Por suerte, el viejo había sido tan tonto como para atar sus manos de frente y aunque ella no contaba con un arma y sólo podía utilizar su cuerpo para agredir al sujeto ,la furia la acompañó, logrando golpearlo fuertemente.Pero desgracia, se había dislocado el hombro por el terrible impacto, pero soportó el dolor, zafando las cuerdas que ataban sus pies y lanzándolas lejos. Entonces corrió, buscando donde el loco tenía escondido a Dominic.Lo encontró, y como estaban en un almacén abandonado, encontró también unos trozos de espejo rotos, con los cuales liberó sus manos.Chiara acababa de cortar la cuerda que ataban las manos del niño, cuando fueron sorprendidos nuevamente. Esta vez, sin embargo, el médico corrupto no estaba solo.Con él estaba otra persona, una mujer.Quien sostenía un revolver apuntándoles.—Monique, ¿qué haces tú aquí?—Oh, he venido a presenciar tu muerte.- declaró ella.—¿Por qué haces esto?- inquirió Chiara.—¡Pues porque amo a Oscar, tonta! Y sé que si tú y es
—¿Por qué me odias tanto?- Susurró Chiara, pálida, y jadeante.—No te odio. Es solo que tú interfieres con mi felicidad.- escupió.—¿ Dónde están mis hijas?- interrogó ella.—Muertas.- masculló Monique.—No te creo.- lloró ella.—No me importa.—¿Como es que conoces al médico que falsificó mi muerte?- insistió Chiara.—Gerardo me contactó después que tú me agredieras el otro día.—¡Tu me golpeaste primero!- protestó.—Y tú me robaste a Oscar.- siseó Monique.—Esta bueno ya.- intervino Gerardo. – su vas a matarla, hazlo de una vez. El niño se nos escapa.Monique levanto el revolver el dirección al rostro de Chiara.—No sabes el gusto que va darme, volarte esa cara de puta.En este momento, un helicóptero apareció.El equipo tacto comenzó a descender por las cuerdas, y volaban los disparos en todas las direcciones.Chiara se lanzó al suelo, ocultándose, mientras los balazos caían cada más y más cerca de ella.En un momento, uno de los hombres del equipo de rescate la tomó en brazos, y a
A la mañana siguiente, Chiara elevó las cejas inquisitivamente, al encontrarse a Oscar pavoneándose en bóxer y una bata por toda su cocina.—¿Oscar, qué haces?- interrogó.—Te preparo el desayuno.- respondió él.Ella rodó los ojos. Al parecer, continuarían con el jueguito de el haciéndose el amo de casa.—Con esto no lograrás nada. Estoy decidida. No quiero nada contigo, pero no estoy dispuesta a renunciar a mi hijo. Oscar estaba de espaldas a ella, pero la tensión en su cuerpo era evidente. Él estaba enojado.—Intentemos llevar esta fiesta en paz, vale. Tú por tu lado y yo por el mío. Dime tú precio.—¡¿Como?!—Dime cuánto tengo que pagar para que me dejes en paz.Oscar la contempló con odio.—¿Qué tal diez millones?- masculló él cínicamente, yéndose a la habitación a despertar a su hijo, pero Chiara creyó que él lo había dicho en serio.Luego de eso el semblante de Oscar se mantuvo serio toda la mañana.Luego de que desayunaron, él se llevó a Dominic ya que el Nino comenzaba con su
Chiara intentaba concentrarse en el trabajo, pero le resultaba difícil.Adrián entraba y salía constantemente de su oficina, molestándola en vez de ayudarla.Habían pasado semanas y aún no había noticias.El cabrón de Gerardo se negaba a hablar y a Monique la habían encerrado en un manicomio.Dominic no dormía bien por las noches últimamente, se retorcía en sueños o lloraba.Y ella lo tomaba en brazos, intentando consolarlo.El niño estaba asustado.Y ella también.No tanto por todo lo que le había tocado vivir, sino porque no había noticias de las niñas.Y ella cada vez más creía que podían estar muertas.—Haré unas averiguaciones y luego te haré saber.- le prometió Augusto a Oscar.- ahora que tú…ah…ex, te ha comprado una compañía propia, imagino que nos dejarás.—Sí.- dijo Oscar secándose las lágrimas.—Bueno…no habrá problemas entonces. No me veré en la penosa necesidad de despedirte.Oscar asintió.—Arriba ese ánimo, Sanpier. Tengo contactos influyentes y estoy convencido, de que me
Oscar estaba emputado.—¡Hija de puta!- maldijo.Había pasado media hora antes de que él se diese cuenta de que Chiara estaba desaparecida.Algo estaba terriblemente mal. Chiara no estaba.Simplemente había desaparecido, y él sabía que ella no se marchara sin avisarles.Oscar podía sentirlo.Sin embargo, no tenía como demostrar que algo terrible estaba sucediendo porque por protocolo la policía solo considera desaparecida a una persona después del las setenta y dos horas de su ausencia.Él no podía esperar esa cantidad de tiempo. Sin embargo, tampoco sabía que hacer, ya que no tenía ni la menor idea de lo que estaba sucediendo realmente.Chiara vio que Monique la tenía metida en una van. Pero no se estaban moviendo.Estaban ocultas en el parqueo de algún edificio.—El regresará a mí.- mascullaba Monique, nerviosamente, caminando de aquí para allá, en lo que retorcía sus manos.- siempre lo hace. Si ella desaparece, el regresará a mí.Chiara rodó los ojos.Aquella situación era tan irón
Interrogaron al guarda de la puerta, para descartar si la sospechosa había subido al los ascensores, el guarda respondió que no.Luego de eso, los agentes tomaron las escaleras, entrando al apartamento de Oscar primero, y luego al de Chiara. Ambos estaban limpios.—No lo comprendo. Debería estar aquí.- protestó Adrián.Daniel arrugó el entrecejo.Oscar y esa maldita mujer tampoco estaban por ningún lado.—¿Se la habrán llevado con ellos?—No. El mensaje de Oscar fue claro. Monique la ocultó aquí, en algún lugar.Chiara luchaba desesperadamente, sabía que no tenía salida. No sabía cuánto tiempo había transcurrido, pero era el suficiente como para que el agua subiera, por encima de su cabeza, y faltando pocos milímetros para que la cubriera completamente.Le tembló el mentón.Lamentando que las cosas terminaran así.Lamentando el morir de esta manera, dejando tantos asuntos sin resolver.Ella sabía, que a pesar de su muerte, Oscar cuidaría a Dominic. Un buen novio no había sido, y un bu
Dentro de la furgoneta, Oscar y Monique discutían.Ella le recriminaba por preocuparse por la maldita mujer que había arruinado la felicidad de ambos, el sentís que le ardía estómago.—¿Felicidad? ¡¿De qué felicidad, hablas loca?!- masculló él. –¡ tu y yo nunca fuimos felices!—Pudimos haberlo sido.- lloró ella. – si esa mujer no de hubiera interpuesto entre nosotros…—No te engañes Monique, tú y yo nunca tuvimos nada. Nunca hubiéramos sido nada, porque yo siempre ame a Cinthia.—¡No! ¡Ella está muerta!—No lo está y lo sabes, amo a Chiara.Monique se rió.—Ella está muerta Oscar.¡ A estas horas, ya se ahogó! Solo me tienes a mí. ¡Siempre me tendrás solo a mí!—No me lo menciones…¡¿o es que a así crees que he olvidado que tú saboteaste el avión de mis padre y si esposa?!Ella elevó un hombro desinteresadamente.—Era necesario. Estabas demasiado acaramelado con aquella cretina, la estilista pelirroja. Yo sabía que salías con ella por lo mucho que se parecía a Cinthia, y a tu padre no p
Sin esperar por permiso, salió de su habitación preguntando dónde quedaba la terapia, le indicaron que estaba en el tercer piso, y hacia allá se dirigió. Llegó justo en el momento en que las cortinas estaban descorridas, y los médicos luchaban por resucitar a un paciente. —Salió bien de su operación, pero cayó en paro hace unos minutos.- escuchó que una enfermera le explicaba a otra. Cjista caminaba de aquí para allá nerviosamente. —Cargando, despejen… - el sonido de la descarga eléctrica la hizo palidecer. Como ella miraba a través de una pared de cristal y de lejos, no lograba ver si el paciente era Oscar. Pero era evidente que el único paciente en esa pequeña sala. Comenzó a morderse las uñas, mirando a todas partes, como buscando algo… —Cargando, despejen…- otra descarga eléctrica sobre él. Chiara se estaba poniendo histérica. El paciente no respondía a pesar de que los médicos batallaban por salvar vida. —Aumenten la dosis de epinefrina.- ordenó el médico. Ella elevó u