“Definitivamente. Pero, esto no cambia lo que siento por ti. Te prometo que no te trataré diferente.” Dijo, rodeándome con sus brazos desde atrás.

“Gracias.” Dije, mirando por encima del hombro hacia él, mientras se inclinaba para besarme.

“Todo tiene sentido ahora. El acónito no te afecta, ni mi aura de Alfa, es porque no eres una loba completamente.” Explicó.

“Pero sí puedo convertirme en loba, lo he estado haciendo desde los 13 años.” Afirmé.

“13 años. Nosotros no cambiamos hasta los 16.” Dijo.

“Supuse que era precoz y nunca se lo dije a nadie, solo fingí que mi cambio fue a los 16.” Expliqué.

“Realmente eres una caja de sorpresas.” Dijo con una sonrisa.

“Sí, eso parece.”

Él me atrajo de nuevo hacia el colchón, acercándome más a él, colocó mi cabeza sobre su pecho y siguió acariciando mi espalda con su brazo.

“Lamento si arruiné el momento con estas preguntas.” Se disculpó.

“Espero que no hayas usado el sexo solo para sacarme esa información.” Dije medio en broma. Él se rio al es