucho, porque tiene un efecto muy bueno en mí —admitió, el hombre estaba muy satisfecho con la respuesta que ya le estaba dando pero también le parecía increíble que fuera el único que le dijera eso. —Entonces te lo puedo decir a menudo, tú lo deberías haber y tenerlo siempre en cuenta, no lo olvides.
—De todas maneras estoy muy agradecida contigo por todas estas maravillosas oportunidades. Ahora que lo recuerdo podría darte el nombre del papá de Mario y así sabrías cómo empezar con las averiguaciones, pero de mi padre no sé absolutamente nada. —Vale. ¿Cuál es el nombre del papá de Mario? —Si no me equivoco es un italiano y se llama Luca Ferrari, es la persona con la que mamá tuvo una relación muy extraña y de ayer resultó ser Mario. Por eso el nombre también —añadió. De manera que el hombre no pudo evitar pensar en ese nombre, qué por alguna razón no dejaba de sonar en su cabeza, como si fuera algo grabado, la verdad es que anteriormente ya había escuchado ese nombre y a pesar de que era muy común, sabía que la cercanía con ese nombre y apellido italiano estaba estrechamente relacionado con la compañía. Entonces vino a la cabeza alguien cercano a él. Claro, hace poco había conversado con un hombre llamado Luca Ferrari, no solo una persona con el que hacía negocios también lo co
A Maximiliano le daba vueltas y vueltas la cabeza y la verdad es que parecía que todo era parte de una pesadilla, sin embargo todo era demasiado real, tenía el teléfono en la palma de la mano y estaba leyendo esa profunda amenaza que le estaban dando. No, todavía no caí en cuenta de quién era esa persona de la que tenía que alejarse, aún así dentro de su mente se estaba apuntando a una persona: Valentina. Todo comenzó desde que él se acercó un poco más y profundizó en su vida. ¿Era de ella de quién tenía que alejarse? Intentó dormir otra vez pero se le hacía demasiado complicado volver a dormirse. No quería ponerse en modo paranoico en ese momento, pero era inevitable no hacerlo. Miró a todos lados, solamente la oscuridad de su habitación, las cortinas que se movían ligeramente, la escasa iluminación quedaba momentáneamente aquella lámpara sobre su mesita de noche. Se llevó la mano a la frente y luego volvió a clavar los ojos en la pantalla. Le marcó a su amigo para contarle. —Fél
Días después...Valentina había llegado temprano a su trabajo, como le indicó Maximiliano a través de un mensaje de texto, así que ya estaba allí para empezar con su jornada laboral. Conocer la compañía era algo sorprendente porque nunca había estado allí, también supo de todos esos lugares de la mano de Mariana quien le había dado un tour por todo el edificio. —Vale, sé que eres nueva, pero me da gusto verte aquí, hay mucho trabajo, así que ahora la cosa será más ligera para mí, ¿de verdad sabes lo que vas a hacer? —Un poco. —Vale. —Tu lugar es...Fue interrumpida por Maximiliano, quién apareció para decirle a la muchacha desde donde trabajaría. —Podrás hacer tus cosas desde mi despacho, Valentina. Ven, por favor. Y tú, Mariana, por favor, lleva estos folios a la sala, gracias —le entregó algo a ella. Mariana tenía entendido que su jefe prefería estar solo trabajando en la oficina, pero ahora le permitía a la nueva hacer su trabajos desde su despacho, eso era algo que le sorpre
Desde que Maximiliano le había pedido el favor a Valentina, no podía quedarse quieta y no dejaba de pensar en eso, era un asunto bastante importante y que no dejaba de dejarla muy descolocada al respecto, ella no podía creer que Maximiliano necesitaba un hijo para que todas esas personas dejaran de hablar mal de él. Tenía que pensar demasiado en eso y tomar una decisión incluso cuando no quería hacerlo pero también se ponía a pensar en que Maximiliano todo ese tiempo le había tendido la mano y ahora ella necesitaba un favor de su parte además no era gratis le iba a pagar por ello. No tenía muy claro que era lo que le iba a decir una vez llegara el lunes de la semana arriba, porque después de todo le había permitido pensar un poco más sobre el asunto, no era algo fácil de procesar o de aceptar... además en el momento en que ella le diera un hijo, ella estaría dispuesta a renunciar a su derecho como madre. Era justamente la relación que podría surgir con ese bebé lo que la estaba fren
—Lo es, es muy bueno en lo que hace y amable también. También es la persona que aquel día me dio el dinero para ayudar a mamá y por eso es que no vendí el brazalete en ese preciso día, también te recuerdo que vendí el brazalete, sin embargo de alguna forma logró el destino volver a juntarnos y me ha devuelto el brazalete. Él lo compró, dice que debería quedarme con la pulsera y darle el valor que merece. Todo esto se me había olvidado decirte, eh —señaló. —Ya veo, omg, todo lo que me dices, me está dejando sin palabras. Es impresionante en su máxima expresión. No puede ser. ¿Me tomas del pelo? Ella río un poco. ...Félix había invitado a su mejor amigo, a un bar cercano para beber un poco. Y Maximiliano había aceptado la salida porque había tenido demasiado trabajo durante ese día y sabía que debía pasarla bien, aunque sea por un rato incluso cuando tenía demasiado trabajo, había un momento en el que era necesario parar y pasarla bien, por eso es que había ido con Félix a ese lugar
Esa mañana Valentina se había despertado muy temprano para su jornada laboral como de costumbre, había elegido la ropa adecuada de la que tenía en su armario. Se sentía muy nerviosa porque justamente ese día lunes le daría una respuesta a Maximiliano sobre el asunto del bebé, no estaba muy segura de si había tomado la decisión correcta pero sentía que de alguna manera tenía que devolver todos los favores, y las cosas buenas que había hecho el empresario por ella, incluso cuando se estaba exponiendo a una experiencia distinta para ella y peligrosa en todos los sentidos, porque algo durante esos siguientes meses podría cambiar y dar giros inesperados, aún así ella estaba después a hacerlo. —Mario, date prisa, por favor —le pidió a su pequeño hermano, quién todavía se encontraba tomando el desayuno y ya tenía que darse prisa para poder llegar temprano al trabajo y cumplir con su horario, sin embargo justamente ese día Mario se estaba demorando más que antes; ella no sabía qué hacer para
Los días posteriores fueron un poco diferentes para la muchacha, quien tenía que hacerse varios chequeos con el fin de que todo saliera bien, en eso también habían aprovechado para ir a ver varios apartamentos. Había una gran variedad de apartamentos, casi todos le gustaban, la verdad es que ella estaría bien en un lugar pequeño, con tal de estar junto a su hermano. Mario estaba muy emocionado mirando la que sería su habitación en caso de que la joven se decidiera por esa. —Todas son hermosas, pero me gustan estas, creo que será idónea, a Mario también le gusta. No puedo creer que podré vivir aquí, es un sitio agradable y hermoso. Me gusta mucho —expresó, estaba muy ilusionada con la idea de poder tener su propio lugar. Y Maximiliano podía ver eso en su mirada. —Muchas gracias por esto, Maximiliano. No sabes lo feliz que me siento, es mi propio sitio. —No te preocupes. En ese momento lo llamaron y tuvo que alejarse para contestar. Ella se quedó en su sitio, admirando la sala, to