Narra Emily. Esto de entrenar me está encantando, pero estoy dividida entre mi hijo, mi trabajo y las enseñanzas de Daimon, aún no le digo padre, aunque sienta un gran cariño hacia él, ya veo porque sentía tanta paz cuando lo vi por primera vez, pero no me gustó el hecho que me borrara ese recuerdo. Él no me presiona para que le diga padre, aunque me confesó que le gustaría que lo hiciera. Flashback. —Hola Daimon—. Lo saludé en cuanto llegué. —Soy tu padre—. Me dijo. —Si y no pretendas que te llame padre de la noche a la mañana, aunque me trasmitas una especie de sentimiento que no logro descifrar—. Le dije. —Eso es porque soy tu padre, no te pediré que lo hagas tengo toda una eternidad para escuchar esa palabra—. Me dijo. Fin flashback. Él dice que he avanzado mucho en el entrenamiento, ya logro hacer fuego y sacarlo del inframundo como lava y otros trucos que aún no revelare, oh, pero este es el que me gusta más, aparecer en un lugar y luego en otro, es como tele transportar
Nos separamos por falta de aire abro mis ojos, si los había cerrado, él vuelve a besarme y cierro los ojos, enredo mis piernas en sus caderas, necesito tanto de su beso de él. Es como experimentar mi primer beso, aunque lo es, él de Diego no cuenta. Siento como su miembro empieza a crecer y me asusto, suelta su cuello y mis piernas de sus caderas y recuerdo lo que me dijo la diosa luna, esto no puede ser, abro mis ojos, a él fue que me dio como mate. —Suéltame—. Le digo. —No puedo eres mi compañera mi mate—. Pega su frente a la mía. —Suéltame lobo o mejor dicho perro—. Escupo con desprecio. —No quiero eres mía—. Me dice aspirando. —Si no me sueltas lo lamentarás—. Niega. —Tú lo pediste—. Le doy con mi rodilla en sus partes nobles. Él me suelta y aprovecho para nadar a la orilla, cuando voy a salir él me toma de la cintura. —No te voy a dejar ir ahora que te encontré—. Dice en un gruñido. —No quiero dejarte sin descendiente—. Le digo y me suelto de él, salgo del agua totalmente
El lobo. Narra Emily. —Es un hermoso nombre—. Me mira con su encantadora sonrisa. —¿Y cuantos años tienes? —. Le pregunta a mi bebé volviendo su mirada a él. —Tengo cinco y tu—. —Tengo treinta—. Mi hijo lo mira sorprendido. —¿Y cuantos años tiene tu lobo, eres un lobo verdad? —. Esto será largo. —Porque no vamos a tomar asiento—. Sugiero, camino hacia el Porsche y me siento en una de las sillas, ellos me imitan y se sientan. —Si soy hombre lobo y Adrián mi lobo tiene seiscientos años—. Muerdo mis labios para no estallar en risa por la cara que apuesto Maikel. —¡Wao eso es muchos años! —. Dice sin morderse la lengua. —¿Mami cuantos años tiene mi lobo? —. Lo miro y sonrió. —No se amor aún no te transformas, y espero que no lo hagas aún—. Le sonrió. —¿Por qué mami? —. Pregunta. —Porque no sabría cómo lidiar con un cachorro—. —Yo podría ayudarte—. Se ofrece el lobo. —Si mami deja que Darían me enseñe el me cae bien, puede mami di que si—. Miro a lobo y hago una mueca. —No, cr
Narra Darían. Todos los días iba a visitar a mi mate y darle enseñanza a Maikel, aún no tenía nada en concreto acerca de él y ella, solo sabía que se llama Emily Cristal Rosé Govea, hija de Gabriel Rosé y Esther Govea, del padre del niño no había nada, era como si no existía, espero y la diosa luna me aclare eso, no me atrevo preguntarle a Emily, pero si no me queda de otra le preguntaré a ella. —Muy bien Maikel ahora quiero que busques esto, lo esconderé y tú lo encuentras—. Le digo señalándole un pedazo de tela vieja manchada de sangre. —Eso será pan comido—. Sonrió. Es muy bueno rastreando cosas, domina muy bien su sentido del olfato. —Estoy tan orgulloso de mi pequeño—. —Yo también Adrián—. Aunque no sea mi hijo lo considero como tal, cuando logré conquistar a su madre quiero darle mi apellido, eso sería cuando me casé con ella o como lo quiera mi hermosa luna, aunque eso está muy difícil aun, no me deja acercarme a ella ni un poco, solo cuando estamos con Maikel, ya sea po
—¡Se que no es así mi luna! —. Le grito. Me subo al Jeep y arranco.... Al llegar a casa voy al despacho y reviso los documentos de la reunión de mañana, al terminar la revisión voy a cenar y luego a mi habitación que ocupó desde mi perdida, tendré que mandar acondicionar una para cuando me traiga a mi hermosa luna. Me ducho y me pongo un pantalón de pijama, me acuesto desearía que la diosa luna apareciera ella podría aclararme todo. —Aquí estoy hijo mío—. —Diosa luna, cuanto deseaba verte—. —Lo sé, pero no puedo contestar esa pregunta, solo le corresponde a tu mate responderla, dado el caso si ella quiera que te enteres, pero lo hará tarde o temprano—. —Estoy seguro que ella no me lo dirá, pero voy a intentarlo—. —Solo recuerda ser dócil con ella—. —Lo haré madre, una cosa antes que te vayas, recuerdo que alguna vez dijiste que la habías dado como mate a otro no es así, ¿él fue él que la lastimo es eso? —. —Me equivoqué al darla como mate a él, pero sé que tu curaras sus herid
Narra Emily. —Se puede saber que sucede aquí, Emily por qué lloras—. Estrelló mi cabeza en la roca que tiene como pecho este hombre. Me giro con lentitud. —Abuelo—. Digo nerviosa, él está de brazos cruzados. —No sucede nada—. —No te creo capullito ¿por qué llorabas? —. Suspiro y miro a Darían buscando ayuda, pero él tiene una mirada neutra, ruedo los ojos. —Estaba contándole a Darían parte de mi pasado, solo eso no te preocupes—. Él asiente. —Está bien no tardes ya vamos a cenar—. Le sonrió. —Gracias por la ayuda—. Me giro hacia él. —Si abría mi boca era para decirle que eres mi mate—. Bufo. —Vienes o tienes cosas que hacer aun—. Niega. —Para ti mi luna siempre tendré tiempo—. Detesto en verdad detesto su lado empalagoso, solo un poco, aunque creo que es mi lado demoníaco que lo hace. Fuimos a cenar, el abuelo no dejaba de mirarnos tendré que decirle que soy la mate de Darían, tal vez así entienda por qué se la pasa aquí. La cena termino en una plática amena y debo agradece
Yo tenía una cita con un nuevo cliente, al llegar pasé a la oficina, le di mi opinión acerca de algunas inversiones que había hecho, él me contrato para llevar sus finanzas, firmamos el contrato y salí a tiempo para recoger a mi hijo a la escuela. —¿Mami cuando iremos al parque de diversiones? —. Lo miro de reojo. —El otro fin de semana te parece ya que me acordé que alguien por ahí tiene que hacer un proyecto del sistema solar o algo así no me acuerdo bien—. Dije para ver qué reacción tenía. —Ah Santa diosa luna no me acordaba, compraste los materiales, deberíamos regresar—. Estalló en carcajadas creo que mi hijo es más dramático que su madre. —Ya lo compré amor mañana mismo empezamos te parece, creo que nos tomaremos todo el fin de semana haciéndolo—. Me mira con cara de que has dicho. —Mami eso quiere decir que no entrenaré con Darían—. Hago una mueca, escuchar su nombre no me gusta, ese hombre está poniendo mi mundo de cabeza. —Tendrás que decirle que entrenaras más tarde, pr
Narra Darían. —Me diste como mate a un demonio o mejor dicho una demonía, ni se cómo llamarla, ES UN DEMONIO... lo siento madre mía, pero esto me tiene al borde de la locura—. —¿No la quieres es eso?, ¿crees que elegirías mejor de lo que yo lo hice? —. —No diosa luna es que no sé qué hacer—. —Por ahora no lo sabes, pero sé que con los días lo harás—. Caigo de rodillas, no sé qué más esperar de esa chica, me sobrepasa toda esta situación, no sé qué voy hacer, primero un hijo que es más desarrollado que cualquier otro cachorro, luego ella es un demonio. No sé cómo hacer ahora con Maikel tal vez deba decirle que ya no lo entrenaré, algo tengo que inventar para poder pensar bien las cosas. Me levanto del piso y voy a mi cama, me acuesto y cierro mis ojos y aparece ella con su encantadora sonrisa, ella ha logrado meterse hasta en mis pensamientos. No creo que sea tan fácil olvidarme de ella, eso sería imposible y más si él lazo se hace cada vez más fuerte. (*_*) Al día siguiente