Catalina Abrego -Tú eres mi amiga no es así ¿Cómo pudiste jugar conmigo de esa manera Georgina Carranza?, tienes una idea lo muerta de miedo que estaba anoche… pensando que explicación daría a Demian por tus tonterías. ¡Pero como siempre a mi amiga simplemente le resbalan mis reclamos! -Caty ya deja de regañarme –Me muestra su lengua –Todo estaba fríamente planificado para que tú noche con Demian fuera de fantasía. No puedo evitar entre cerrar mis ojos acusadoramente. ¡Pequeña manipuladora si no fuéramos amigas desde la primaria! -Eres una loca, pero un día Geo no muy lejano llegara tú turno. Entonces me divertiré de lo lindo con tus costillas –Pero como no, eso solo incrementa su gozo a mis costillas. Nunca cambia recuerdo cuando tuve el placer de conocerla, estaba en la primaria y ella era la niña nueva que llego del extranjero. Para ser más específica de México con sus padres. Todos tenían curiosidad por la chica nueva hija de un importante diplomático. Geo en ese entonces e
Demian Stuart -Señor Stuart. Buenas tardes la doctora Abrego continúa con su cita de las 3:00 pm, si gusta puede esperar por ella en su consultorio –Miro interrogante a su asistente -¡Así el consultorio esta libre porque está utilizando una sala especial para la terapia de hoy! Asiento aceptando acompañarla donde me indica mientras espero por mi mujer para llevarla a casa. Cuando estaba en mi oficina, recibí una llamada de mi hijo muy feliz ¡Porque su madre vendría a casa!, mi pobre niño no podía contener su alegría. Pronto mi niño ya no tendría que conformarse con los breves momentos que puede disfrutar de su presencia. Solo unas semanas más y mi mujer estaría donde pertenece. -Si, necesita algo puede llamarme señor Stuart con su permiso –Me quede solo en el consultorio de mi mujer. Observo el espacio con atención es bastante acogedor, cada pulgada es parte de su personalidad de Catalina. Sonrió contemplando un retrato de ella junto a su familia es tan dulce. Ella es tan difer
Demian Stuart Veo como mi mujer sale con prisa del consultorio, mientras mantengo presionado al estúpido hombre contra la pared. Estoy furioso con este tipo por faltarle el respeto a mi Catalina. ¡Hasta cuando seguirá hostigando con su presencia! Pero en este momento me interesa más el bienestar de mi esposa que partirle la cara… -No, quiero volverte a ver cerca de Catalina. Si continuas provocándome te juro que haré de tu vida una pesadilla –digo para luego arrastrarlo conmigo rumbo a la puerta para empujarlo fuera. Mi prioridad era mi mujer por lo que salgo en su búsqueda. Sin preocuparme si atendió mi advertencia o no de irse y mantenerse lejos de mi mujer. ¿Dónde se metió? Miro a todas direcciones buscándola con desesperación. Camino sin rumbo preguntándome ¿Qué fue lo que sucedió en ese consultorio? Al doblar por una esquina mis pasos se detienen frente a los sanitarios de damas ¡Puede que esté ahí!, sin preocuparme a murmuraciones abro la puerta para revisar si está en su
Catalina Abrego Mis últimos días como solteros… aunque en realidad, no era del todo así porque ya estábamos casados por lo civil con Demian, pasaron volando con infinidad de actividades en preparación de nuestra boca religiosa que estaba puerta. Los días sí que habían volado. Entre los preparativos para la ceremonia en el lugar que eligió mi madre, donde se llevaría también la recepción, las pruebas de vestido de novia y madrinas, mi elección del pastel, arreglos de centros de mesa más un sinfín de cosas más. Trataba de hacer tiempo para mis pacientes en la clínica bajo insistentes protestas de mi adorado tormento. Ya que estaba preocupado por mi salud e insistía que por un tiempo al menos, en lo que se realizaba la boda y luna de miel no fuera a mi clínica. ¡Cosa que me negué absolutamente en complacerlo! Solo concedí menos horas para dedicarme a mis pacientitos, pero hasta ahí llegaban mis permisiones con respecto a sus peticiones que algunas veces se volvían un poco dictator
Catalina Abrego -Amiga esta situación es interesante pero a la vez atemorizante. ¿Cómo está eso que el niño piensa que eres su madre? –Pregunta Georgina con curiosidad mientras ambas volvemos nuestras miradas donde se encuentra Denn jugando con su Tableta no muy lejos de nosotras. -Si, lo se ¡aun no logro entender porque! –Encojo mis hombros –Tan poco me he atrevido interrogar a Demian al respecto. ¡Por alguna razón siempre que pienso en eso mi estómago se contrae! -Bueno, tarde o temprano descubrirás el motivo por el momento trata de no estresarte mucho amiga. Además quien no quisiera ser la madre de ese encanto de niño es como un pequeño caballerito –Dice Geo con un brillo en sus ojos. Observo a mi pequeño niño cuyo rostro está completamente concentrado en lo que sea que está viendo en su tableta tiene su linda frente fruncida. Me gustaría saber que pensamiento rondan en su pequeña cabecita. Horas después. Después de despedirnos de Geo nos dirigimos a casa. En todo el trayec
Catalina Abrego Mi pequeño Denn se negaba completamente hablar conmigo sobre lo que ocurrió hace un momento solo quería permanecer en mis brazos silencioso. Una punzada molesta me invadió en la boca de mi estómago… cada vez más me convencía que algo no estaba bien con una de esas mujeres. No podía tratarse de su abuela porque a pesar de presionarlo tanto jamás había notado una respuesta tan intensa en mi pequeño. Entonces mi otra alternativa era esa mujer la tal Helen. De ser así ¿Cuál sería el motivo? No, quería pensar de más… pero en esta ocasión mi instinto me decía que no estaba equivocada. -Cariño cuando estés listo para decirme que te molesta aquí estoy –Dije manteniéndome paciente hasta que fuera el mismo Denn quien decidiera contarme que sucedía. Por el momento yo me mantendría vigilante de cualquier cambio así como interacción que tuviera mi hijo con esa mujer. ¡Que nadita me agrado a primera vista! No se cómo explicar la sensación que percibí en su presencia pero n
Demian Stuart -Quédate conmigo esta noche mi amor –mis brazos cruzados alrededor de su cintura trato de retenerla a mi lado. ¡Ya se volvió insoportable permanecer lejos de ella! Desde la última vez que tuvimos intimidad ya no volví a tocar su cuerpo. -Con tu madre atacándome ni soñando –murmura bajito -Estarás conmigo no mi madre –sonrió descarado sobre su piel a un lado de su cuello. -¡Que gracioso Demian!, pero sabes que no puedo quedarme aunque insistas debo irme a casa antes que los Abrego vengan por mí a tú casa –A veces me parecía que en lugar de estar con una mujer adulta estaba con una niña temerosa de sus padres. Esto era diferente quizás se debía a sus raíces latinas que tenían tradiciones muy distintas a las mías. Sin otra alternativa tengo que ceder si no quiero ser hombre muerto a manos de mi mujercita o su familia. -De acuerdo Catalina te llevare a casa ya solo faltan dos días y entonces serás mía completamente –Beso bajo su lóbulo de la oreja provocando que ella j
Catalina Abrego -Doctora Abrego tiene unos minutos –Observo a mi asistente Maricela que está en la puerta –Hay una persona que desea verla pero no solicito cita previa. -Un nuevo paciente Maricela ¿Porque no me aparece agentada? –Extraño porque generalmente ella es muy cuidadosa. -No, se trata de un paciente… es una señorita de apellido Miller que quiere entrevistarse con usted según me menciono es una amiga de su familia –Conocida de mi familia. -Mmm no conozco nadie con ese apellido pero bueno está bien déjala pasar dispongo de una hora antes de mi siguiente consulta –Ella asiente para luego salir de mi consultorio para traer a mi misteriosa visitante. Vuelvo mi mirada en dirección a la puerta cuando se abre dejándome ver a Maricela primero. -Por aquí señorita Miller -¡No puedo creer lo que ven mis ojos! Mi misteriosa visitante es nada más y menos que la tal Helen. ¿Qué hace esa mujer aquí? Como en casa de mi maridito esta mujer tiene una apariencia impecable camina con grac