Alicia.
Llegó hasta mi casa estoy desesperada, todo lo que hago está mal, esta tienda no me gusta vender ropa, mi relación con Vanessa solo fue mentira, Víctor es un maldito infeliz, me quiero ir al único maldito lugar en el que me siento bien.
*Alicia tranquilízate estás muy alterada.
Subo a mi habitación, tomo mis papeles y tomo el auto y conduzco a la casa de Hugo, sé que está dormido pero no me importa, me estaciono en el callejón y subo hasta su departamento, me limpio las lágrimas he intentó fingir la mejor sonrisa que puedo, no quiero la lástima de nadie estoy harta de eso, tocó un par de veces y me contesta.
-Ahí voy, ahí voy.
Abre la puerta y se nota que estaba dormido se frota los ojos y me mira de pies a cabeza.
-Ocurre algo Alicia.
-No nada Hugo solo que me iré un tiempo de vacaciones, voy a ir a ver algunos parientes y te dejare las llaves del auto para que se lo regreses a Víctor y las llaves de la tienda quédatel
Alicia. Tengo alrededor de media hora caminando ya me duelen los pies siempre he caminado pero no sé, mi cuerpo ya está cansado solo tengo ganas de llegar y dormirme hasta morir. *Vamos Alicia no digas esas cosas todo estará bien. *Liz mi vida apesta desde que nací y estará así hasta mi muerte. Mi conversación con Liz es interrumpida por el sonido de mi celular es una llamada lo saco y miro de quién es, está demente si cree que le voy a contestar, lo apagó y lo vuelvo a meter a mi bolsillo, sigo caminando unos cuantos metros más y puedo ver la cabaña de mi abuela. *Bueno Alicia tranquilízate ella nunca te ha juzgado, ni te ha criticado. Apresuró el paso al llegar al pórtico toco un par de veces y la puerta es abierta por mi abuela Margaret, su agradable olor a lavanda que la acompaña siempre invade mi nariz, tomo una gran bocanada de aire y no lo puedo resistir más me desmoronó enfrente de ella, cubro mi cara con mis manos y empiezo a
Alicia. Los días han pasado y la abuela se ha tomado sus palabras muy en serio, ahorita estoy trotando con leña amarrada a mi espalda. -¡Ya no puedo mas! Siempre y sencillamente me desplomó en las hojas del bosque, mi abuela viene caminando a tras de mí, no sé de dónde saca tantas fuerzas si tiene como 1000 años. -Abuela ya no puedo más. -Nada de que abuela ya no puedo más, muéve ese flácido trasero. -Que no tengo el trasero flácido. -A no. Siento como empieza a pegarme con su pie y me levanto. -Abuela qué.... -Qué dijiste que no tenías fuerzas no y veo que te levantaste, lo que sentiste mi reina es enojo e irá de tu lobo qué no se deja que la pizoten porque es una líder. -Hay abuela deja de recordarme eso quieres. -Nunca hija es tu derecho de nacimiento y te aguantas, ahora sígue corriendo que nos falta regresar a casa. Doy un gran suspiro y empiezo a correr de nuevo al lle
Alicia. Los días se convierten en semanas las semanas en meses, hoy todo el día he tenido calor a pesar de que afuera ya está nevando, estoy recostada en el suelo de la sala y me muevo de un lado al otro, mi abuela solo me observa desde la cocina hasta que se acerca a mí y me patea las costillas, me quejo en voz alta. -Y tú que tienes. -Tengo mucho calor. -¿Desde cuando tienes calor? -Desde que me levante esta mañana abuela, siento que me estoy cocinando por dentro ya se lo que siente un huevo cocido. -Oye hija va a ser tu primera vez. -Ni que fuera mi periodo. -De transformarte babosa. Me da otra patada en las costillas. -Hay abuela duele. -Bien vamos se con que se te va a quitar el calor y te vas a sentir mejor. -Cómo sea. Me levanto y sigo a la abuela salimos y nos adentramos un poco más en el bosque, el calor es insoportable. *Liz cómo estás allá adentro, cocinando te
Alicia. El tiempo a seguido pasando, Víctor me ha marcado varias veces esta que bloquie su número, he hablado con Hugo y le dije lo que pasó, él se preocupa mucho por mí me a preguntado mi dirección para venir a hablar conmigo, yo se la he negado ya que no quiero que Víctor lo vaya a seguir, ya no quiero nada con ese imbécil, además vivo muy agusto aquí con mi abuela, aunque claro batallamos un poco más en invierno qué es cuando hay menos presas y tenemos que cuidar más la leña pero estoy bien me siento feliz y tranquila conmigo misma. Liz y yo nos llevamos muy bien salgo a correr más o menos seguido pero cuidándome de no acercarme demasiado a las manadas ya que me ha dicho mi abuela que hay vigilantes o centinelas y no dudaran en atacarme aunque me he fortalecido en cuerpo y alma, mi abuela me enseñó a defenderme y he crecido un poco en centrimetros de estatura y hacia los lados, por fin me crecieron los pechos y tengo un trasero firme gracias a tantas caminat
Alicia. Entró a la tienda y me encuentro una escena que no esperaba, están dos tipos discutiendo. -Pues sabes que puedes meterte tu maldito trabajo por el culo, renunció Andres, me escuchaste renunció. El tipo me pasa echo una furia por un lado y miro cómo el otro sujeto se sienta en una silla para tatuar y da un gran suspiro. *Vaya esto nos acaba de caer como anillo al dedo no crees Alicia. *No sé tatuar Liz. *Pero sabes dibujar que no es lo mismo tatuar y dibujar. *Si me equivoco en el dibujo lo borro y si me equivoco en el tatuaje me parten el culo. *Qué rico. *Hay dios. -Niña que quieres. Dirijo mi atención al hombre que está en la silla es moreno, tiene los ojos verdes y el cabello oscuro. -Ah bueno solo venía por curiosidad pero por lo visto veo que le hace falta un empleado y yo estoy buscando trabajo. -Mira niña este trabajo no creo que sea para ti, sabes tatuar. -
Alicia. Al principio esto de tatuar se me hizo algo extraño, ya que pues la tinta huele raro y el movimiento de la máquina hace que la mano me tiemble y tengo que hacer un poco de presión pero me está gustando ya que puedo dibujar, después de mi primer cliente pensé que no le gustarás pero cuando me felicitó me sentí realizada. Ya tengo aproximadamente cinco años aquí, me agrada estar con Andrés y Mónica, Andrés es un poco pesado pero Mónica tiene la sangre tan liviana que la adoro al parecer son pareja y formaron esta tienda, son como yo, me contaron que los demás de la manada los rechazaron solo porque no son exactamente iguales a ellos, que estupides y por lo que ellos me han contado Andrés se puede transformar y Mónica no, es una lástima ya que es tan animada de seguro su loba sería tada una bestia igual que yo soy toda una bestia salvaje. Estoy en la casa con la abuela ya que hoy es mi día de descanso. -Oye hija veo que has cambiado m
Alicia. Es seguido trabajando y ayudando a la abuela en la cacería, este mes nos ha ido muy bien, estoy actualmente en el supermercado, casi por lo general no ocupamos nada pero pues tengo que venir por algunos artículos de limpieza jabón, champú, papel higiénico cosas que no se pueden conseguir en el bosque, estoy actualmente en la zona de dulces tengo muchas ganas de comer azúcar, estoy escogiendo algunos chocolates y la voz de un hombre me llama la atención. -Te gustan las cosas dulces linda. Volteo a mi izquierda y está un hombre alto de cabello color café y ojos negros, me sonríe muy amablemente, hay es bastante guapo. -La verdad sí, me gustan las cosas dulces y a ti. -A mí me gustan más las cosas enchilosas ya sabes picante. -Interesante. Tomo una bolsa de chocolates y la hecho al carrito. -Bueno adiós. Lo dejo en el pasillo y me voy a pagar, puedo escucharlo cómo se acerca y hace fila detrás de mí.<
Alicia. Estoy en el trabajo y suena el celular del local está Mónica en la caja registradora y lo contesta, puedo escuchar la conversación ya que estoy cerca del mostrador. #Sí bueno. #Si ella está aquí espere que, que pasa espere. Me enderezó en la silla y pongo atención la chica que estoy tatuando también. #Aguarde, espere Alicia tu abuela. Apagó la máquina y me levanto, tomó el teléfono. #Abuela que pasa. #No me siento bien hija. #Voy para allá. Cuelgo el teléfono y tomo mis cosas. -Mónica dile a Andrés que, que tuve que irme con mi abuela se puso mala, adiós. No puedo decir palabras coherentes, ni hacer una conversación normal, salgo de la tienda me subo al auto, lo enciendo y piso el acelerador hasta el fondo, voy esquivando carros al mirar la entrada doy vuelta sin frenar, las llantas traseras derrapan en la graba, sigo derecho hasta llegar a la cabaña, abro la puerta y veo a mi abu