“¿En qué gimnasio estás? Te veré allá”.

Barbara le envió su ubicación y Maisie tomó un taxi. Cuando llegó, Barbara acababa de terminar de ejercitarse y estaba empapada en sudor.

Ella se secó el sudor del cuello con una toalla. “¿No tienes mucho que hacer? ¿Por qué estás aquí?".

Maisie se apoyó contra la puerta. "Porque quiero”.

"Iré a cambiarme", Barbara entró en el vestuario y salió con ropa limpia y una chaqueta.

Aunque era invierno, en noviembre en Bassburgh no hacía demasiado frío. "¿Qué pasa?".

Maisie le susurró algo al oído y Barbara se sorprendió. "¿Yo?".

"Le prometí que no le haría daño". Maisie se encogió de hombros. "Pero, algunas personas necesitan aprender una lección, o nunca se comportarán".

Barbara se abrochó el cinturón y alzó las cejas. "Yo me encargo".

…

En el bar, la música estaba demasiado alta. Los clientes jugaban a beber mientras las luces brillaban de forma intermitente y las mujeres, vestidas con ropa sensual, bailaban alrededor de unos postes.

Lin