Vincent sonrió animado ante la clara insinuación de su esposa. Él le rodeó con sus brazos por la delgada cintura de esa bella mujer castaña. — ¿Vienes a la tina conmigo? — Preguntó coquetamente. Sophia asintió dándole una mirada llena de complicidad y deseo. — ¡Me encantaría! …..Varios minutos después, ambos estaban metidos en la amplia tina como Dios les trajo al mundo. Sophia estaba sentada en el regazo de su marido con una pierna a cada lado bajo el agua, ella pasaba sus manos por la cabellera de él jugando infantilmente con el cabello rizado de su marido que se había vuelto semi liso por el agua. — Vinci~ Antes dejaste en claro que no querías hijos conmigo cuando compraste tus preservativos y las pastillas anticonceptivas para mí. Él se sorprendió, no esperaba que ella sacara ese tema de pronto. — Sí, es verdad, no quiero hijo
Los hermosos ojos de un tono verde limón de Caroline Clark volvieron a ver a sus alrededores diligente, asegurándose de que nadie se encontraba merodeando o caminando por el pasillo en el que se encontraban. — Ahora si, vamos al salón cercano Sophia. — Sugirió la mujer rubia a su mejor amiga. Sophia asintió siguiéndola. Cuando Sophia aún seguía soltera y se veía con su amiga en la mansión de sus padres, siempre elegían un salón de estar de la segunda planta en la mansión de los Williams, el mismo tenía un decoración bastante artística con cuadros en todas sus paredes de excelentes pintores.El salón contaba con un amplio balcón que se extendía por todo lo largo de el y a ambas chicas les encantaba la vista al jardín del sector este que tenía a su disposición, con un bello lago a distancia. Algo que el veterinario Charlie Jones sabía a la perfección, pues en más de una ocasiones estuvo en dicho lugar junt
Sophia Williams decidió ocultar la verdad por el momento y continuar con la fiesta de su hermana menor como si nada hubiera sucedido. Entrada la madrugada la fiesta finalizó y ella se quedó junto a su esposo en su antigua habitación de la mansión. Vincent estaba sentado en la enorme cama bostezando, mientras torpemente se quitaba su traje. Sophia quien recién había salido del cuarto de baño con una bata cómoda de color roja, veía a su marido y le pareció bastante adorable, ella se dirigió al otro sector de la cama, subiéndose a la misma y quedando sentada detrás de su marido ella colocó sus manos en la espalda de él masajeando suavemente la misma. Vincent volvió a ver hacia atrás, su mirada verde se encontró con la de su amada y él sonrió. — ¿Ahora sí estás interesada en darme atención? — Preguntó él reclamando en un infantil tono. Sophia se sorprendió. — ¿Ahora sí? ¿De que
Ese mismo día en la mansión de Vincent durante horas de la noche. Sophia Williams se preocupó por qué su marido aún no bajaba para cenar con ella. — ¿Que tanto está haciendo Vinci? — Preguntó ella al mayordomo, Archer. Sin embargo, el hombre mayor negó lentamente con su cabeza y una seria e inexpresiva expresión. — Lo siento señora, no puedo decirle nada. Archer tenía la rotunda orden de no hablar nada al respecto con Sophia de lo que recién había sucedido. — Debería continuar la cena sola, es importante que se alimente bien, no creo que el señor baje aún. Sophia tuvo un mal presentimiento, una vez más… — ¡No lo haré! — Exclamó ella cruzándose de brazos mientras seguía sentada frente a la mesa comedor. — No voy a probar bocado alguno hasta que él baje y si no lo hace en una hora, yo misma subiré y le exigiré respuestas, él ha estado actuando de manera extrañ
Enma pasó su mano por su rubia, lacia y larga cabellera cepillando la misma hacia atrás. — Oh mi ingenuo Vincent, veo que has quedado "ciego" por culpa de esa mujer, ¿Cómo es posible que tengas las pruebas en tus manos y poco te importen? Solo hay una palabra para ello "tonto" pero… — Enma hizo una pequeña pausa mostrando una sonrisa orgullosa y triunfante. Ella se acercó hasta el sofá largo en el que se encontraba sentado Vincent, haciéndose a un lado de él. — Ella no solo te ha mentido sobre ese hombre, Charlie Jones, si no también en muchas otras cosas, esa mujer jamás ha sido sincera contigo y no merece que la defiendas, que la quieras o que la sigas eligiendo a ella. Vincent se sintió molesto y se levantó del sofá de inmediato volviendo a ver fríamente a Enma. — Es suficiente, no me interesa que creas, que te hayan dicho o que otras fotografías tengas, quedas advertida de no meterte con ella, adiós
— ¿Que es lo que posees que te hace sentir tan confiado? — Preguntó él señor muy mayor que ingresaba al salón, Robert Taylor, padre de Frederick y abuelo de Vincent. Charlie se sorprendió y le saludo apropiadamente antes de comenzar a explicarle. Unos minutos después, terminó de dejarlo al día con los detalles que lo llevaron a buscar la ayuda del señor Frederick Taylor. — Debiste acudir a mí, mi hijo es un terco. — Dijo el anciano molesto viendo a Frederick seriamente. — Entonces… ¿Me ayudará? — Por supuesto niño, si mi nieto dejó a esa mujer de los Evans y está saliendo con la que busqué para él, quiere decir que está avanzando y es uno de los objetivos que quería, parece que Sophia Williams está trabajando muy bien. Charlie se dirigió al hombre guardián que se encontraba de pie al lado del sofá individual donde se había sentado el señor Robert, el joven rubio le entregó al hombre el tel
"¿Es en serio? ¿Después de todo lo que ella me ha ocultado y se enoja por algo tan absurdo cómo eso?"Pensaba Vincent molesto. — ¡Ahora tiene sentido por qué no me respondías! Así que te vestiste tan bien para encontrarte con ella… ¿Por qué lo hiciste? — No creo que eso tenga importancia ahorita. — Respondió Vincent seriamente. — No deberías de juzgarme por algo como eso cuando me has estado mintiendo desde el comienzo del matrimonio. Sophia guardo silencio en ese instante un poco sorprendida. "Primero me llama mentirosa y ahora dice que lo hecho desde el comienzo de nuestro…" Sophia cayó en cuenta de que hablaba su esposo. De inmediato un nerviosismo se apoderó de ella y comenzó a sudar frío. — Tú… ¿Eso te lo ha dicho esa mujer? — Así que ya recordaste; sí, me lo ha dicho Enma, de hecho para eso fui a verla, ella tenía fotografías tuyas en la s
12: 30 am.— ¿Tienes idea de que hora es? Venir sin previo avisó y exigir que tanto mi padre como yo te atendamos… Deberías ser más considerado hijo — Regañaba Frederick Taylor a su hijo Vincent. Sin embargo el joven de cabello rizado poca atención le dió a esos regaños. — ¿Por qué pusieron una cláusula matrimonial sin consultar primero conmigo? Sean o no sean mi familia no tenían derecho alguno. El abuelo de Vincent, Robert Taylor, frunció el ceño ante el reclamo de su nieto. — Vivías aferrado al recuerdo de esa chica fallecida, vivías pegado a una mujer aprovechada que solo te utilizaba y eso arriesgaba tu reputación, la de la familia y las empresas; lo correcto era que dejaras todo eso, tenías que madurar quieras o no, de lo contrario jamás te hubiéramos obligado a casarte. Vincent suspiró posando su mano en su nuca. — La verdad no me interesa sus planes y si salieron o no