— Es insoportable. —chilló Nicole con frustración.
Y con eso, creo yo, finalizó su descripción de Ethan. —según ella —. Teníamos alrededor de unos 15 minutos hablando del mismo tema.
No, corrijo. Tenía 15 minutos parloteando sobre Ethan.
Que si era esto o lo otro.
Había dicho que, era insoportable como una tres veces. Un ridículo, que decía que no podía hacer las cosas cuando si las podía a hacer. Y que solo se comportaba con un niño bueno frente a mí abuelo.
Para mí, me pareció y estoy segura, que, lo hace para acercarse a ella. Era lo más lógico.
— No, de hecho, es un Insoportable completamente. — se corrigió, y asintió con la cabeza.
—No lo creo. —sonreí con diversión. Esa visión de Nicole sobre Ethan era absurda
—Claro que sí. —me reprochó. —¿Cómo lo ves tú? —se giró y quedamos frente a frente. En el pasillo de una tienda. La
Esa confesión me tomó por sorpresa. No lo esperaba. ¿Ahora sí estaba siendo sincero conmigo?Me separé un poco de él, en estado de shock.— ¿Qué? — pregunté, al cabo de unos segundos.— Si te oculte algo. —suspiró. — El día del secuestro, ellos no escaparon. Uno murió, le disparé.¿Qué? Esto no podía ser cierto.Mi papá, un asesino.Hasta decir la frase no quedaba bien. No puedo creerlo y tampoco lo haré. Él es una gran persona, no la haría daño a nadie.Si, pero intento pegarte.
No dormí en toda la noche, nerviosa de que, en algún momento entrara por la puerta a repetir lo mismo otra vez, solo porque yo supiese la verdad. No dormí, pensando en que no podía seguir viviendo aquí. Si antes había algo que me decía que no podía estar cerca de él. Ahora lo comprobaba, no iba a permanecer más tiempo con él. No más. Y me dolía tener que expresarme así de él. Pero no podía seguir viviendo y fingiendo que nada pasaba.Porque pasaba y mucho.En cuanto pude, le avisé a Cam que no podría verla. Que me disculpará, pero no podría estar allí más tiempo.En cuanto salió una apise de que iba a amanecer. Me levanté y me coloqué la ropa que había denominado: Ropa de Huída. Mis leggins de ejercicios y mi camisón de seda. Me hice una coleta de cabello desaliñada. Y estaba dispuesta a irme de aquí. Pero, había un problema, no sabía a donde.Le marqué a James. Nerviosa y apenada. Tras el tercer llamado conte
Entré a casa un poco cansada y frustada por el día de hoy. Estaba trabajando de cajera en una floristería del centro. Mi jefe era alguien pasivo y tranquilo. Era fácil y tranquilo. Pero, días como hoy no lo eran.— ¿Tienen polen? — pregunto por quinta vez la señora.— No lo sé. — respondí amablemente, estaba llegando a mi límite.Me estaba hartando.— ¡Cómo no vas a saber si trabajas aquí! — grito. — Le dije que no sé, señora. Soy nueva — respondí. — ¿Va a llevar o no los girasoles? — ¿Tienen polen? — pregunto de nuevo. Suspiré— No, no sé si tienen o no polen señora. ¿Las va a llevar o no? — dije, en tono de exasperación.— Si, ni modo. Las necesito. — me entrego el dinero, lo coloqué en la caja. Saqué la factura, forre las flores y se les entregu
Ese mismo día, en la mañana. Tras descansar unas pocas horas de sueño. Salí a correr para comenzar mi día con energía — o eso decía la chica del comercial de ejercicio —. La verdad, lo hacía para liberar estrés. Mi cuerpo estaba demasiado tenso y yo no me estaba tranquila en un lugar sin empezar a divagar.Salí a eso de las cinco de la madrugada, para regresar a las seis, comer, bañarme e irme a trabajar.Corrí como unas cinco cuadras, y para ser mi primera vez en esto, mis piernas me dolían y picaban como si millones de hormigas caminarán sobre mí. Era realmente cómodo, y en algún momento, me caería.En cuanto supe que no podría más, me detuve y comencé a caminar lento, mientras recuperaba mi respiración. Observaba todo a mi alrededor. Esta parte de la ciudad es casi parecida a dónde vivía, casas grandes, jardines extravagantes. Pero, sobre todo, personas normales.Estaban los que salían con sus perros, a cam
Hoy tendríamos una cena con mi madre y Nicole. Estaríamos todos excepto, Thomas y Jeff, que salieron desde temprano y aún no regresaban. Quedamos en algo normal. Pero, aún así todos insistieron en que fuese formal.Había preparado la cena junto a los chicos. Bueno, ayude a Ethan y a Ray a cocinar. Luego de dejar todo listo. La mesa, la comida, la sala. Subí a arreglarme.Ya estaba duchada, solo faltaba vestirme. Me coloqué mi falda de cuerina negra y mis botas negras, y por supuesto, camisa negra. Dejé mi cabello suelto, y me enfoque en mi rostro. Dirigí mi vista a la puerta que se abría dejándome ver a un Ray bien vestido.Al parecer, nos habíamos combinado mentalmente. Iba con una camisa negra y pantalón del mismo color, y sus rulos sueltos.— Algún día tendrás que tocar. — dije viéndolo desde el espejo.— ¿Para qué si igual sabes que soy yo? — soltó de forma automát
Hoy había venido a trabajar, al igual que toda la semana, y faltaba poco para terminar mi turno. Habían venido unas quince personas en todo el día. Podría decir que es un día movido.Ahora mismo estaba sola, mirando mi celular. Había llegado otro mensaje, el tercero de la semana. Estaba empezando a preocuparme. ¿Me estaban vigilando?.Número desconocido.Tic, toc.Falta poco.No bajes la guardia. C.BEstaba demasiado nerviosa, y sola. No le había comentado a nadie esto. No sabía si hacerlo o ocultarlo. ¿Quien era CB? ¿Y que sabía esa persona de mí?La puerta del local se abrió y la campanilla sonó, causando un gran susto en mí. Mire hacía arriba era Ray, suspiré aliviada mientras regresaba a mi respiración normal. Seguro mi cara era de horror
— No deberías estar sola.Michael Madison.A tres metros de mí.Y sentí claramente como el odio y la repulsión llegaron a mí simplemente con tenerlo detrás de mí.Me giré y lo encare.No le demostraría temor ni precaución. Aunque si la tendría. Me sorprendió verlo aquí, y cerca de mí.— ¿Por qué? — dudé y sonreí falsa. — ¿Podrías violarme aquí también? — añadí amarga— No digas eso. No aquí. — dijo y miro a todos lados. — No es divertido.— ¿Ah sí? — añadí y coloqué mis manos como jarras. — Debiste pensarlo antes de hacer eso. — solté y lo rodee para seguir caminando.— Tenemos que hablar. — dijo con precaución.Seguí caminando y tras escuchar eso giré lo miré. Una señora paso entre los dos, en cuanto lo hizo le hablé.— No, tú quieres hablar y yo no. — vocifere agria.— Samanth
¿Por qué había actuado así?Reí para mis adentros, mientras revisaba el cuaderno de cuentas. Negué con la cabeza recordando cómo me había puesto está mañana.Nerviosa, asustada, sólo porque un chico beso mi mano y mi novio iba al lugar. Parecía una colegiala qué tenía que preocuparse de que su novio universitario no fuese rompiendo caras por doquier; ¿Bonito eh?Volví a sonreír. Traté de concentrarme, más sin embargo, la campana de entrada sonó y levanté mi vista.Él susodicho.- ¿A qué viene esa sonrisa? - Él también sonreía.- Nada. Estaba recordando lo de está mañana. - respondí volviendo a ver el libro.- Ya, sonreías como colegiala por el John Frinch.Y ya estaba enojado. No tenía que levantar la mirada para saberlo. Respondí entre dientes mientras gruñía.- No, si no por como me puse al verte. - respondí señalandolo con el lá