Lylo, tambaleándose con el último aliento de su energía, levantó una mano temblorosa y la posó sobre la frente de Bastian. Sus ojos, nublados por la pérdida de sangre y el agotamiento, se encontraron con la mirada feroz del hombre que una vez había sido su aliado.—No actuemos así… ¿Ok? —su voz, un susurro casi inaudible, se vio ahogada por su propio dolor—. Si seguimos por este camino, ambos realmente moriremos…Bastian, enfurecido, se echó hacia atrás y se dejó llevar por una risa maniaca que resonó en la habitación como una tormenta desatada. Su expresión era una mezcla de incredulidad y crueldad.—¿Qué? —su risa continuó, cada vez más frenética—. ¿Hablas en serio? ¿Por qué hablas en plural? ¡No hay ningún "nosotros" en esta ecuación! —se inclinó sobre Lylo, su aliento caliente golpeando su rostro herido—. Deja de decir estupideces. ¡Alguien va a morir hoy y todo acabará! ¡No importa si eres tú o soy yo!Lylo, con la mirada perdida y la mente nublada por el dolor, asintió lentament
Las risas de Beltaine y las mujeres se vieron abruptamente interrumpidas por un sonido agudo y persistente. Al principio, creyeron que era una especie de animal en el parque, pero pronto se dieron cuenta de que el ruido provenía de un lugar más cercano.—¿Qué es ese ruido? —preguntó la mujer con el cabello dorado, frunciendo el ceño.—No sé, pero es muy molesto —respondió Beltaine, mirando alrededor en busca del origen del sonido. A medida que el tono seguía sonando, Beltaine comenzó a sentir una ligera incomodidad.—¡Es mi teléfono! —exclamó Beltaine de repente. — ¡Mi celular está sonando!El guardián, que estaba intentando recuperar su compostura, frunció el ceño y miró a Beltaine con una expresión confusa.—¿Tu teléfono? —preguntó, agitando la cabeza—. ¿No lo tienes contigo?—¡Lo tenía en el bolso! —dijo Beltaine, buscando frenéticamente entre las cosas que había dejado en el suelo—. ¡No puede estar lejos!El tono del celular continuaba sonando, resonando en el silencio del parque.
Las tres mujeres llegaron al edificio de Bastian, la tensión palpable en el aire a medida que se escondían detrás de unos muros de concreto. Desde allí, Beltaine escudriñó la escena, su mirada aguda captando cada detalle. La luz tenue del amanecer apenas comenzaba a iluminar el horizonte, pero ya había un grupo notable de personas congregadas frente al edificio.—Miren esto—murmuró Beltaine, señalando los coches aparcados a lo largo de la calle—. Aún es temprano, pero esos coches… parece que tenemos periodistas y colegas de Bastian y míos acechando. Mi instinto de agente especial no falla.Se giró hacia las otras dos mujeres, con una expresión seria.—Si nos atrapan, no será por culpa de los lycans, sino por los humanos. ¡Sería un desastre total! Así que necesito su ayuda, y rara vez pido esto. ¡Tú, pequeña cosa rara, puedes..!Seraphina, visiblemente ofendida, frunció el ceño.—¡No soy una cosa rara! ¡Soy Seraphina!Melissa se unió al intercambio con un tono igualmente desafiante.—¡
—Pensé que solo una mujer vendría—Bastian esbozó una sonrisa incómoda al ver a las tres mujeres—. Solo por eso pregunto quién exactamente es Beltaine—trató de suavizar la situación con una risa forzada.Beltaine se quedó sin palabras, parpadeando perpleja.—¿Qué estás diciendo?Bastian inclinó la cabeza, aún sonriendo, pero con una chispa de desconcierto en sus ojos.—¿A qué te refieres?Melissa y Seraphina intercambiaron una mirada rápida, entendiendo que algo no estaba bien. Sin perder tiempo, colocaron sus manos en la espalda de Beltaine y la empujaron hacia adelante, diciendo al unísono:—¡Ella es!—Oh, vaya—Bastian examinó a Beltaine de arriba abajo, notando sus pies descalzos y la ropa sucia—. No pensé que llegarías tan rápido…Beltaine sintió que su rostro se sonrojaba.—Es que… pasó algo en el camino… y bueno…—comenzó a balbucear—. Ya sabes…—¡Bueno!—Bastian aplaudió, rompiendo la tensión—. A mí también me pasó algo, así que no te preocupes tanto…—Sabes, yo…Bastian dio un pa
—De hecho, solo abrí los ojos porque mi cabeza estallaba. Tengo la impresión de tener huecos dentro de mi cabeza… —Bastian forzó una risa, aunque sus ojos mostraban una clara preocupación—. Es por eso que, aún ahora, me pregunto si lo que digo es verdad. No recuerdo a nadie y me parece un poco perturbador…Beltaine se mordió el labio inferior, tratando de mantener la compostura. “—Parece que los recuerdos de mi mejor amigo fueron arrancados y remendados, dejando huecos. ¿Quién le hizo eso?”Por ahora, decidió no complicar las cosas contándole sobre hombres lobo, vampiros, quimeras, lycans, mates y lazos de mates. Eso solo lo confundirá más.—Hmmm, ya veo. ¿Puedes sentarte? —La pelirroja indicó el sofá, y Bastian obedeció con una expresión de cansancio en su rostro—. ¿Cómo fue que me llamaste si es que no recuerdas a nadie? No sabes quién soy.Bastian suspiró, masajeándose las sienes.—Tienes razón. No logré encontrar ningún álbum de fotos por ningún lado. Cuando miré mi celular, no h
Melissa se puso manos a la obra con una eficiencia sorprendente, su expresión transformándose en la de una profesional de la salud. Se quitó el abrigo y lo dobló cuidadosamente, dejándolo a un lado antes de sentarse junto a Bastian en el sofá.—Muy bien, Bastian—dijo con una sonrisa tranquilizadora—, soy la Dra. Melissa. Voy a hacerte unas preguntas de rutina y examinarte un poco, ¿de acuerdo?Bastian, aunque todavía temblando, asintió lentamente. —Está bien… cualquier cosa que pueda ayudar.Melissa comenzó con preguntas básicas, manteniendo su tono ligero y profesional. —¿Has tenido alguna vez dolores de cabeza como este antes?—le preguntó, mientras presionaba suavemente sus sienes con los dedos.—Nunca tan intensos—respondió Bastian, entrecerrando los ojos por el dolor.—Entiendo—Melissa continuó su examen, moviendo las manos por su cabeza, tocando puntos específicos—. ¿Y has notado algún otro síntoma? ¿Náuseas, mareos, visión borrosa?—A veces me mareo y veo borroso—admitió Bastian
Sin dudarlo, se dirigió hacia ellos, ayudando a liberar a los atrapados y brindando primeros auxilios a los heridos. La adrenalina la mantenía en movimiento, pero no podía sacudirse la sensación de que algo no estaba bien. Había algo más en esa explosión, algo que no encajaba.Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, las llamas comenzaron a ceder y los equipos de emergencia tomaron el control de la situación. Beltaine, cubierta de polvo y sudor, se tomó un momento para recuperar el aliento.—¿Todos están bien? —preguntó, mirando a su alrededor.Uno de sus colegas asintió, pero su expresión era sombría.—Parece que sí, pero esto no fue un accidente.El corazón de Beltaine se hundió. Las palabras de su colega confirmaban sus peores temores. Kyrios no estaba allí, pero el peligro seguía acechando. Debía averiguar quién o qué estaba detrás de esto, y rápido.Miró hacia el horizonte, donde el humo todavía se alzaba, y prometió que encontraría las respuestas. Porque en medio de
Lylo se había recuperado apenas de las heridas sufridas en la batalla con Lord Kyrios y las que le infligió Bastian. Aunque aún estaba débil, la sangre ya no manchaba su piel y sus ropas, y el dolor se había convertido en una intensidad más soportable. Con la precisión que le confería el lazo falso de mates que mantenía con Bastian, sabía exactamente dónde se encontraba en todo momento. Burlar el sistema de seguridad del departamento no fue un desafío mayor, pero el hacerlo sin ser detectada por Melissa y Seraphina fue una hazaña más complicada. Sin embargo, lo logró con la astucia de una experta en el sigilo.Entró al departamento con la cautela de un depredador acechando a su presa. La oscuridad en el interior y el silencio de la noche creaban un ambiente ominoso, pero su determinación era más fuerte que cualquier temor. Finalmente, sus ojos se posaron en el cuerpo dormido de Bastian, tendido en la cama.El espectáculo que tenía ante ella era a la vez inquietante y encantador. Basti