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Maya era llevada al hospital en la ambulancia, había perdido el sentido, Richard y Carolina la seguían en el auto, ninguno había dicho nada, todo lo ocurrido era demasiado trágico para poder decir nada. Al llegar al hospital, pudieron ver que la llevaban a urgencias, ambos se quedaron en la sala de espera, se veían atormentados —¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué actuó de una forma tan loca? —exclamó Carolina tan consternada Richard la abrazó con fuerza entre sus brazos, odiaba que esa mujer siguiera inmiscuyéndose entre ellos —Lo siento tanto, Carolina, lo que menos quiero es que tú padezcas por culpa de mi pasado y de esa mujer. Ella acunó su rostro y lo miró —No es tu culpa, mi amor, tú no tienes la culpa de como actúan otras personas, menos por culpa de ella, es su decisión, ella necesita ayuda, de verdad, necesita ayuda psiquiátrica, tú no estás obligado a amarla, y a cargar con su locura. Richard estuvo muy de acuerdo con ella, y aún la abrazó con más fuerza a su cuerpo, para
Saúl se burlaba de Maya, mientras ella le miraba con furia, con el rostro enrojecido de la rabia que sentía —¡Deja de reírte! —¡Y cómo no, mujer! Mira lo que hiciste, te cortaste la muñeca y todo para nada, al final, Richard no te hizo caso, ni Carolina tampoco —dijo riendo de ella—. ¿Ahora qué harás? —¿Qué haré? Esperar. —¿Esperar? —exclamó él mirándola como si ella hubiese enloquecido—. Pero, no te das cuenta de que él ahora está muy feliz con la esposa, si lo dejas así, corres el riesgo de que ella se embarace, y ahora sí que lo pierdes para siempre. —Eso no sucederá, incluso si lo hace, me encargaré de que ese hijo no nazca, pero ahora debo tener paciencia, si hago cualquier cosa justo ahora, ellos no dudarán en culparme a mí de todo esto, en cambio, si finjo que estoy bien, que he salido adelante, Richard tarde o temprano enmendará su opinión sobre mí, en lugar de creer que soy solo una loca toxica, creerá que he cambiado y entonces, por fin lograré atacar para separarlos —di
Cuando el animador del evento los llamó al centro de la pista de baile para que bailaran el primer vals como esposos, Fred llevaba la mano de Sarah Carter, ella estaba tan temblorosa, anhelaba irse de ahí, pero aún así estuvo frente a él, Fred tomó su mano y acercó su cintura, ella puso su mano sobre su hombro, y resonó una dulce y suave melodía, las luces bajaron, de manera en que una tenue luz los iluminó, ella pudo ver su rostro, era un hombre muy atractivo, con un gesto muy amargado, que le daba un toque místico, sus ojos se miraron fijamente, mientras bailaban, para todo el mundo aquella pareja era hermosa, eran jóvenes, atractivos y bailaban rítmicamente, a pesar de la seriedad en sus ojos, todos podían ver un brillo de complicidad que parecía ser armonioso, era para todos visto que era un amor fortalecido, pero nadie sabía la verdad. Marian los miraba de lejos, y anhelaba que surgiera el amor, un amor tan fuerte como aquel que ella llegó a profesar por Carlos Donelli, ella miró
Ella sintió ese aliento cálido, su lengua abriéndose paso por su boca, acariciándola, de pronto fue como si él la empujara a la cama, y sintiera su peso sobre su cuerpo, era imposible liberarse de él, la forma en que la besaba, era como si nublara toda su razón, incluso si ella luchaba, sintió miedo, más allá de cualquier deseo, él no la amaba, y ella no quería entregarse a alguien si no era por amor, sintió como los besos de Fred se desplazaron a su cuello era como si sus besos quemaran, su piel también, era tan caliente, y ella solo quería detenerlo, pero él entrelazó sus manos —¡Por favor, déjame! ¡No quiero! —exclamó sollozando Fred la miró aturdido, su cabeza le dolía, casi como si fuera a explotar —¿Por qué no? ¿Acaso no eres ya mi esposa? Lo juraste ante Dios y ante un juez, ahora no quieres cumplir con tus obligaciones. Ella le miró atormentada, nunca pensó que él fuera capaz de exigir sus derechos de esposo, pero de pronto Fred solo se hizo a un lado, tendiéndose sobre la
Apenas amaneció Sarah despertó y no encontró ahí a Fred, se levantó, se bañó, se arregló y salió del camarote, recorriendo las instalaciones del barco, era un lugar tan elegante, como en sus sueños, ella no sabía que podía ser tan perfecto. Pronto le indicó el mayordomo que atendía su camarote, que había visto a su marido en la piscina de primera clase. Sarah caminó hasta ahí, se sentía perdida en ese gran lugar, pero al entrar, pudo ver a Fred, sin embargo, al verlo, descubrió que no estaba solo, una exuberante rubia nadaba a su lado, y parecían tan cariñosos, no se besaban, pero se notaba que coqueteaban y que él actuaba como cualquier hombre soltero, cuando él levantó la mirada y la vio, salió de la piscina y se acercó a ella, sosteniéndola del antebrazo dirigiéndola a la salida —¿Qué haces aquí? —exclamó —¿Por qué no puedo estar aquí? —No te olvides de tu lugar, eres solo mi esposa por contrato y nada más, no te tomes acciones que no te corresponden. Ella soltó su agarre y l
Cuando la luz del sol se coló por la ventana, y Sarah abrió los ojos, escuchó el sonido del mar, el cantor de pajarillos cercanos, abrió los ojos, y miró alrededor, el gran camarote, bostezó y sintió de pronto que unas manos fuertes estaban aferradas a su cintura, un calorcillo la envolvió, de verdad la cama era demasiado cómoda, pero sintió que su cabeza dolía, de pronto cuando miró al lado vio a Fred, todos los pensamientos volvieron a su mente, como una ráfaga, pero no podía recordar nada, hizo algo de memoria y solo recordaba que habían comido, de pronto sintió un miedo enorme, estaban acostados en la misma cama, levantó las sábanas y sus ojos se abrieron con gran estupor, miró su cuerpo desnudo, y cuando quitó por fin la manta, también Fred estaba totalmente desnudo a su lado, ella se levantó, alejándose con fuerza de él, cubriéndose con otra manta, y miró la cama, observó pequeñas manchas rojizas de sangre, que sobre la cama le recordaban a pétalos de rosa sobre nieve, sintió qu
Richard caminó hacia el parque y de pronto encontró a Carolina, ella caminaba de prisa y él cerró su camino, cuando ella lo miró abrió ojos enormes, Richard tenía un gesot de decepción absoluta—¡Richard! —exclamó—Creí que estabas en la casa.Ella bajó la mirada—Yo… Yo… —titubeó—Dime la verdad, viniste a ver a Saúl.Carolina lo miró con estupor, no podía creer que él lo supiera todo—¡Richard no es lo que crees!—No creo nada, quiero que me lo expliques tú misma.Ella sintió que temblaba y su voz tembló—Es que… él me envió una nota, he venido aquí para decirle que me deje en paz —dijo con firmeza—¿De verdad? ¿O es que aún sientes algo por él?—¡No! Richard, ni siquiera recuerdo a ese hombre, yo te amo a ti, solo a ti —exclamó desesperada, luego su mano acarició el rostro de Richard y esa caricia lo doblegó—¿Carolina? —exclamó una voz firme y gruesaAmbos miraron al dueño de aquella voz, Richard sintió una furia solo de volver a ver a Saúl, él recordó aquellas fotos, y sintió que
Cuando Sarah recuperó la compostura se alejó de los brazos de Fred, y él sintió como si ella hubiese dejado un frío en su lugar—Tuviste una pesadilla, y no podías despertar.Ella asintió—Estoy bien —dijo y miró la cama, no tenía idea de cómo había llegado ahí, pero se levantó y se fue a bañarCuando Sarah salió, Fred ya no estaba ahí, ella se cambió y decidió salir tomando la tarjeta de crédito.Caminó por el barco, sintiéndose tan perdida, hasta que entonces escuchó una voz familiar, sonrió al ver a René y luego fueron a dar un paseo—En unos quince minutos nos detendremos en Esla, no te gustaría ir a pasear conmigo.Ella sonrió y asintió, pronto cuando el barco hizo una parada, ellos bajaron y recorrieron la ciudad—¿Eres feliz, Sarah?Ella se tensó ante sus palabras—Bueno, como todo el mundo, a veces tenemos problemas—La meta del ser humano siempre debe ser feliz.—Ser feliz con lo que tiene, porque si estamos buscando siempre la felicidad, veremos los años pasar y nos amargare