Demian Stuart-¡Demian hijo pero que haces tú aquí!, no me mal interpretes cariño, pero es de mala suerte que el novio vea el vestido antes de la boda –Comenta horrorizada la madre de Catalina.Me parece divertido, sin menospreciar sus tradiciones para nada, solo me hace gracia su rostro complicado con pensamientos.Aunque somos diferentes en tradiciones, no somos muy como diría extraños a este tipo de supersticiones, que existen más entre su gente latina. Que entre ellos parece que esto es mucho más fuerte.-Despreocúpese Camila, no pretendo ver el vestido que llevara Catalina el día de nuestra boda. Pero de ser así igual puede elegir otro no está de acuerdo conmigo.Mi suegrita abre enormes sus ojos rechazando mi sugerencia.-Niña Camila tranquila Demian solo está bromeando –Argumenta a mi favor su amiga.-Pero… si, ese vestido. ¡Que se está probando en este momento es el elegido!, ¡Ay no!, definitivamente no debes verla… ¡Vamos muchachito debes irte! ¡Eso ni soñando!-No, haré nad
Catalina Abrego -Estas bien, no te lastime –Me pregunta con preocupación, mientras ambos termínanos de vestirnos. Me siento tan tímida que no soy capaz de darle la cara. -Sí, estoy bien…solo que yo me… siento un poco avergonzada por… -Demian entiende de inmediato a que se debe mi malestar. Acercándose a mí por la espalda me abraza rodeando mi cintura con sus fuertes brazos. Inclinando para que su cabeza coincida sobre mi hombro. ¡Me siento tan pequeñita!, a su lado. Ya que apenas mido un metro setenta de estatura, comparado con Demian que me supera por mucho con sus casi dos metros. -Mi pequeña Catalina si te preocupa que nos escucharan te aseguro que no fue así. Mi gente se encargó de resolverlo todo. En cuanto a tú madre y tú amiga mi asistente, Alejandro se encargaría de mantenerlas entretenidas. Besa mi mejilla dulcemente todo lo contrario de hace un momento. Con su mención sobre lo ocurrido a nada que unos minutos atrás siento mucho calor por toda mi cara. -Demian eres
Demian Stuart -¡Demian!, finalmente llegas a casa. Parece que últimamente, no pasas mucho tiempo con nosotros. Estas descuidando mucho a Denn estos días. Y ahí vamos con una nueva reprimenda de doña Marta Stuart. ¿Qué acaso tengo doce años de nuevo?, para que me trate como maldito niño. Hasta cuando mi madre entenderá que ya soy un adulto. No tengo un recuerdo en mi memoria… que alguna vez no me tratara de esa forma. Como un niño sin importar cual fuera mi edad, siempre era lo mismo. ¡Esto se estaba volviendo cansado! -Madre sabes que tengo muchas cosas que hacer durante mis días. Mi hijo entiende que estaré con el siempre que pueda. -¡Tú hijo entiende!, por Dios si tan solo… es un niño de cinco años –Pone su cara de cuando vas a ser un adulto responsable. ¡Esto debe terminar! -¿Dónde está mi hijo madre? –Ella solo me frunce el ceño por unos minutos –Madre ¿Dónde se encuentra Denn? -Pues a donde más en el invernadero. Esperando por ti como siempre mi pobre niño –Sigo mi camin
Catalina Abrego Temprano ya me encontraba dentro del colegio. Esperando por la llegada del padre e hijo. Cuando llegue me identifique como una amiga de la familia Stuart que a solicitud de su padre debía acompañarlos. ¡Me sentía fatal por mi mentira! Pero qué otra cosa iba a decirles ¡Oh!, por cierto soy la nueva esposa del padre de su alumno. ¡Ni pensarlo! Así que me encontraba en la oficina del principal en espera del arribo de ambos. Mis nervios estaban a flor de piel en su máxima expresión. Pero también había otro sentimiento que se estaba abriendo paso desde lo más profundo de mi interior. Reviso mi reloj para comprobar la hora solo faltaban quince minutos. -Mamá estas aquí sabía que no me fallarías –Mi pequeño niño corre en mi dirección para luego aferrarse con fuerza a mi cuello. -Hola, cariño dije que vendría no es así –Murmuro sobre su hombro sosteniéndolo entre mis brazos. Demian nos observa con su intensa mirada sin perderse ningún detalle de nuestro encuentro. La
Catalina Abrego Ya pasaron dos semanas después mi última interacción con Demian. Quien me dejo en aquella oficina ignorada. No he recibido de su parte ninguna llamada o mensaje en todo este tiempo. ¡Quizás me volví loca, pero esto me está afectando!, mi adorado tormento me había acostumbrado tanto a su insistente presencia que ahora su total ausencia me estaba provocando emociones que no esperaba. Muchas veces tomaba mi teléfono con la intención de marcar su número pero luego me contenía por el miedo que se negara a responderme. Cuando recuerdo su fría mirada ese día un escalofrió recorre mis terminaciones nerviosas. ¡Qué hago ahora! -Catalina no puedes continuar de esta forma. Solo llámalo sé que esto te está afectando amiga. Más con esa tendencia tuya a remediar todo. Aunque Geo está en lo cierto. No tengo la menor idea como remediar las cosas en esta ocasión con Demian. En su mirada vi decepción con una mezcla de resentimiento en mi contra por tratar de abogar a favor de e
Catalina Abrego -Dime cómo te sientes en este momento –Pregunto a mi pequeña paciente de ocho años que se encuentra en terapia conmigo desde hace unos meses. -Mejor ya no me siento triste –Asiento feliz por ella que en el pasado sufría de depresión después de la pérdida de su abuela. -En ese caso Carina te felicito has cumplido con todas mis indicaciones poco a poco iras mejorando mucho más confía en mi –Mi pequeña paciente menea su cabecita sonriendo, mientras que su madre me agradece con una mirada silenciosa. -De acuerdo, ¡Quiero verte dentro de dos semanas!, continúa con tus ejercicios de respiración y concéntrate en cosas positivas en tu vida. -Eso haremos doctora muchas gracias por toda su ayuda. Cuando finalmente me despido de mi paciente y su madre me quedo todavía en mi consultorio por un momento antes de alistar mis cosas para marcharme a casa. Por hoy Carina era mi último paciente. Durante todos estos días me había pasado completamente concentrada en mis deberes como
Catalina Abrego -¿Cómo está mi esposa doctor?, ella estará bien…dígame ¡sí!, ese tipo consiguió lo que pretendía –Escucho la voz de Demian entre un ruido molesto que nos rodea. En donde sea que nos encontremos en este momento. -Señor Stuart, guarde la calma por suerte. Usted llego a tiempo con su esposa, antes que ese hombre consiguiera ultrajarla. Ahora mismo se encuentran aquí los médicos forenses y la policía. Para que usted de su declaración. ¡Demian mi esposo nuevamente me salvo!, parecía como si estuviera destinado a intervenir cada vez que estaba en problemas. Ahora sé que estoy a salvo puedo descansar un poco porque me siento muy agotada. Mi cuerpo entra en un estado de somnolencia entro y salgo de un pesado sueño, mientras todo a mi alrededor va cambiando poco a poco. En mi estado debilitado solo consigo escuchar voces de algunos conocidos así como de extraños. Durante mi permanencia en el hospital recibo visitas de mis padres, hermano, Nana Estelita me parece que tamb
Catalina Abrego Mi salida del hospital fue un poco como lo diría claramente accidentada. Demian insistía en llevarme con él a su casa pero mis padres y Mauricio se negaban a permitirlo. Alegando que aún no teníamos la bendición de la iglesia para vivir juntos. ¡Y como llevarle la contraria a los señores Abrego! Eso sería imposible por lo que al final mi pobre adorado tormento, fue quien termino cediendo. Con la condición de que se le permitiera verme cuantas veces el quisiera. ¡Cosa que no pudieron negárselo mis padres ni siquiera Mauricio! Después de lo ocurrido con ese hombre tanto mis padres como Demian nuevamente decidieron sin consultarme que debía tener personal de seguridad. Trate de negarme rotundamente pero fue imposible luchar contra ese trio. Juntos eran una fortalece difícil de vencer para mi mala suerte pero por el bien de mi paz mental ya no continúe discutiendo con ellos. Después de unos días me sentía con mucho mas fuerzas para enfrentarme a mi trauma. Ya que