Por Javier

Los días que siguieron la vi de lejos y el 31 la pasé solo con mi hermano, a las 12 le sonó el celular, era ella y se saludaron.

Luego nos abrazamos con Tony y cada uno se reunió con sus amigos, más o menos lo que hacíamos desde hace mucho, otros años también nos cruzabamos con mi hermano en ese restaurante.

Si estaba mi padre él se retiraba, y algunas veces mi papá la pasaba con Camila en la fundación y ahora sé que era por Lilian.

Esa arpía, en este momento está con Camila, siempre en medio de lo mío.

Terminé borracho, como siempre, y en un hotel, con una morocha infartante, es una famosa vedette, veterana, creo que tiene 38 años o 40 años, una experiencia que le da para todo, ya habíamos estado juntos un par de veces.

Pero si antes nos habíamos divertido mucho, ahora me resultaban molestos hasta sus gemidos.

Lo hicimos dos veces y cuando terminamos me preguntó quién era Camila.

-Dijiste su nombre varias veces.

Estoy más jodido de lo que pensé.

La dejé en donde me indicó