Días después...Valentina había llegado temprano a su trabajo, como le indicó Maximiliano a través de un mensaje de texto, así que ya estaba allí para empezar con su jornada laboral. Conocer la compañía era algo sorprendente porque nunca había estado allí, también supo de todos esos lugares de la mano de Mariana quien le había dado un tour por todo el edificio. —Vale, sé que eres nueva, pero me da gusto verte aquí, hay mucho trabajo, así que ahora la cosa será más ligera para mí, ¿de verdad sabes lo que vas a hacer? —Un poco. —Vale. —Tu lugar es...Fue interrumpida por Maximiliano, quién apareció para decirle a la muchacha desde donde trabajaría. —Podrás hacer tus cosas desde mi despacho, Valentina. Ven, por favor. Y tú, Mariana, por favor, lleva estos folios a la sala, gracias —le entregó algo a ella. Mariana tenía entendido que su jefe prefería estar solo trabajando en la oficina, pero ahora le permitía a la nueva hacer su trabajos desde su despacho, eso era algo que le sorpre
Desde que Maximiliano le había pedido el favor a Valentina, no podía quedarse quieta y no dejaba de pensar en eso, era un asunto bastante importante y que no dejaba de dejarla muy descolocada al respecto, ella no podía creer que Maximiliano necesitaba un hijo para que todas esas personas dejaran de hablar mal de él. Tenía que pensar demasiado en eso y tomar una decisión incluso cuando no quería hacerlo pero también se ponía a pensar en que Maximiliano todo ese tiempo le había tendido la mano y ahora ella necesitaba un favor de su parte además no era gratis le iba a pagar por ello. No tenía muy claro que era lo que le iba a decir una vez llegara el lunes de la semana arriba, porque después de todo le había permitido pensar un poco más sobre el asunto, no era algo fácil de procesar o de aceptar... además en el momento en que ella le diera un hijo, ella estaría dispuesta a renunciar a su derecho como madre. Era justamente la relación que podría surgir con ese bebé lo que la estaba fren
—Lo es, es muy bueno en lo que hace y amable también. También es la persona que aquel día me dio el dinero para ayudar a mamá y por eso es que no vendí el brazalete en ese preciso día, también te recuerdo que vendí el brazalete, sin embargo de alguna forma logró el destino volver a juntarnos y me ha devuelto el brazalete. Él lo compró, dice que debería quedarme con la pulsera y darle el valor que merece. Todo esto se me había olvidado decirte, eh —señaló. —Ya veo, omg, todo lo que me dices, me está dejando sin palabras. Es impresionante en su máxima expresión. No puede ser. ¿Me tomas del pelo? Ella río un poco. ...Félix había invitado a su mejor amigo, a un bar cercano para beber un poco. Y Maximiliano había aceptado la salida porque había tenido demasiado trabajo durante ese día y sabía que debía pasarla bien, aunque sea por un rato incluso cuando tenía demasiado trabajo, había un momento en el que era necesario parar y pasarla bien, por eso es que había ido con Félix a ese lugar
Esa mañana Valentina se había despertado muy temprano para su jornada laboral como de costumbre, había elegido la ropa adecuada de la que tenía en su armario. Se sentía muy nerviosa porque justamente ese día lunes le daría una respuesta a Maximiliano sobre el asunto del bebé, no estaba muy segura de si había tomado la decisión correcta pero sentía que de alguna manera tenía que devolver todos los favores, y las cosas buenas que había hecho el empresario por ella, incluso cuando se estaba exponiendo a una experiencia distinta para ella y peligrosa en todos los sentidos, porque algo durante esos siguientes meses podría cambiar y dar giros inesperados, aún así ella estaba después a hacerlo. —Mario, date prisa, por favor —le pidió a su pequeño hermano, quién todavía se encontraba tomando el desayuno y ya tenía que darse prisa para poder llegar temprano al trabajo y cumplir con su horario, sin embargo justamente ese día Mario se estaba demorando más que antes; ella no sabía qué hacer para
Los días posteriores fueron un poco diferentes para la muchacha, quien tenía que hacerse varios chequeos con el fin de que todo saliera bien, en eso también habían aprovechado para ir a ver varios apartamentos. Había una gran variedad de apartamentos, casi todos le gustaban, la verdad es que ella estaría bien en un lugar pequeño, con tal de estar junto a su hermano. Mario estaba muy emocionado mirando la que sería su habitación en caso de que la joven se decidiera por esa. —Todas son hermosas, pero me gustan estas, creo que será idónea, a Mario también le gusta. No puedo creer que podré vivir aquí, es un sitio agradable y hermoso. Me gusta mucho —expresó, estaba muy ilusionada con la idea de poder tener su propio lugar. Y Maximiliano podía ver eso en su mirada. —Muchas gracias por esto, Maximiliano. No sabes lo feliz que me siento, es mi propio sitio. —No te preocupes. En ese momento lo llamaron y tuvo que alejarse para contestar. Ella se quedó en su sitio, admirando la sala, to
Que pensara de esa manera le dolía un poco, sentía esa presión en su pecho y el corazón le latía con fuerza, amenazando con salirse de su pecho. —Yo que tú dejaría de pensar así —le aconsejó y besó su frente. —Buenas noches, Tina. —Descansa, precioso. Te quiero mucho.—Y yo más —le regaló una sonrisita antes de salir. ...Luca Ferrari había llegado a los Estados Unidos, había acordado verse con Maximiliano, quien tenía que decirle sobre un tema interesante. Había llegado temprano a la oficina ese día. Otros motivos por el que hizo aquel viaje tan largo era porque tenía que hacer negocios. —Maximiliano, que bueno verte otra vez. ¿Es tan urgente el asunto que no me lo pudiste decir por llamada? —quiso saber y él asintió. —Valentina no tarda en llegar, ella es mi asistente y la hermana de Mario. Esperemos un momento, podemos ir platicando de otros asuntos. —Bien, está bien. Empecemos. Los minutos fueron pasando y nada que aparecía Valentina. Él ya se estaba preocupando y es por
Valentina yo empezaba a sentir demasiado frío, y es que nadie me decía estar en un lugar inhóspito como esa y mucho menos pasar por una circunstancia tan horrible como esa. Solo deseaba que la pesadilla acabara y abrir los ojos y estar en casa, sana y a salvo.—Maximiliano... Por favor, ayúdame...Veinticuatro horas después, después me todo ese tiempo Valentina había abierto los ojos y se encontró en la habitación de un hospital. Se sentía un poco desorientada al encontrarse en esa recámara sin motivo alguno y de alguna manera eso la confundía, porque creyó que lo que había vivido solo fue parte de su cabeza y nada más. Pero había pasado. De pronto se puso a llorar cuando vio que Maximiliano fue la persona quién encontró en esa habitación y la abrazó con todas sus fuerzas, aferrándose a ese sujeto con todo lo que tenía, ahora mismo no quería volver a estar en aquella anterior habitación sola y en oscuridad cercana a esos tipos malos que la raptaron, solo para advertir que debía alej
Días después... La muchacha se encontraba en su habitación mientras no dejaba de mirar ese brazalete en la palma de su mano, tenía que deshacerse de ese objeto, ya no lo miraba igual. Pero, en lugar de eso, lo dejó en un cajón, dentro de esa mesita de noche. Ya no lo llevaría. Después del hospital había decidido venirse al piso de Maximiliano, junto a Mario, quien no quería dejarla sola. Ahora estaba a su lado, dormido. Ella ocupaba una habitación de huéspedes. Maximiliano, para estar allí, decidió quedarse trabajando desde el piso para estar pendiente de Valentina. Ese día Lucas Ferrari había acordado llegar para conversar con una muchacha sobre el tema de Mario y de algunas otras cosas que el involucraban de lleno. Aunque ya Maximiliano le había explicado que Luca Ferrari era un hombre que siempre buscaba lo mejor y tomaba decisiones sabías, ella no podía evitar sentirse nerviosa al respecto. Lo que le estaba comiendo la cabeza a Valentina, también era el hecho de que el padre de