Corrí hacia el bosque, desvistiéndome mientras lo hacía, y podía oír de dónde provenía la pelea. Así que corrí en esa dirección, cambiando de forma a mitad de carrera, y la lucha ya estaba en pleno apogeo. Salté directamente al medio de la pelea con los pequeños y peleones bastardos que atacaban nuestra frontera. Había cientos de ellos atacando a nuestros guerreros, y salté al medio y agarré a un forastero de la espalda de uno de nuestros guerreros y lo lancé a través del campo de batalla contra un árbol, y no lo vi levantarse de nuevo.

Después de eso, llamé la atención de mucha gente y muchos de nuestros guerreros me estaban mirando. No entendía por qué me miraban de esa manera. Pero se distrajeron. Salté sobre ellos y directamente al medio de los forasteros, y fue entonces cuando volvieron en sí y vinieron en mi ayuda y comenzaron a luchar contra ellos a diestra y siniestra.

No pasó mucho tiempo antes de que los forasteros se dieran cuenta de que no iban a ganar esta pelea y comenzar