Maggie estaba acostada en la cama, con toda la cara envuelta en gasa mientras fingía estar irritada. "¡Duele como la p*ta madre! Mi cara sigue hinchada”.

"En unos meses se curará". Ken le cogió el dorso de la mano. "No te preocupes, el Señor Matthews no se cansará de tu cara así por así".

La mirada de Maggie se movía de un lado a otro. "¿Pero y si se cansa de mí?".

Ken tenía una sonrisa en la cara, pero no había ni una pizca de alegría en sus ojos. "Si se aburre de ti, haré que alguien te recoja y te saque de ahí".

"¿En serio?".

"Sí, ahora deberías descansar". Ken se levantó y caminó hacia la puerta.

En ese momento, uno de sus hombres se detuvo a su lado.

"Señor". Cuando su hombre se acercó a su oído y le susurró algo, el rostro de Ken se ensombreció al instante, e inmediatamente ignoró a la persona que yacía en la habitación y se fue con ellos.

Después de esperar a que se fueran, Maggie sacó su celular, le envió un mensaje a Nollace y borró el mensaje justo después de enviarlo