Gabriela

Parezco una niña chiquita escondiéndome de todas las personas que entran por sus autos en este parqueadero. Lo que menos quiero, es que me descubran y no tenga argumentos para poder defenderme «hay mi Iron Man las cosas que me estas poniendo hacer» hablo en voz alta asomándome detrás de esta columna.

De pronto siento que alguien toca mi cintura y susurra a mi oído — ¿Qué haces mi linda? —me pongo fría y mis manos empiezan a temblar.

— ¡Ouch! Mauricio me asustaste —respondo tratando de controlar mis nervios.

—Perdón. Solo que sentí curiosidad al verte tan escondida —confiesa y la forma en la que lo miro lo dice todo.

—Como no me iba a esconder. Tú te imaginas si alguien de tu familia me descubre aquí, no que vergüenza pasaría —le explico y se le dibuja esa medio sonrisa en su rostro que lo hacer ver todavía más atractivo de lo que es.

—Tranquila cuando estabas platicando con Camila mi padre no te reconoció y el junto con mi tío Demetrio pensaron que eras una clienta más de la