Kyrios comenzó a correr a cuatro patas, su cuerpo moviéndose con una velocidad y gracia que desafiaban la naturaleza. La lluvia caía con furia, arrancándole el pelaje de la cara a tiras, cada gota un recordatorio de la ira que ardía en su interior. Apretó los dientes con rabia, sus pensamientos nublados por la furia y la desesperación.El mundo a su alrededor parecía desvanecerse en un torbellino de agua y oscuridad. La lluvia, implacable y fría, se mezclaba con el sudor y la sangre, creando una sensación casi abrumadora. Pero Kyrios no se detenía. Su objetivo era claro, su voluntad inquebrantable.Con un rugido que resonó como un trueno, Kyrios levantó la cabeza hacia el cielo y aulló. Su voz, llena de una furia primordial, atravesó la tormenta, enviando olas de poder opresivo y agresivo a varios kilómetros a la redonda. El aullido no era solo un grito de ira; era una llamada a la Diosa Luna, una súplica y una demanda de justicia y venganza.La potencia de su aullido reverberó en el
—¡Bastardo! —El rugido de su lado licántropo resonó en su mente, una ola de furia que amenazaba con consumirla—. ¡Maldición, mierda! ¡El Lord se ha vuelto mucho más fuerte!—Ese fue un poder tan grande que pensé que iba a explotar… —El tono de su lado vampírico estaba cargado de shock y confusión—. ¿Cómo? ¿Cómo fue que pudo obtener ese tipo de poder?Lylo sintió una presión creciente en su pecho, una mezcla de desesperación y rabia. Las voces de sus dos mitades internas se superponían, creando un caos ensordecedor en su mente.—¡Debimos matarlo cuando pudimos! —El grito de su loba y vampiresa se elevó, unísono, tan fuerte que a Lylo le dieron ganas de vomitar—. ¡Tuvimos la oportunidad perfecta cuando lo teníamos incrustado con nuestra magia!El dolor de cabeza era insoportable, como si sus pensamientos estuvieran siendo desgarrados. Lylo abrió los ojos con furia, un gruñido de irritación escapando de sus labios:—¡Ya lo sé! ¡Cierren la puta boca!El silencio momentáneo que siguió fue
—¡Soldados! —La voz de Lylo resonó con una autoridad inquebrantable, un grito que cortó a través de la tormenta. Su cabello dorado, empapado por la lluvia, brillaba con un destello casi etéreo bajo la luz tenue. Sus ojos, fríos como el acero, se clavaron en la figura imponente de su antiguo amo, el Lord que una vez le había salvado la vida.El dolor de la traición estaba presente, un eco constante en su mente, pero Lylo lo mantuvo a raya, su determinación superando cualquier duda. Había tomado una decisión, y no había vuelta atrás. La conexión que alguna vez compartieron ahora era solo un recuerdo distante, borrado por la necesidad de justicia y libertad.—¡Ataquen con fuerza! —Su grito fue una orden y una promesa, una declaración de su resolución inquebrantable. El ejército detrás de ella rugió en respuesta, una marea de lycans rebeldes listos para enfrentar cualquier obstáculo.Kyrios, en su forma lobuna, observó desde el otro extremo del campo de batalla. La lluvia caía con furia,
—Bueno, tal vez ya fue suficiente con ese ataque —el enemigo soltó una carcajada, una risa que resonó con un eco perturbador en las ruinas del edificio. Con movimientos lentos y deliberados, se sacudió el polvo de la ropa, cada gesto cargado de una indiferencia cruel—. Desde el otro edificio pude romper tu escudo con mi explosión. Uy —su tono ronco sonaba impregnado de una tristeza fingida que era más hiriente que cualquier burla—. ¿Acaso mi ataque fue demasiado fuerte?La risa volvió a brotar de sus labios, un sonido áspero y burlón que reverberaba en el espacio destrozado. Cada carcajada parecía arrancar un poco más de esperanza del aire, como si su malicia fuera una fuerza tangible. El enemigo se relamió con satisfacción, disfrutando cada segundo de su dominio.—Tanto desastre solo por ti, mi Seraphina. —su voz se volvió un susurro aterciopelado, lleno de un afecto retorcido—. Yo podría haber entrado aquí sin que hiciéramos todo esto…pero ¡Gracias! ¡Este tipo de juegos son muy dive
La criatura, una combinación de dragón y grifo, tenía un rostro noble y feroz, con un pico afilado y colmillos que destellaban como perlas en la oscuridad. Su melena dorada ondeaba al viento, dándole un aspecto casi divino mientras surcaba los cielos con una velocidad sorprendente. Sus garras, afiladas como cuchillas, podían destrozar el metal con facilidad, y su cola, larga y serpenteante, se movía con una elegancia mortal.—¡Todas tienen que agarrarse fuerte! —gritó la bestia, su voz apenas audible sobre el rugido del viento.Beltaine se estremeció y miró con la boca abierta a la bestia debajo de ellas. La magnitud de su sorpresa era indescriptible.—¡Tú puedes hablar! —exclamó, su voz cargada de incredulidad.La bestia bufó, un sonido profundo y resonante, como si la pregunta de Beltaine fuera una ofensa imperdonable.—¿Es recién ahora que te das cuenta, humana? —dijo la criatura, su voz grave y llena de un orgullo antiguo—. ¡Claramente soy genial! ¡Obviamente soy tu guardián por e
Un escalofrío le recorrió la espina dorsal ante el inminente recuerdo.INICIO DE FLASHBACK—¡No puede ser! —Lylo estaba de rodillas, con la cara enterrada en el piso mientras lloraba desconsoladamente—. ¡No es posible!Su sollozo desgarrador resonaba en la vasta sala vacía, sus lágrimas mezclándose con el polvo del suelo. De repente, una voz distorsionada, un coro de tonos graves y superpuestos, rompió el silencio, haciendo que Lylo saltara del susto.—Con que eres tú…Lylo se estremeció de miedo y, con movimientos lentos y temblorosos, giró la cabeza para mirar por encima de su hombro al recién llegado. El ambiente cambió bruscamente, la temperatura descendió unos veinte grados, y una potente y peligrosa aura la sofocó de inmediato.—¡Tú! —tembló—. ¿Qué haces aquí? ¡Lord Death!La figura ante ella sonrió, una sonrisa que no contenía alegría, solo un malicioso deleite. Su silueta oscura parecía absorber todo el color del lugar, atrayendo las sombras hacia él y convirtiéndolas en parte
La risa de Lord Death resonó como una tormenta de pesadillas, una cacofonía que llenaba el aire con un eco perturbador. Las ilusiones seguían su cruel tormento, desgarrando la cordura de Lylo.—Tú, que nadas en el miedo—dijo Lord Death, sus palabras impregnadas de una morbosa delectación—, pareces una fruta madura a punto de pudrirse.Sus manos se hundieron en la carne de Lylo, provocando un dolor aún más intenso que antes. La piel se abría bajo sus dedos como si fuera papel, y Lylo gritó, su voz rasgada por la agonía.—Si clavo profundamente mis dedos—susurró él, acercando su rostro a la oreja de Lylo—, te perforaré en muchos huecos sin resistencia alguna.El dolor era insoportable, un tormento sin fin que parecía destrozar no solo su cuerpo, sino también su alma. Lord Death disfrutaba cada momento, su sonrisa ampliándose con cada espasmo de sufrimiento que recorría el cuerpo de Lylo. Los susurros en su oído se volvieron un coro de voces distorsionadas, todas repitiendo la misma ater
Lylo estaba sola en la oscuridad, su mente dando vueltas en un torbellino de pensamientos caóticos. Las palabras de Lord Death resonaban en sus oídos como un eco interminable, una mezcla de promesas siniestras y amenazas veladas. El aire a su alrededor parecía espesarse, como si la realidad misma estuviera a punto de desgarrarse.—Si realmente piensas que puedes arrebatarme todo esto...—Lylo murmuró, su voz apenas un susurro cargado de rabia contenida y desesperación—. Aunque seas un perro loco, deberías haber sabido que no me rendiría tan fácilmente.Las sombras a su alrededor se movían, danzando con vida propia. Era como si el mundo estuviera observando, esperando ver qué haría ella a continuación. Lylo sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero se obligó a mantener la calma. Levantó la cabeza, sus ojos brillando con una intensidad feroz.—¿De verdad creíste que iba a creer en la seguridad de mi amo?—preguntó, su voz ahora fuerte y llena de desafío.Las sombras se condensaron, f