Después del examen físico, Maisie llegó al quirófano con una bata de hospital. Se acostó, miró las lámparas quirúrgicas y pensó en cómo había sobrevivido al dar a luz a sus hijos.

Strix se acercó a ella y colgó la bolsa de sangre a su lado.

Le habían aplicado anestesia en la superficie cuando empezaron a extraerle sangre a Maisie, así que no sintió mucho dolor. Sin embargo, cuando la sangre empezó a fluir por sus venas, eventualmente sintió un poco de dolor.

El dolor le llegó lentamente, pero era punzante cuando le extraían la sangre. Sentía como si alguien estuviera cortando constantemente la misma herida con un cuchillo.

Maisie frunció el ceño, pero se mordió los labios y soportó el dolor. Comenzó a sentirse mareada, presión en el pecho y dificultad para respirar cuando llegó a cierto punto.

"Comienza la infusión de sangre", ordenó Strix con calma.

Maisie estaba perdiendo sangre, por lo que necesitaban comenzar la transfusión de sangre lo antes posible. Sasha usó la bolsa de sa