Brendan salió del cuarto de baño, envuelto en una toalla mientras se secaba el cabello rubio que había dejado crecer al punto en el que ya no era capaz de controlarlo. Sin embargo, su apariencia física jamás le había importado demasiado y mucho menos ahora.Rápidamente se encaminó hacia la cama y tomó la ropa que había adquirido recientemente en una de las tiendas de la zona. Había decidido hospedarse en el mismo hotel en el que lo había visitado e interrogado O’Neill, aunque no le hiciera ni pizca de gracia, con la intención de estar más cerca de su padre y de todo lo que pudiera suceder.En el momento en el que se abotonaba la camisa, un golpe en la puerta lo hizo alzar la cabeza, frunciendo el ceño. ¿Quién podía ser? Nadie sabía que había decidido regresar allí, al menos no por el momento, ya que pensaba comunicárselo a O’Neill en los próximos minutos, demostrándole buena voluntad y que no tenía ni la más mínima intención de huir de la ciudad.Pensando en que quizás se trataba del
Liam abrió los ojos, sobresaltado, al escuchar el insistente sonido de su móvil. Rápidamente encendió la lamparilla de noche, percatándose de que su esposa no se encontraba junto a él, tal y como recordaba, y, confuso, tomó el aparato que se encontraba sobre la mesilla de noche.—¿Hola? —preguntó, adormilado.Se incorporó de inmediato en la cama al oír un quejido del otro lado de la línea.—¿Amy? ¿Eres tú? —inquirió con el corazón en un puño.Un nuevo quejido rompió el silencio, antes de que se oyeran unos pasos, una puerta que se cerraba abruptamente y la comunicación se interrumpiera abruptamente.Con la bilis ascendiendo por su garganta, se puso de pie y se encaminó hacia la cocina en busca de su esposa, pensando en que, quizás, se había levantado en busca de algo para comer, dado que se había pasado la hora del almuerzo. Sin embargo, cuando cruzó la puerta de la habitación, solo se encontró con Nan durmiendo en el sofá de la sala y ni rastro de Denise. ¿Dónde diablos se habría met
O’Neill miró su teléfono móvil por enésima vez, esperando que Alahan se dignase a contestar. No le agradaba en lo más mínimo que se hubiese ausentado sin previo aviso y no estuviera dando ni la más mínima señal de vida. Aquello no hacía más que incrementar su incomodidad con respecto a lo que había sucedido la noche anterior.—¿En dónde demonios te has metido, Doyle? —preguntó en un susurro—. ¿Qué es lo que sabes y no me quieres contar?Suspiró y le dio por enésima vez a la opción de llamada, sin ninguna esperanza de tener suerte esta vez.Luego de hablar con el matrimonio Carter, se había intentado comunicar inmediatamente con Alahan Doyle sin obtener ni la más mínima respuesta, por lo que no le había quedado más remedio que llamar a la central de pericias informáticas y solicitar el examen de las líneas telefónicas por su cuenta. No obstante, sabía que todo se haría con mayor rapidez y eficiencia si el jefe de aquella sección, Alahan Doyle, aparecía de una buena vez. No obstante, aq
Brendan se paseaba de un lado a otro de la habitación, bajo la atenta mirada de su padre. Estaba cansado, agotado, los dedos y las manos completamente agarrotados de tanto teclear en busca de información. Sin embargo, no había logrado dar con nada que les permitiera saber en qué punto estaban, quién estaba detrás de todo y, sobre todo, dónde diablos podía estar Amelia.—No puede ser. Es imposible que no haya ni el más mínimo registro en la red. Tiene que haber una manera de dar con Amelia —dijo entre dientes mientras se llevaba las manos en la cabeza.—Tranquilo, hijo —repuso Adam, acercándose a Brendan y colocando ambas manos sobre los hombros de su primogénito—. Llevas solo unas cuantas horas, no puedes esperar a solucionar todo ya.—El tema es que no sabemos cuánto le quede a Amy, qué es lo que pretenden hacerle… —murmuró con angustia—. No podemos darnos el lujo de perder más tiempo.—Lo sé, Bren, créeme que soy consciente de ello, pero estresándote no lograrás nada. Descansa, toma
Denise se llevó el índice a los labios y se mordió la uña con impaciencia. Realmente no sabía qué demonios hacer. Tenía que buscar una manera de estar seguros de que lo que hablaran quedaría entre ellos y no se filtraría, bajo ningún concepto a quien estaba detrás de la desaparición de su hija.—Tienes gasolina —repuso Denise, frunciendo el ceño y mirando el marcador que indicaba que estaba completamente lleno.—¿Qué quieres hacer? —preguntó Adam, alzando las cejas.—Vamos a nuestra cabaña —respondió, haciendo referencia a la cabaña que recientemente habían adquirido a las afueras de Dublín.—Pero eso se encuentra a una hora en coche —dijo Brendan, abriendo los ojos de par en par.—Lo sé, pero tenemos que alejarnos cuanto sea posible y necesitamos un lugar que no todos conozcan. Si nos rastrean hasta allí es porque tenemos alguien cerca que sabe lo que está sucediendo y quién estás detrás.—¿Por qué piensas así? ¿En quién desconfías?—En nadie, pero intento suponer qué pasaría si la p
Denise miró la hora en su teléfono móvil, comprobando que solo restaban veinte minutos para el mediodía, para la hora pautada, para el momento clave, el momento decisivo en el que sabrían si su plan funcionaba o si… Tragó saliva y se obligó a apartar aquel pensamiento de su mente. Tenía que tener fe y esperanza.—Tranquila, todo saldrá bien —dijo la voz de Liam a sus espaldas, haciendo que se diera la vuelta.Habían acordado que Adam y Brendan irían con el dinero hacia el punto que el secuestrador les había indicado, mientras ellos se mantenían en la retaguardia junto a O’Neill y uno de sus hombre.Denise por un momento había creído que el comisario no les permitiría llevar a cabo aquella locura sin un buen refuerzo policial, por lo que no había podido evitar sorprenderse cuando este estuvo de acuerdo con el plan que habían ideado, o, mejor dicho, que Brendan había propuesto y habían decidido llevar a cabo.—Lo sé, confío en que será así, pero eso no evita que los nervios y la ansieda
Alahan conducía como un bendito loco. No podía creer que estuviera llegando tarde, que lo hubieran dejado fuera de todo aquello. ¿Qué diablos había pasado? Había puesto tanto de sí, había dedicado tantas horas a que todo aquello saliera bien para que, a último momento, todos decidieran ignorarlo por completo y no informarle de lo que estaba sucediendo. Si no hubiese sido porque había decidido interceptar la red móvil de Howard O’Neill ni siquiera se hubiese enterado de lo que pretendían llevar a cabo.¿Quiénes se creían que eran? Él era quien tenía que estar allí no Brendan Warren, era él el que tenía que demostrar de lo que era capaz no un simple ratón de biblioteca. Sí, podía ser su amigo y todo lo que quisiera, pero eso no quitaba la rabia que sentía al pensar que aquel maldito una vez más se saldría con la suya, una vez más…Inspiró profundamente y apretó el acelerador. Tenía que llegar a tiempo, no podía quedarse con la sensación de haber fracasado una vez más en su trabajo, en s
—Creo que lo mejor es que nos acerquemos y estemos atentos a cualquier cosa —dijo O’Neill, viendo como Alahan se alejaba rumbo a la cabaña. No podía detenerlo, pero sí podía hacer hasta lo imposible para evitar un error por su parte.—¿Estás seguro? —preguntó Liam, sintiendo como el corazón le daba un vuelco—. ¿No crees que es demasiado arriesgado?—Estamos en el juego, tenemos que jugar. No podemos seguir esperando. Brendan lleva demasiado tiempo allí dentro, algo no anda bien. En la teoría, dejaría las maletas en donde le había indicado el secuestrador. Adam me envió un mensaje hace un momento, diciéndome que le había dado un móvil auricular a su hijo. Tiene modo de comunicarse con su padre, si así lo quisiera. ¿Por qué no lo hace? No tengo idea, pero no me da buena espina.—Vamos. Por el amor de Dios, vamos a ver que sucede —dijo Denise, deshaciéndose del abrazo en la que la había rodeado Liam y acomodándose por enésima vez el abrigo—. No puedo esperar más. Encima Adam, que está má