Lylo observó fijamente a la médica bruja, sintiendo cómo el fuego de la ira ardía dentro de ella. Estaba furiosa por culpa de esa basura, y ahora, al verla viva y obstaculizando sus planes, la determinación de Lylo de eliminarla se fortaleció aún más.

—Esta vez no escaparás —murmuró entre dientes, más para sí misma que para los presentes en la sala.

Ahora que la ha visto, conoce su apariencia y sus poderes; será muy fácil encontrarla algún día y poner fin a su vida.

Melissa soltó un bufido de burla incontrolable y sonrió con malicia, como si hubiese conseguido un premio mayor.

—Vale, vale, es suficiente —dijo con satisfacción interiormente—. Ya no es necesario seguir con esto. Lylo entregó toda la información de golpe, pero incluso si la hubiera dado poco a poco, todos en la sala habrían comprendido de inmediato.

Melissa estaba a punto de soltar carcajadas de victoria.

Lylo frunció el ceño. ¿Qué diablos? ¿Por qué la bruja se está riendo como una maniática? ¡Se está riendo malditamente