Después de platicar sobre el trabajo, Maximiliano se había retirado de su departamento y otra vez la muchacha le agradeció por haber llevado a los dos al hospital, en respuesta le repitió que no tenía de qué preocuparse. De manera que ya Maximiliano se encontraba de camino a la casa de sus padres y durante el trayecto se puso en contacto con su mamá para explicar lo que había pasado, esa razón por la que todavía no había llegado. —Maximiliano, dime que todo está bien, hace rato que te estoy esperando, todavía no llegas, no me digas que ha sido porque fuiste a la farmacia y eso te quitó un poco de tiempo. Se apresuró en decirle a su mamá, mientras parecía bastante preocupado al respecto y Maximiliano tomó una bocanada de aire nada más, no iba a decirle lo que había pasado, bueno, no exactamente no él porque ese incidente sí había sido un poco preocupante para ella, pero no podía contar nada sobre Valentina, que era una desconocida para su mamá. Además de que iba a confundirse con to
—Ahora suceden tantas cosas, ni siquiera sé qué decirte. Bueno solamente te llamé para decirte eso de la llamada, dime si consigues algo de información sobre eso, puede que también sea un teléfono desechable, y ya no te puedas poner el contacto o saber quién estaba llamando la verdad no sé nada... —suspiró. —De seguro yo podré encontrar la información que necesitas y sabremos quién ha llamado, también está esa posibilidad de que la llamada se haya hecho desde un teléfono desechable por lo que sería completamente difícil encontrar o rastrear la llamada. —Sí, estoy consciente de ello, solamente inténtalo, pero si no se puede, entonces lo comprenderé. —Vale. Te avisaré cualquier cosa. Y si vuelven a llamarte, no deberías tomar la llamada.—No lo haré. —De acuerdo. Después de un rato había terminado la llamada y Maximiliano retomó la conducción, directo a la casa de su madre, ya se encontraba en la propiedad y pronto en el interior de la casa, su mamá apareció mirándolo con preocupac
La noche ya estaba avanzada cuando Maximiliano decidió ingresar al interior de la casa de sus padres para despedirse, podría tranquilamente quedarse en su antigua habitación, en la que todavía seguían allí sus cosas de adolescente, pero prefería marcharse rumbo a su piso. De manera que ya estaba buscando a su mamá y la encontró en la cocina, incluso cuando tenían personas que se encargaban de cocinar, su madre jamás había dejado de lado esa tarea, porque le gustaba mucho ayudar y preparar comidas deliciosas, de hecho Maximiliano tenía que resaltar que su madre era muy buena cocinera y eso había sido un privilegio todos esos años poder disfrutar de las preparaciones y de todos los platillos que hacía, era verdaderamente maravilloso. —Mamá, ya me voy a casa, debería descansar un poco, ha sido una semana bastante atareada. —Oh, lo entiendo. Sé perfectamente que la compañía puede ser bastante estresante y demanda demasiada energía de tu parte, pero cuídate y siempre procura tomar descan
A la mañana del día Lunes, Valentina se levantó como de costumbre ya había notificado a la escuela de Mario que no iría, explicando los motivos por lo que no tendría ningún problema la inasistencia de su pequeño hermano ese día y los posteriores; el tiempo necesario hasta que estuviera recuperado por completo. La verdad es que su hermano era un chico bastante fuerte, ahora mismo estaba en su dormitorio mirando su programa favorito, después de haber tomado el desayuno. Era importante que se alimentara y él no lo había dejado de hacer. Ella apenas estaba terminando de comer el cereal cuando recordó lo del empleo en la compañía de Maximiliano, entonces abrió los ojos de par en par, incluso cuando había estado platicando durante un largo tiempo la noche anterior, nunca llegaron a conversar sobre el horario y por eso se sentía un poco descolocada, ya que era el día lunes, aunque él sabía que tenía a su hermano enfermo y no podía ir a ningún lado... de hecho tenía que avisar a la cafetería
En poco tiempo ya estaba Valentina mirando si su hermano seguía igual de bien. Ya la fiebre no le había repetido, y eso era un gran alivio para ella. Además de que mientras más rápido estuviera bien, entonces podría ir a la escuela. Por ahora tenía que centrarse en su recuperación, y lo estaba haciendo muy bien. —Sabes que podemos mirar algo juntos, cuando estés mejor, podremos salir por allí. Además, todavía queda pendiente la salida al cine, ya que no se pudo esa vez —le soltó y él se puso en pies. Luego se acercó a ella y la abrazó. —Me pondré sano de nuevo —emitió dándole un rodeo más fuerte. Quería dejarle saber que se iba a mejorar rápidamente, ella lo abrazó con más sutileza. —Oye, un poco más de cuidado, Mario. Ahora sigue viendo el programa, pero te prometo que volveré pronto —le dijo y él regresó a su lugar. —¿Puedo comer tarta de chocolate? —Bueno, eso quiere decir que debo hacerlo. Pero solo puedes comer un trozo nada más. Recuerda que los dulces hacen daño si es much
—Sí, es lo mejor. Ya sabes cómo es él. Ella conocía mejor que nunca a ese hombre que siempre era un poco gruñón y demandante con su trabajo, tenía esa forma de ser que podía ser pesada para muchas personas, pero no podía hacer nada. Era su jefe, aunque pronto ya dejaría de serlo, de alguna forma podría sentirse tranquila, ya que se iba a soltar de esas cadenas que la hacían sentir un poco estresada. —Por eso, ahora ya debe estar pensando en echarme, lo que no sabe él, es que hoy a poner la renuncia. —No lo creo, creo que ahora que sepa que ya no estarás en la compañía, se va a poner un poco molesto, pero eso luego se le va a pasar. Tendrá que buscar a alguien tan buena como tú, porque has hecho un buen trabajo todos estos años, eh. Siempre me parece algo impecable lo que haces, a pesar de que siempre te podía exigir más. Sabe que eres una buena empleada, eh —señaló y ella sonrió. Eso era cierto, siempre se había esforzado en dar lo mejor de sí, en la cafetería. Además, había sopor
Valentina se había quedado sorprendida al ver a Maximiliano allí. No sé lo esperaba. Verlo de forma repentina allí, le había acelerado el corazón como siempre pasaba, cada vez, era algo que no podía evitar. La verdad es que Maximiliano había ido a casa de Valentina para darle el brazalete pero detrás de todo eso había una razón mucho más fuerte que todavía no tenía un nombre claro para él, pero que vivía en su interior y lo hacía sentir un poco extraño. Allí se encontraba, después de laborar, incluso con pendientes por hacer. Pero eso ahora pasaba a segundo plano. —Hola. ¿Estás bien? Perdona que me aparezca así, te he traído algo importante, aquí tienes tu brazalete. También me gustaría saber cómo sigue tu hermano Mario —le expresó y ella asintió, parecía una tonta. —Yo... Debes tener tanto por hacer. —Hoy terminé un poco más temprano. —Vale. En este momento Mario está en la sala, hace poco tiempo terminamos de hacer una tarea —le explicó. Valentina no podía explicar algo que est
Quizás esa era la oportunidad que tanto estaba esperando en su vida para poder conseguir eso que tanto quería y dejar de ver tantas malas rachas, Ahora mismo pensaba en lo bien que le iría y todo lo que podría entregar a Mario, quién se merecía hasta el cielo, y su madre a quién extrañaba demasiado también habría colocado en primer lugar a su hijo. Ella lo estaba haciendo en su lugar. Después de algunos minutos, Maximiliano estaba en la sala y se acercó para saludar a Mario, quién parecía estar inmerso en una maqueta muy bonita sobre las plantas, incluso sin preguntar sabía que el hermano de Valentina era un chico muy inteligente. Para su sorpresa Mario cuando lo vio le dio un abrazo cómo se le conociera de toda la vida e incluso se sintió como el tipo de saludo que se dan un par de amigos. Además de listo era un chico muy agradecido y eso le agradó bastante a Maximiliano. —¿Cómo te sientes, Mario? Ya me dijo tu hermana que estás mejor. ¿No es así? —le dijo. El pequeño chico no se