¿Debía tomar ese trabajo? No era del todo seguro quedarse allí, puesto que no sería la única quien necesitaría ir por un empleo, así que habría competencia, por ende, también debía estar preparada para recibir una negativa, pero eso le iba a romper el corazón. De todos modos, no iría tan convencida de que quedaría, así dolería menos. Tal vez debía llamar a Elena y decirle que al final sí se había a animado a ir. Pero siendo la cita el lunes, entonces hasta ese día le diría. Cuando llegó el día, le mencionaría sobre ello. Mientras tanto no diría nada. No fuera a ser que al final cambiara de opinión y ya no le pareciera ir. —Mario. Quiero decirte que puede ser que encuentre otro trabajo. —¿Ya no te gusta la cafetería? —le expresó y ella asintió con la cabeza. —La cafetería es linda, y me gusta el trabajo, pero debo encontrar otro lugar, así podremos estar mejor. —Estamos bien. —Pero no de la forma que debiéramos estar, en fin, lo importante es que podré comprarte lo que tú desees,
—Félix. Espero que no tenga nada que ver con trabajo, eh. Se apresuró en decirle a su amigo, aunque de todas maneras si lo que le iba a decir estaba relacionado con el trabajo, lo escucharía, ni modo. Félix suspiró al otro al lado de la línea lo que le tenía que decir no sería nada agradable para él. —Bueno Maximiliano, sé perfectamente que tienes planes para ir a casa de tus padres y pasarla bien, sin embargo esto no puedo posponer y decírtelo luego, se trata sobre algo importante. Sinceramente a mí también me tomó desprevenido cuando me llamó Ferrán. Pero ni modo, es sobre el trabajo, se cancela por un infortunio. Y no solo eso, además de eso que es sobre el trabajo lo otro se trata sobre un escándalo, acabo de mirar las noticias y siguen hablando de tu visita a la clínica incluso escuché un poco sobre lo que estaban conversando y la verdad es que ya es demasiado —le dijo y Maximiliano se sintió un poco preocupado, impotente, pues nada de lo que se estaba diciendo en la prensa era
—¿Te gusta? —Mucho, tina —soltó con los ojitos brillosos. —Genial. Vayamos a caminar, y por favor, siempre a mi lado, eh. —Lo sé. De manera que ya estaban atravesando la acera. Caminando entre la multitud que iba de un lado al otro. Desde el accidente de su mamá siempre había sido un poco más precavida a la hora de salir con Mario, puesto que el paso de los vehículos era de no acabar. Así que de allí partieron al cine, sin embargo, Mario comenzó a sentirse mal, de pronto estaba adolecido y ella se preocupó demasiado. No tenía idea de qué era lo que le estaba pasando, así que estaba muy inquieta, tenían que irse a casa. Al ver que tenía fiebre, decidió ir al hospital. Se lo llevó de la mano, diciéndole que pronto se sentiría mejor. No era la primera vez que le daba fiebre, en ese caso, podía ir a la farmacia por la medicina, pero ir al doctor podría descartar la causa, y una mayor preocupación.Pasando cerca de la farmacia, antes de poder coger un taxi, Mario se había desvanecido
—¿Te gustaría decirme algo? Es que, pareces querer expresarme algo —dijo ella, y él asintió. —Sí, ve con tu hermano, estaré aquí. —Vale. De pronto Valentina se sentía un poco nerviosa ante la presencia de ese hombre era demasiado apuesto, incluso más guapo que como ella recordaba al muchacho. Ya era un adulto, uno muy atractivo. Sacudió la cabeza. No podía estar pensando en eso, justo en ese momento, ahora lo relevante era Mario. Pronto Valentina había entrado a la habitación y se encontró con su hermano sentado en la cama mientras la miraba a ella con una enorme sonrisa como si nada le había pasado. Ese era su chico, siempre fuerte, pese a todo. —Ven aquí, cariño, siento mucho que todo esto pasara. —Estoy bien, Tina —le dijo mientras la abrazaba con fuerza y la muchacha le devolvió con mucha dulzura y sutileza el rodeo. —Te quiero mucho, mi amor. Ahora vas a tener que tomar algunos medicamentos para curarse del todo. —¿Podré ir a la escuela? Era increíble que pesar de estar
En poco tiempo ya estaban ingresando al lugar donde vivían Valentina Maximiliano no pudo evitar hacer un estudio por todo lo que estaba viendo sinceramente era un lugar humilde pero todo estaba limpio... ordenado y daba esa sensación de familiaridad además de ser muy confortable. —Así que es aquí donde vives, Valentina —había comentado Maximiliano clavando la vista en la joven quien parecía un poco cohibida. —Así es. Llevaré a Mario a la cama, dame unos minutos. Por favor, siéntate, regreso pronto. De manera que Valentina se fue con Mario y lo dejó en la habitación, se había cerciorado de verlo durmiendo. Le dio la medicina, cómo había indicado el especialista. Ya estaba un poco más tranquila y aliviada regresó a la sala en dónde Maximiliano estaba ocupando uno de los sofás, mientras la esperaba a ella. —Yo, vivo aquí desde hace algún tiempo por supuesto no es mi casa, vivo alquilada. Es lo que me puedo permitir ahora —deslizó una sonrisa amarga. —Es un lugar bonito... —No inten
Después de platicar sobre el trabajo, Maximiliano se había retirado de su departamento y otra vez la muchacha le agradeció por haber llevado a los dos al hospital, en respuesta le repitió que no tenía de qué preocuparse. De manera que ya Maximiliano se encontraba de camino a la casa de sus padres y durante el trayecto se puso en contacto con su mamá para explicar lo que había pasado, esa razón por la que todavía no había llegado. —Maximiliano, dime que todo está bien, hace rato que te estoy esperando, todavía no llegas, no me digas que ha sido porque fuiste a la farmacia y eso te quitó un poco de tiempo. Se apresuró en decirle a su mamá, mientras parecía bastante preocupado al respecto y Maximiliano tomó una bocanada de aire nada más, no iba a decirle lo que había pasado, bueno, no exactamente no él porque ese incidente sí había sido un poco preocupante para ella, pero no podía contar nada sobre Valentina, que era una desconocida para su mamá. Además de que iba a confundirse con to
—Ahora suceden tantas cosas, ni siquiera sé qué decirte. Bueno solamente te llamé para decirte eso de la llamada, dime si consigues algo de información sobre eso, puede que también sea un teléfono desechable, y ya no te puedas poner el contacto o saber quién estaba llamando la verdad no sé nada... —suspiró. —De seguro yo podré encontrar la información que necesitas y sabremos quién ha llamado, también está esa posibilidad de que la llamada se haya hecho desde un teléfono desechable por lo que sería completamente difícil encontrar o rastrear la llamada. —Sí, estoy consciente de ello, solamente inténtalo, pero si no se puede, entonces lo comprenderé. —Vale. Te avisaré cualquier cosa. Y si vuelven a llamarte, no deberías tomar la llamada.—No lo haré. —De acuerdo. Después de un rato había terminado la llamada y Maximiliano retomó la conducción, directo a la casa de su madre, ya se encontraba en la propiedad y pronto en el interior de la casa, su mamá apareció mirándolo con preocupac
La noche ya estaba avanzada cuando Maximiliano decidió ingresar al interior de la casa de sus padres para despedirse, podría tranquilamente quedarse en su antigua habitación, en la que todavía seguían allí sus cosas de adolescente, pero prefería marcharse rumbo a su piso. De manera que ya estaba buscando a su mamá y la encontró en la cocina, incluso cuando tenían personas que se encargaban de cocinar, su madre jamás había dejado de lado esa tarea, porque le gustaba mucho ayudar y preparar comidas deliciosas, de hecho Maximiliano tenía que resaltar que su madre era muy buena cocinera y eso había sido un privilegio todos esos años poder disfrutar de las preparaciones y de todos los platillos que hacía, era verdaderamente maravilloso. —Mamá, ya me voy a casa, debería descansar un poco, ha sido una semana bastante atareada. —Oh, lo entiendo. Sé perfectamente que la compañía puede ser bastante estresante y demanda demasiada energía de tu parte, pero cuídate y siempre procura tomar descan