El lobo. Narra Emily. —Es un hermoso nombre—. Me mira con su encantadora sonrisa. —¿Y cuantos años tienes? —. Le pregunta a mi bebé volviendo su mirada a él. —Tengo cinco y tu—. —Tengo treinta—. Mi hijo lo mira sorprendido. —¿Y cuantos años tiene tu lobo, eres un lobo verdad? —. Esto será largo. —Porque no vamos a tomar asiento—. Sugiero, camino hacia el Porsche y me siento en una de las sillas, ellos me imitan y se sientan. —Si soy hombre lobo y Adrián mi lobo tiene seiscientos años—. Muerdo mis labios para no estallar en risa por la cara que apuesto Maikel. —¡Wao eso es muchos años! —. Dice sin morderse la lengua. —¿Mami cuantos años tiene mi lobo? —. Lo miro y sonrió. —No se amor aún no te transformas, y espero que no lo hagas aún—. Le sonrió. —¿Por qué mami? —. Pregunta. —Porque no sabría cómo lidiar con un cachorro—. —Yo podría ayudarte—. Se ofrece el lobo. —Si mami deja que Darían me enseñe el me cae bien, puede mami di que si—. Miro a lobo y hago una mueca. —No, cr
Narra Darían. Todos los días iba a visitar a mi mate y darle enseñanza a Maikel, aún no tenía nada en concreto acerca de él y ella, solo sabía que se llama Emily Cristal Rosé Govea, hija de Gabriel Rosé y Esther Govea, del padre del niño no había nada, era como si no existía, espero y la diosa luna me aclare eso, no me atrevo preguntarle a Emily, pero si no me queda de otra le preguntaré a ella. —Muy bien Maikel ahora quiero que busques esto, lo esconderé y tú lo encuentras—. Le digo señalándole un pedazo de tela vieja manchada de sangre. —Eso será pan comido—. Sonrió. Es muy bueno rastreando cosas, domina muy bien su sentido del olfato. —Estoy tan orgulloso de mi pequeño—. —Yo también Adrián—. Aunque no sea mi hijo lo considero como tal, cuando logré conquistar a su madre quiero darle mi apellido, eso sería cuando me casé con ella o como lo quiera mi hermosa luna, aunque eso está muy difícil aun, no me deja acercarme a ella ni un poco, solo cuando estamos con Maikel, ya sea po
—¡Se que no es así mi luna! —. Le grito. Me subo al Jeep y arranco.... Al llegar a casa voy al despacho y reviso los documentos de la reunión de mañana, al terminar la revisión voy a cenar y luego a mi habitación que ocupó desde mi perdida, tendré que mandar acondicionar una para cuando me traiga a mi hermosa luna. Me ducho y me pongo un pantalón de pijama, me acuesto desearía que la diosa luna apareciera ella podría aclararme todo. —Aquí estoy hijo mío—. —Diosa luna, cuanto deseaba verte—. —Lo sé, pero no puedo contestar esa pregunta, solo le corresponde a tu mate responderla, dado el caso si ella quiera que te enteres, pero lo hará tarde o temprano—. —Estoy seguro que ella no me lo dirá, pero voy a intentarlo—. —Solo recuerda ser dócil con ella—. —Lo haré madre, una cosa antes que te vayas, recuerdo que alguna vez dijiste que la habías dado como mate a otro no es así, ¿él fue él que la lastimo es eso? —. —Me equivoqué al darla como mate a él, pero sé que tu curaras sus herid
Narra Emily. —Se puede saber que sucede aquí, Emily por qué lloras—. Estrelló mi cabeza en la roca que tiene como pecho este hombre. Me giro con lentitud. —Abuelo—. Digo nerviosa, él está de brazos cruzados. —No sucede nada—. —No te creo capullito ¿por qué llorabas? —. Suspiro y miro a Darían buscando ayuda, pero él tiene una mirada neutra, ruedo los ojos. —Estaba contándole a Darían parte de mi pasado, solo eso no te preocupes—. Él asiente. —Está bien no tardes ya vamos a cenar—. Le sonrió. —Gracias por la ayuda—. Me giro hacia él. —Si abría mi boca era para decirle que eres mi mate—. Bufo. —Vienes o tienes cosas que hacer aun—. Niega. —Para ti mi luna siempre tendré tiempo—. Detesto en verdad detesto su lado empalagoso, solo un poco, aunque creo que es mi lado demoníaco que lo hace. Fuimos a cenar, el abuelo no dejaba de mirarnos tendré que decirle que soy la mate de Darían, tal vez así entienda por qué se la pasa aquí. La cena termino en una plática amena y debo agradece
Yo tenía una cita con un nuevo cliente, al llegar pasé a la oficina, le di mi opinión acerca de algunas inversiones que había hecho, él me contrato para llevar sus finanzas, firmamos el contrato y salí a tiempo para recoger a mi hijo a la escuela. —¿Mami cuando iremos al parque de diversiones? —. Lo miro de reojo. —El otro fin de semana te parece ya que me acordé que alguien por ahí tiene que hacer un proyecto del sistema solar o algo así no me acuerdo bien—. Dije para ver qué reacción tenía. —Ah Santa diosa luna no me acordaba, compraste los materiales, deberíamos regresar—. Estalló en carcajadas creo que mi hijo es más dramático que su madre. —Ya lo compré amor mañana mismo empezamos te parece, creo que nos tomaremos todo el fin de semana haciéndolo—. Me mira con cara de que has dicho. —Mami eso quiere decir que no entrenaré con Darían—. Hago una mueca, escuchar su nombre no me gusta, ese hombre está poniendo mi mundo de cabeza. —Tendrás que decirle que entrenaras más tarde, pr
Narra Darían. —Me diste como mate a un demonio o mejor dicho una demonía, ni se cómo llamarla, ES UN DEMONIO... lo siento madre mía, pero esto me tiene al borde de la locura—. —¿No la quieres es eso?, ¿crees que elegirías mejor de lo que yo lo hice? —. —No diosa luna es que no sé qué hacer—. —Por ahora no lo sabes, pero sé que con los días lo harás—. Caigo de rodillas, no sé qué más esperar de esa chica, me sobrepasa toda esta situación, no sé qué voy hacer, primero un hijo que es más desarrollado que cualquier otro cachorro, luego ella es un demonio. No sé cómo hacer ahora con Maikel tal vez deba decirle que ya no lo entrenaré, algo tengo que inventar para poder pensar bien las cosas. Me levanto del piso y voy a mi cama, me acuesto y cierro mis ojos y aparece ella con su encantadora sonrisa, ella ha logrado meterse hasta en mis pensamientos. No creo que sea tan fácil olvidarme de ella, eso sería imposible y más si él lazo se hace cada vez más fuerte. (*_*) Al día siguiente
Narra Emily. Al ver a Darían viéndome de esa manera sentí un dolor intenso, me miraba como si yo fuera lo peor del mundo, sentí esa misma sensación que sentí cuando Roberto se dirigió a mi para rechazarme, ahora no era por ser una débil humana, si no por ser un demonio. Así no era como yo quería que lo supiera, quería aparecerme delante de él y darle el susto de su vida y arrancarle la cabeza, no mentira, quería decirle lo que yo era y ver si así me aceptaba o me rechazaba. Pero la curiosidad le ganó supongo, y se enteró lo que yo era solo espero su rechazo. No puedo negar que me ha hecho falta no verlo, me está evitando lo sé y se lo estoy poniendo fácil, he tenido más trabajo y no paro en casa. Y claro que también he estado investigando sobre Kimberly, no de la manera que piensan, quiero saber qué fue lo que le paso, dirán, pero pregúntale, pues ya lo hice, ella no me quiere decir nada acerca de su vida, solo me hizo un resumen de su pasado, que él padre de su hija la abandonó e
—¡Maikel me asustaste hijo! —. Se hecha a reír por mi dramatismo. —Mami exageras demasiado vamos a bañarnos y después vamos a la feria si—. Lo grita con entusiasmo. —Bien vamos a bañarnos, pero primero—. —¡No mami no! —. Lo agarro, lo tiro a la cama y lo empiezo a llenar de besos y hacerle cosquillas. —¡Mami para para ya! —. Dice entre risas. —Vamos que estas muy ansioso—. Nos metemos al baño y nos duchamos, después de duchados, nos vestimos igual, con una camiseta azul con estampado de un lobo y unos vaqueros azules, tenis Nike negros y una gorra negra. Ya vestidos vamos a desayunar. —Hola Diego—. Lo saluda Maikel. —Buenos días—. Saludo también. —Buenos días ya veo que están listos para la diversión—. —¡Sii! —. Grita Maikel. Nos sentamos a desayunar. —Es una lástima que yo no pueda ir—. Dice con lamento. —Te avisé con tiempo para que nos acompañaras—. Le digo. —Si, pero salió esto y no puedo ir—. —Sera después—. —¿Qué les parece si cuando acabo los acompaños? —. —Si por