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Ella sintió ese aliento cálido, su lengua abriéndose paso por su boca, acariciándola, de pronto fue como si él la empujara a la cama, y sintiera su peso sobre su cuerpo, era imposible liberarse de él, la forma en que la besaba, era como si nublara toda su razón, incluso si ella luchaba, sintió miedo, más allá de cualquier deseo, él no la amaba, y ella no quería entregarse a alguien si no era por amor, sintió como los besos de Fred se desplazaron a su cuello era como si sus besos quemaran, su piel también, era tan caliente, y ella solo quería detenerlo, pero él entrelazó sus manos —¡Por favor, déjame! ¡No quiero! —exclamó sollozando Fred la miró aturdido, su cabeza le dolía, casi como si fuera a explotar —¿Por qué no? ¿Acaso no eres ya mi esposa? Lo juraste ante Dios y ante un juez, ahora no quieres cumplir con tus obligaciones. Ella le miró atormentada, nunca pensó que él fuera capaz de exigir sus derechos de esposo, pero de pronto Fred solo se hizo a un lado, tendiéndose sobre la
Apenas amaneció Sarah despertó y no encontró ahí a Fred, se levantó, se bañó, se arregló y salió del camarote, recorriendo las instalaciones del barco, era un lugar tan elegante, como en sus sueños, ella no sabía que podía ser tan perfecto. Pronto le indicó el mayordomo que atendía su camarote, que había visto a su marido en la piscina de primera clase. Sarah caminó hasta ahí, se sentía perdida en ese gran lugar, pero al entrar, pudo ver a Fred, sin embargo, al verlo, descubrió que no estaba solo, una exuberante rubia nadaba a su lado, y parecían tan cariñosos, no se besaban, pero se notaba que coqueteaban y que él actuaba como cualquier hombre soltero, cuando él levantó la mirada y la vio, salió de la piscina y se acercó a ella, sosteniéndola del antebrazo dirigiéndola a la salida —¿Qué haces aquí? —exclamó —¿Por qué no puedo estar aquí? —No te olvides de tu lugar, eres solo mi esposa por contrato y nada más, no te tomes acciones que no te corresponden. Ella soltó su agarre y l
Cuando la luz del sol se coló por la ventana, y Sarah abrió los ojos, escuchó el sonido del mar, el cantor de pajarillos cercanos, abrió los ojos, y miró alrededor, el gran camarote, bostezó y sintió de pronto que unas manos fuertes estaban aferradas a su cintura, un calorcillo la envolvió, de verdad la cama era demasiado cómoda, pero sintió que su cabeza dolía, de pronto cuando miró al lado vio a Fred, todos los pensamientos volvieron a su mente, como una ráfaga, pero no podía recordar nada, hizo algo de memoria y solo recordaba que habían comido, de pronto sintió un miedo enorme, estaban acostados en la misma cama, levantó las sábanas y sus ojos se abrieron con gran estupor, miró su cuerpo desnudo, y cuando quitó por fin la manta, también Fred estaba totalmente desnudo a su lado, ella se levantó, alejándose con fuerza de él, cubriéndose con otra manta, y miró la cama, observó pequeñas manchas rojizas de sangre, que sobre la cama le recordaban a pétalos de rosa sobre nieve, sintió qu
Richard caminó hacia el parque y de pronto encontró a Carolina, ella caminaba de prisa y él cerró su camino, cuando ella lo miró abrió ojos enormes, Richard tenía un gesot de decepción absoluta—¡Richard! —exclamó—Creí que estabas en la casa.Ella bajó la mirada—Yo… Yo… —titubeó—Dime la verdad, viniste a ver a Saúl.Carolina lo miró con estupor, no podía creer que él lo supiera todo—¡Richard no es lo que crees!—No creo nada, quiero que me lo expliques tú misma.Ella sintió que temblaba y su voz tembló—Es que… él me envió una nota, he venido aquí para decirle que me deje en paz —dijo con firmeza—¿De verdad? ¿O es que aún sientes algo por él?—¡No! Richard, ni siquiera recuerdo a ese hombre, yo te amo a ti, solo a ti —exclamó desesperada, luego su mano acarició el rostro de Richard y esa caricia lo doblegó—¿Carolina? —exclamó una voz firme y gruesaAmbos miraron al dueño de aquella voz, Richard sintió una furia solo de volver a ver a Saúl, él recordó aquellas fotos, y sintió que
Cuando Sarah recuperó la compostura se alejó de los brazos de Fred, y él sintió como si ella hubiese dejado un frío en su lugar—Tuviste una pesadilla, y no podías despertar.Ella asintió—Estoy bien —dijo y miró la cama, no tenía idea de cómo había llegado ahí, pero se levantó y se fue a bañarCuando Sarah salió, Fred ya no estaba ahí, ella se cambió y decidió salir tomando la tarjeta de crédito.Caminó por el barco, sintiéndose tan perdida, hasta que entonces escuchó una voz familiar, sonrió al ver a René y luego fueron a dar un paseo—En unos quince minutos nos detendremos en Esla, no te gustaría ir a pasear conmigo.Ella sonrió y asintió, pronto cuando el barco hizo una parada, ellos bajaron y recorrieron la ciudad—¿Eres feliz, Sarah?Ella se tensó ante sus palabras—Bueno, como todo el mundo, a veces tenemos problemas—La meta del ser humano siempre debe ser feliz.—Ser feliz con lo que tiene, porque si estamos buscando siempre la felicidad, veremos los años pasar y nos amargare
Cuando Sarah abrió los ojos, pudo ver a su lado a Fred durmiendo, ella admiró su rostro, era como un príncipe de cuento de hadas, de mentón puntiagudo, nariz recta, cabellos marrones como sus ojos, y piel clara, pensó en él, ¿Acaso podía nacer el amor? ¿Qué sentía realmente por él?Sintió que podía caer en la trampa del amor, pero tenía mucho miedo, no estaba segura de nada, ella se bañó y se vistió.Cuando Fred abrió los ojos, no encontró a Sarah ahí, se levantó con rapidez, la buscó también en el baño, pero ella no estaba por ningún lado de aquella alcoba, de pronto sintió un miedo atroz, no sabía por qué, pero de su mente no podía sacar la idea de que ella había huido de su lado.Se baño y se visitó a toda prisa, y salió del hotel, incluso la llamó por teléfono, pero ella no respondió—¡Señor Steele! —dijo un empleado deteniéndolo en el lobby y Fred volvió a él—¿Sí?—Su esposa dejó esta nota para usted.Fred tomó la nota y leyó lo que decía«Fui a caminar por la playa, regreso en
Cuando llegó el día de la fiesta, y Richard miró a Carolina bajar la escalera, la observó con ojos enamorados, su esposa era la mujer más hermosa que vieron sus ojos, no había comparación, porque Richard la amaba con locura, sonrió—¡Te ves tan hermosa!Ella se ruborizó y sintió como estrechaba su cintura y besaba sus labios color carmín—Tú te ves como un príncipe, pero ahora, señor guapo, debemos irnos a por los demás Steele, nos esperan —dijo con voz dulceÉl asintió y la tomó de la mano para irse.Fred estaba listo desde hace tiempo, y solo esperaba a su madre y a Sarah, cuando, Rachel y Marian bajaron listas para irse, caminaron para ir al auto—¡Sarah que no baja! Iré por ella —sentenció enfadado—Tenle paciencia, Fred, no seas injusto, es su primera fiesta con la familia —sentenció Marian y Fred cayó en cuenta de que la abuela tenía razón, decidió esperar a que ella bajara.Cuando Carolina y Richard llegaron y entraron a la mansión, Fred vio a Carolina, no pudo apartar sus ojos
Richard salió a toda prisa, pero descubrió que Carolina se había ido con el auto, recordó que ella guardó las llaves en su cartera, observó como Fred, corría a su auto y lo detuvo, cuando intentó pasar de largo, casi atropellaba a su hermano, pero se detuvo—¡¿Qué crees que haces?! Déjame subir —dijo Richard—Consigue tu propio auto y ve por Carolina, yo iré por ella—¡No seas patético! Tú eres nadie para ella, ¡Soy su esposo! Ábreme.Fred lo miró con reto—¿De verdad? ¿Así es como dices que deseas lo mejor para ella que antepones su tranquilidad por tu sed de competencia?Fred sintió que las palabras de Richard lo traspasaban y abrió la puerta del auto, Richard entró y Fred condujo, pero notó que su hermano estaba desesperado, Fred condujo a casa.Al llegar, Richard preguntó por Carolina, pero ella no estaba ahí—¡¿Dónde puede estar? —exclamó Fred y miró a Richard de reojo—. ¿Acaso no tienes idea de a dónde pudo ir? ¿No conoces a tu amada esposa? —preguntó con ironíaRichard puso ojo