Capítulo 3

Melanie

Bueno heme aquí.

Luego de un debate gran mental pensando en si estaba bien no ir a trabajar por pasar la tarde con las chicas termine por aceptar que no iban a despedirme solo por un día ¿cierto? En fin, estaba muy ansiosa no se porque pero lo estaba. Ya habíamos llegado a la entrada de la casa de Lía, más bien a la mansión de su hermano porque ahora ella vivía con él, según lo que ella nos había dicho sus padres viajan demasiado y la han dejado a cargo de John pero para mí estar bajo el cuidado de John es estar sola. Y lo digo totalmente enserio. Mire a mi lado donde se encontraba Paulina que recién me he dado cuenta que esta arreglándose, no se para que pero bueno.

–oye ¿qué haces? No es como si fuera la primera vez que vas a ver a John– hable mirándola raro, porque ya habíamos compartido con John, ¿qué hay diferente ahora?

–bueno creo que eres ciega o te haces la estúpida amiga pero por si no lo notas aun me derrito por el hermano de Lía, mas de lo que debería y probablemente este ahí así que me estoy dando un retoque– hablo sonriendo. Note algo raro en su manera de hablar pero decidí ignorarlo.

–bueno amiga no se para que, si así luces muy hermosa y te ves muy bien, son cosas tuyas– dije terminando de comer mis galletas y sacudí los restos de mi ropa.

Realmente ella era muy bonita. Trae su cabello rizado corto de color castaño obscuro, siempre tiene un septum piercing o el arete del toro que le queda muy bonito a decir verdad la hace parecer una chica mala aunque no lo sea, amo su estilo, su color de piel es bronceado, tiene muchos tatuajes increíbles y es una chica alta. No tiene nada que envidiarle a ninguna chica sinceramente en mi humilde opinión.

–¡oye Melanie!– hablo Paulina tronando sus dedos frente de mi cara.

–lo siento, ¿qué decías?–

–te decía que si podemos entrar ya, anda vamos– dijo sacudiendo su mano. Bajamos del auto y emprendimos camino hacia la entrada. Me recogí el cabello en un moño alto despeinado, saben debería cortar mi cabello es demasiado largo. Llegamos a la caseta de seguridad y Paulina comenzó a hablar:

–hola buenas tardes,  soy Paulina y ella es Melanie somos amigas de Lía, ella nos dijo que nos esperaba–

–claro jóvenes, la señorita Lombarddi las espera pueden pasar– dijo el hombre abriendo el portón de peatones, dejándonos adentrarnos en la casa. Una vez dentro emprendimos camino hacia la puerta principal.

–oye Meli ¿crees que John este ahí?– preguntó Pau con un tono distinto al de hace un rato.

–supongo que si, sus escoltas están por todas partes, mira– dije encogiendo mis hombros y señalando a mi alrededor.   

–es un buen punto, espera un minuto ¿porqué hay tanta seguridad en este lugar?–hablo parando en seco por completo mirando a su alrededor.

–Paulina por Dios ¿acaso no sabes a que se dedica John?– pregunte mirándola extraño. Por el amor de Dios, eso es un secreto a voces.

–aunque no lo creas mi querida amiga, no lo se– dijo riendo un poco y moviendo sus manos restándole importancia.

–¿estas de broma, cierto?– la mire extraño y ella negó así que continué hablando –¿llevan tanto tiempo de amigovios y no lo sabes? ¡Santo Dios Paulina!–termine de hablar rodando los ojos.

–estoy diciéndote la verdad, ¿vas a decirme o que?–

–está bien, voy a decirte porque creo que no es un secreto para nadie, o al menos para los que somos cercanos a  él, es algo así como un negociante clandestino– hable y continúe caminando.

–¿qué quieres decir?– hablo confundida y luego abrió los ojos. No es posible que sea tan bruta –¡lo tengo! Pero que tonta soy joder es narco. Es obvio– chilló y corrió hacia mi, ya que yo estaba llegando a la puerta.

–si Paulina por Dios, ¿acaso eres ciega?– hable mirándola mientras rodaba los ojos, vaya que no sé si es tonta o se hace. Toque el timbre y abrió John sin camisa, que sorpresa no tan sorprendente.

–hola John cariño, ¿te hiciste más tatuajes?–dije chocando mi puño con el suyo.

–que chistosa la mocosa, pero al menos querida yo no los escondo de todos, como otras– dijo en tono de burla. 

–vaya eso no lo vi venir– negué y reí bajo –bueno vine a ver a Lía así que quítate de mi camino– dije entrando a la casa.

–esos modales por Dios, ¿Quién te ha educado así? Lía esta en su habitación. Hola mamasita...- y ahí deje de escuchar pues había empezado a hablar con Paulina y es un tema que no me compete en lo absoluto.

Comencé a subir las escaleras y pensándolo bien, deberían poner un elevador o algo por el estilo en éste lugar, es muy cansado subir hasta la segunda planta. Al llegar arriba camine hacia la habitación de Lía hiperventilando, tengo una condición física del asco o estás escaleras son tremendamente muchas.los de seguridad se me quedaban viendo, pero en lugar de decirme algo solo me miraban o saludaban, ya me conocían. Toque la puerta y entre al escuchar "adelante está abierto".

–Meli, si viniste ¡qué emoción!- dijo saltando sobre mi abrazándome.

–claro, fue un compromiso– hice una pausa para tratar de respirar un poco –¿podrías por favor soltarme? Estas asfixiándome– dije para seguido ser liberada de su súper abrazo.

–lo siento, la emoción me ganó un poco–

–¿un poco dices amiga? Créeme que lo he notado bastante– dije riendo un poco.

–si bueno, oye si quieres puedes tomar un conjunto de ropa, te duchas y vuelves, iremos de compras y tu vas a acompañarme, supongo que Pau esta con John ¿verdad?- dijo lo ultimo negando y rodando los ojos.

–vale, solo la tomaré porque no soporto un minuto mas no ducharme– dije y luego recordé su pregunta a cerca de Paulina  –si, Pau esta con John, ya sabes que le interesa mas el que nosotras, no cargamos un pito amiga– comenzamos a reír como locas y bien que es cierto que es nuestra amiga pero solo le importan los pitos.

–bueno ya sabes cómo es ella, que se le puede hacer a esos dos. En fin,  ¿busco el conjunto yo? ¿o lo buscas tu?–  pregunto sonriendo.

–búscalo tu, es tu ropa– hable encogiendo mis hombros.

–vale, ya vuelvo mientras tanto ve a ducharte–dijo aventandome una toalla y un envase de jabón liquido. Fui y me duche. Le acepte porque la verdad había sido un día agotador, y necesito distraerme, no logro sacar de mi mente la penetrante mirada de ese chico o más bien el patan con el que choque en la calle.

Cuando salí Lía me entrego la ropa que consistía en un pantalón de tela suelto de color negro, junto a un top blanco y unas sandalias negras también. Una vez lista recogí mi cabello en un moño y tome un abrigo

–gracias amiga, me urgía tomar un baño– dije recogiendo mi ropa dejándola dentro de mi mochila.

–de nada, para eso estamos las amigas, bueno vamos por Pau y nos iremos al centro comercial– dijo sonriente. Asentí y comenzamos a bajar en busca de Pau. Se escuchaban murmullos en la sala de estar así que fuimos en esa precisa dirección.

Entramos y se encontraban John y Paulina muy acaramelados en el sofá, ella sobre su regazo y estaban hablando muy amenamente ¿saben? me parece raro que solo hablen ¿qué? en estos tiempos no solo se ven para hablarse o cosas así.

–Paulina ¿vienes o te quedas aquí con John?– preguntó Lía cruzada de brazos.

–¡que se quede!– exclamó John rápidamente. –...digo, si no tienen planes con ella podría quedarse conmigo pero si no está bien– termino de hablar medio nervioso, ¿John nervioso? Oh se acabará el mundo definitivamente.

–oh, esta bien que se quede acá, ya volvemos Pau, ¿no necesitas nada de la tienda Johnsito?– pregunto Lía con cara maliciosa.

–si, una caja de condones tamaño grande y skittles–dijo con poca importancia, estalle a carcajadas con Lía y Paulina estaba toda roja. Ese es el John que conozco.

–¡John!– exclamó Paulina con notoria vergüenza.

–¿qué? Aún no queremos una bendición, hay que protegernos– dijo encogiendo sus hombros. La verdad no se si Paulina podía ponerse más roja de la vergüenza.

–bueno volvemos en un rato, nos vemos– dijo Lía provocando la vergüenza máxima en Paulina, porque la verdad John es un pelado y le importa muy poco lo que piensen los demás de él y pues yo solo me partía de la risa.

–nos vemos luego– me despedí de ambos y solo como nota aclaratoria, John y Paulina ya llevan algún tiempo en ese noviazgo abierto, porque vamos esos dos no pueden negar que son novios, todos lo sabemos dicho esto puedo continuar. Salimos de la casa en dirección a la camioneta de Lía que se encontraba casi en la entrada de la misma, nos subimos y al son de "Old Town Road" partimos a lo que sería una tarde de supuestas compras pues caminamos por horas y Lía nunca decide comprar nada.

–¿Qué haremos primero?– pregunté a Lía quien miraba aparadores.

–que te parece si comemos algo, muero de hambre– mencione y está asintió. No se si sea paranoia mía, pero siento que nos vienen siguiendo.

~•~

Ya pasaban las diez de la noche y yo aún seguía con Lía, la que se me va a armar cuando vuelva a la casa de Luisa ¡Dios! Pero valió la pena, hace mucho no me divertía tanto. En fin, estamos en la sala de estar esperando una pizza que Lía pidió hace unos minutos atrás, las señoras del aseo de la casa y el resto del personal que aquí trabaja ya se había ido a descansar, excepto la seguridad claro, porque según John "nada puede pasarle al patrón, ni a los suyos" no lo sé algo así había dicho.

–bueno amiga, creo que ya es hora de irme, Luisa debe estar histérica– hable a Lía y me puse de pie.

–¿quieres que te lleve a casa?– pregunto poniéndose de pie sacudiendo sus llaves al aire con cierto entusiasmo.

–no descuida, prefiero caminar así me tardo más en llegar a ese infierno, muchísimas gracias– dije amablemente sonriéndole, dejándole saber que me sentía mas cómoda si caminaba. Saben aquí entre nosotros, no quisiera llegar a casa de Luisa, porque se que cuando llegue comenzarán a reclamar el porque llegue a esa hora y todas esas cosas.

–está bien, pero mantente en contacto por favor nos vemos mañana amiga, te quiero muchísimo– hablo Lía.

–también te quiero amiga, nos vemos pareja feliz, hasta luego Lía– dije dándole un abrazo. Cuando termine de despedirme, tome mi mochila que tenia mi ropa y cosas de la escuela. No se porque sentí que esa despedida fue algo profunda, como si no nos volveríamos a ver en algún tiempo lo sentí algo raro pero igual son paranoias mías.

–¿no quieres un pistola?– preguntó John sacando una de abajo del sofá. ¿Por qué siempre tiene armas en todos lados? Por favor que le pasa a este hombre.

–¿qué? No John por Dios estás loco– reí y salí de su casa sacudiendo la mano en forma de despedida. Fui directo al portón de peatones y salí, despidiéndome del guarda de seguridad y aun con esa extraña sensación de que no lo vería en algún tiempo, sabiendo que mañana las veré en la universidad. Mire atrás y suspiré, la que se me armará cuando llegue con esas arpias. Seguido comencé a caminar hacia la casa, será bastante pesado cuando llegue, lo sé.

En otro lugar de la ciudad

Narrador omnisciente

–...ya sabes que la quiero esta noche acá, y más te vale que llegue aquí sin un solo rasguño, ¿quedo claro?– dijo autoritariamente Alejandro, advirtiéndoles que si algo salía mal iban a pagarlo caro.

–si hombre, ten por seguro que así será– hablo un tanto inquieto Francis quien se encontraba preocupado pues la siguió toda la tarde en el centro comercial y no se despegaba de la otra chica, que había robado su atención. Aparte estaba casi seguro de que ella había notado su presencia allí. Se quedó con ese pensamiento y en su mente planteó secuestrarlas a ambas pero no iba a meterse en problemas, mejor usaría sus métodos.

–eso espero, ahora vayan a hacer lo que pedí y tú– señaló a Francis –encárgate de que todo salga bien– termino de hablar, Rodrigo, el tercer hombre en la habitación acato la orden y siguiendo a Alejandro junto a Francis salió de allí con una misión estipulada.

Melanie

Iba caminando por la solitaria calle. Enserio que hace demasiado frío y he dejado mi abrigo en casa de John. Tenía ese raro sentimiento de que me perseguían, igual que en el centro comercial pero decidí ignorar eso, quizás sea paranoia y cosas mías. Sabia que este frío nocturno descomunal se debía a algo específico y es que estaba comenzando a llover.

–¡genial, lo que me faltaba!– exclamé mirando al cielo. La lluvia cayó aún más fuerte así que comencé a apresurar el paso lo más que pude, aunque ya estaba completamente empapada.  ¿Saben una cosa? Tal vez parezca neurótica o paranoica pero aún tengo la extraña sensación de que me estaban siguiendo. Seguí caminando tratando de no prestar atención a eso pero era inevitable, no me sentía segura así que tome mi teléfono y marque el numero de Lía para llamarla y al menos tener su compañía aunque sea su voz, creo que debí aceptar que me llevara a casa.

Llamada telefónica

—¿ya llegaste?

—no, pero amiga siento una rara sensación de que me siguen

—¿igual que en el centro comercial?

—si, pero no lo sé creo que me vienen siguiendo enserio y...

Y en eso a lo lejos escuché "es ella no la dejes escapar inútil".

—amiga tengo mucho miedo, me van a atrapar

—¿dónd...

Sentí tanto miedo que no pensé con claridad lo que hacía y comencé a correr despavorida sin saber por donde iba, y para acabar de completar, mi mala suerte apareció de repente haciendo que me comenzara a faltar el aire.

(...)

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