Por supuesto que Flor no le creía, pero no le dijo otra cosa respecto al tema, después de eso fue a buscar el brazalete que había pedido y se lo dió en una cajita. Maximiliano no podía creer el giro de las cosas porque ahora no era ni siquiera una casualidad ya coincidencias habían muchas lo que lo hacía pensar que la vida quería realmente encontrarlo con esa chica. Le llamó demasiado la atención el hecho de que hubiera perdido a su madre en un accidente de tránsito, eso de alguna forma le recordó algo que pasó. Fue terrible pensar en eso, realmente abominable, mucho más al pensar en la actitud de su padre, en todo eso, Dios, se sintió culpable, incluso por algo que no hizo y en lo que no tuvo nada que ver, ni siquiera fue capaz de ir con las autoridades para admitir lo que había hecho su padre accidentalmente, porque sabía que ya el silencio estaba comprado. Por eso también se mantuvo al margen, sin siquiera averiguar sobre la familia de la afectada, o habría sido todo peor. —Val
—Lo siento, y sí, todo el trabajo me absorbe, estaba pensando en que hay algo importante por hacer y sigo aquí, mamá y papá, prometo venir este fin de semana, a menos que algo muy grave ocurra y me lo impida. Estaré aquí, y haremos algo, gracias por las galletas. Nos vemos —habló muy rápido y se despidió de ellos, tan pronto que a ninguno le dio tiempo de corresponder de forma correcta. De manera que ello luego se quedaron hablando de la actitud de su hijo. —¿No está un poco raro nuestro hijo? —le expresó y su esposo negó con la cabeza. —Mucho trabajo, eso lo sabes, Marie. Trabaja demasiado, y no digo que está mal, pero debería pensar un poco más en su futuro, debería saber que la compañía debe asegurarse un futuro —repitió y su esposa hizo una mueca, lo sabía también —. Dice que se abre a la posibilidad de formar una familia. También me habló sobre eso del artículo, yo creo que sí es cierto todo eso que se dijo. —No, ¿cómo crees? Nuestro hijo no es infértil, no lo creo. —No me r
En efecto se trata de ella, de Elena, que ahora mismo me está llamando al teléfono y no tardo en contestar la llamada porque puede ser algo importante, o lo que estaba pensando quizás, se le olvidó que me dijo sobre lo que haría el fin de semana y ahora estaba llamando para recordármelo. —Hola, Elena. Espero que todo esté bien. ¿Qué sucede? —le expresó. —Oh, linda. Eso solo para avisarte qué otra vez encontré un aviso en dónde está la vacante de asistente en una compañía muy importante y tú puedes tener esa oportunidad de trabajar allí, pensé en ti cuando leí que había esa oportunidad, debes aprovechar —le expresó, aunque ella no estaba muy segura. Porque cuando le dijo eso, se había ilusionado demasiado, al final había sido un error, nunca tuvo esa oportunidad por lo que no quería volver a tener esa ilusión. Parecía demasiado bueno para ser verdad.—Te lo agradezco demasiado, pero prefiero esperar un poco más, no vaya a ser que también se trate de algún error y sé que tienes buena
Ya después de tanto trabajar había llegado el viernes. Maximiliano pensó en buscar un poco más información sobre Valentina, pero no sabía por dónde empezar. Aunque sinceramente le parecía algo que él no haría. Por supuesto que no tenía malas intenciones al respecto, solo mirar a esa joven y darle la colgante que de seguro era muy valioso para ella, sin embargo ni siquiera él mismo se podía engañar de esa manera, porque detrás de todo había otra interés un poco más profundo, pero que no tenía nombre, digamos que era demasiada curiosidad e intriga por saber qué era lo que había pasado en la vida de esa joven. Lo que más le llamó la atención a Maximiliano fue la trágica muerte de su mamá, había perdido a su progenitora en un accidente de tránsito y ella había asumido la responsabilidad de continuar con la crianza de su pequeño hermano, eso era algo muy valioso e importante y dejaba ver qué ella era una persona muy buena. Esa joven no salía de su cabeza y se estaba convirtiendo en un ver
¿Debía tomar ese trabajo? No era del todo seguro quedarse allí, puesto que no sería la única quien necesitaría ir por un empleo, así que habría competencia, por ende, también debía estar preparada para recibir una negativa, pero eso le iba a romper el corazón. De todos modos, no iría tan convencida de que quedaría, así dolería menos. Tal vez debía llamar a Elena y decirle que al final sí se había a animado a ir. Pero siendo la cita el lunes, entonces hasta ese día le diría. Cuando llegó el día, le mencionaría sobre ello. Mientras tanto no diría nada. No fuera a ser que al final cambiara de opinión y ya no le pareciera ir. —Mario. Quiero decirte que puede ser que encuentre otro trabajo. —¿Ya no te gusta la cafetería? —le expresó y ella asintió con la cabeza. —La cafetería es linda, y me gusta el trabajo, pero debo encontrar otro lugar, así podremos estar mejor. —Estamos bien. —Pero no de la forma que debiéramos estar, en fin, lo importante es que podré comprarte lo que tú desees,
—Félix. Espero que no tenga nada que ver con trabajo, eh. Se apresuró en decirle a su amigo, aunque de todas maneras si lo que le iba a decir estaba relacionado con el trabajo, lo escucharía, ni modo. Félix suspiró al otro al lado de la línea lo que le tenía que decir no sería nada agradable para él. —Bueno Maximiliano, sé perfectamente que tienes planes para ir a casa de tus padres y pasarla bien, sin embargo esto no puedo posponer y decírtelo luego, se trata sobre algo importante. Sinceramente a mí también me tomó desprevenido cuando me llamó Ferrán. Pero ni modo, es sobre el trabajo, se cancela por un infortunio. Y no solo eso, además de eso que es sobre el trabajo lo otro se trata sobre un escándalo, acabo de mirar las noticias y siguen hablando de tu visita a la clínica incluso escuché un poco sobre lo que estaban conversando y la verdad es que ya es demasiado —le dijo y Maximiliano se sintió un poco preocupado, impotente, pues nada de lo que se estaba diciendo en la prensa era
—¿Te gusta? —Mucho, tina —soltó con los ojitos brillosos. —Genial. Vayamos a caminar, y por favor, siempre a mi lado, eh. —Lo sé. De manera que ya estaban atravesando la acera. Caminando entre la multitud que iba de un lado al otro. Desde el accidente de su mamá siempre había sido un poco más precavida a la hora de salir con Mario, puesto que el paso de los vehículos era de no acabar. Así que de allí partieron al cine, sin embargo, Mario comenzó a sentirse mal, de pronto estaba adolecido y ella se preocupó demasiado. No tenía idea de qué era lo que le estaba pasando, así que estaba muy inquieta, tenían que irse a casa. Al ver que tenía fiebre, decidió ir al hospital. Se lo llevó de la mano, diciéndole que pronto se sentiría mejor. No era la primera vez que le daba fiebre, en ese caso, podía ir a la farmacia por la medicina, pero ir al doctor podría descartar la causa, y una mayor preocupación.Pasando cerca de la farmacia, antes de poder coger un taxi, Mario se había desvanecido
—¿Te gustaría decirme algo? Es que, pareces querer expresarme algo —dijo ella, y él asintió. —Sí, ve con tu hermano, estaré aquí. —Vale. De pronto Valentina se sentía un poco nerviosa ante la presencia de ese hombre era demasiado apuesto, incluso más guapo que como ella recordaba al muchacho. Ya era un adulto, uno muy atractivo. Sacudió la cabeza. No podía estar pensando en eso, justo en ese momento, ahora lo relevante era Mario. Pronto Valentina había entrado a la habitación y se encontró con su hermano sentado en la cama mientras la miraba a ella con una enorme sonrisa como si nada le había pasado. Ese era su chico, siempre fuerte, pese a todo. —Ven aquí, cariño, siento mucho que todo esto pasara. —Estoy bien, Tina —le dijo mientras la abrazaba con fuerza y la muchacha le devolvió con mucha dulzura y sutileza el rodeo. —Te quiero mucho, mi amor. Ahora vas a tener que tomar algunos medicamentos para curarse del todo. —¿Podré ir a la escuela? Era increíble que pesar de estar