Entraron en el coche y se fueron.

La calle estaba tranquila y sin coches, ya que era Año Nuevo.

Saydie se llevó la mano a la frente, se apoyó contra la ventana y miró a Quincy. "Pensé que ibas a jugar con ellos hasta que amaneciera".

Una sonrisa apareció en la comisura de los labios de él cuando dijo: "No tengo ningún interés en pelear toda la noche".

"Si el Señor Goldmann está en peligro, a juzgar por tu velocidad, estará muerto para cuando llegues a él".

Quincy se rio entre dientes. “Si el Señor Goldmann está en peligro, tampoco podría salvarlo. Después de todo, soy su asistente. No soy su guardaespaldas”.

Además, tampoco creía que Nolan lo necesitara para salvarse.

Saydie chasqueó la lengua. "Parece que tienes muy claro cuál es tu trabajo".

"Bueno, solo tenemos que hacer lo que nos pagan. Deberíamos dejar la lucha a los guardaespaldas. No es justo robarles el trabajo". Quincy se rio.

"Grabé lo que dijiste".

Él pisó el freno y giró la cabeza para mirar a Saydie. "¿Cómo pud