El rostro de Calia descansaba sobre el torso de Aleckey. Estaban envueltos en una fina capa de piel de cordero, ambos sumidos en sus propios pensamientos, satisfechos y en paz. Ella, olvidando su venganza por un momento; él, sintiéndose en armonía tal y como esperaba con su luna.—Quiero visitar a Aria —susurró Calia, rompiendo el silencio.Aleckey permaneció callado unos segundos hasta que ella se apoyó sobre sus codos para buscar su mirada en busca de una respuesta.—Mi relación con Dimitri no es la mejor. No creo que pueda presentarme en su territorio sin que terminemos peleando, y honestamente, no tengo ganas de humillarlo frente a su gente —dijo con serenidad.Calia vio la verdad en sus ojos. Aleckey estaba cansado de esa enemistad. Sin embargo, ella no podía ignorar a su amiga.—Ella es importante para mí —murmuró con firmeza.El alfa suspiró pesadamente. No quería ver a su luna triste ni preocupada.—Bien. Viajaremos mañana al amanecer.La sonrisa radiante de Calia iluminó la h
—Dime la verdad, ¿te sientes bien? —interrogó Calia a su amiga mientras tomaban asiento frente a una fuente, Aria lo pensó, no sentía miedo de estar aquí, ella solo extraña a su amiga, Zaina.—Extraño a Zaina y las demás —murmuró enfocando su vista en el cielo estrellado hasta que el suspiro de Calia llamo su atención.—Zaina me culpa por lo sucedido —dijo jugando con sus dedos—. Quizás si no las hubiera invitado a la fiesta, no habría sucedido nada de esto… lo siento mucho, Aria.La joven Aria sujeto sus manos para darle una caricia.—El destino es engañoso, Calia. Un día estábamos en un lugar desprotegidos, expuestas a que cualquier criatura nos atacase, sin embargo, aquí nos vemos… protegidas por best… lobos —concluyo como si todo fuera un juego de su Señor.—Son hombres complicados.—Debemos suponer que todo lo son, no hemos conocido hombres en años —se burló ganándose una risa por parte de Calia.—Cierto.La conversación culminó y ambas ingresaron a la casa encontrando a los homb
Los brazos de Aleckey envolvían a Calia, protegiéndola de la tenue luz que se filtraba por el ventanal. Ella tenía el rostro hundido en su torso desnudo, disfrutando de su olor y, sobre todo, del calor de su cuerpo, una barrera firme contra el frío exterior.Un suspiro escapó de sus labios antes de removerse entre los brazos de Aleckey. Él abrió los ojos y la estrechó más contra sí.—Buenos días, mi luna —ronroneó, moviéndose para quedar sobre ella.Calia pasó ambos brazos alrededor de su espalda, ganándose una sonrisa del alfa.—Tenemos que volver a nuestra manada. Ya viste a tu amiga —murmuró el rey con sus ojos puesto en ella.—Lo sé. Ella es fuerte y va a estar bien —respondió con suavidad.—Dimitri la cuidará. Es su luna —susurró, rozando su nariz con la de ella.Aleckey selló sus labios con un beso, al tiempo que deslizaba su mano por el costado de Calia. Su toque la estremeció. Sus dedos continuaron trazando un camino ascendente hasta su pecho, rodearon su pezón y tiraron de él
—Calia… —susurró muy bajo al abrir los ojos, su voz rasposa por el dolor y el agotamiento.Ella reaccionó de inmediato, arrodillándose a su lado con el corazón latiéndole con fuerza. La tenue luz de la luna se filtraba por la entrada de la cueva, iluminando su rostro preocupado.—Estoy aquí —murmuró, acariciando su mejilla con suavidad.Aleckey parpadeó un par de veces antes de centrarse en ella. Sus fuerzas apenas regresaban después de seis largas horas dentro de aquel refugio improvisado. Se sentía débil, pero al menos el dolor punzante había disminuido. Su regeneración avanzaba más rápido de lo que esperaba y, aunque aún quedaban rastros de sangre seca en su piel, sus heridas estaban casi cerradas.—Tenemos que movernos pronto —murmuró Aleckey, forzándose a incorporarse.—¿Estás seguro de que puedes caminar? —preguntó ella con el ceño fruncido.—Estoy seguro de que debo hacerlo. No podemos quedarnos aquí por más tiempo.Calia asintió a regañadientes. Ella también sabía que no podía
La tenue luz de la luna se filtraba por las ventanas de la habitación del rey alfa. Calia dormía junto a Aleckey, su cuerpo envuelto en el calor de su alfa. Su respiración era tranquila, acompasada con la de él, pero algo en su interior comenzó a removerse. Un llamado, una sensación inquietante que la arrastraba desde lo más profundo de su ser.Abrió los ojos de golpe. La sensación se intensificó, como si una voz lejana susurrara su nombre en el viento. Su corazón palpitó con fuerza. Miró a Aleckey, que dormía profundamente a su lado, su brazo protector sobre su cintura. Con cuidado, retiró su brazo y se deslizó fuera de la cama sin hacer ruido. Sus pies descalzos tocaron el suelo frío mientras avanzaba sigilosa hacia la puerta. Sintió un ligero escalofrío, pero no se detuvo.Atravesó los pasillos oscuros de la mansión, asegurándose de no ser vista. El aire nocturno la recibió cuando salió al jardín, y la sensación que la guiaba se hizo aún más intensa. Sus pasos la llevaron hacia el
El sol de la tarde estaba apenas cayendo, extendiendo sombras alargadas entre las tiendas de campaña. La frontera no era un lugar seguro, pero en ese momento, con los lobos de la manada reunidos alrededor de las fogatas, la tensión de los últimos días parecía disiparse. Las conversaciones fluían con facilidad, el aroma de la carne asada impregnaba el aire y las risas resonaban en la noche.Luz se encontraba sentada en un tronco junto a Asher, con una jarra de agua en la mano. Su atención estaba fija en una escena a pocos metros de ella: Axel, de pie junto a un grupo de guerreros, con su característica sonrisa relajada, escuchaba con aparente interés a Tatiana, una de las guerreras más destacada en la frontera.La loba no solo hablaba con él, sino que lo hacía de una manera demasiado cercana, inclinando el rostro para susurrarle algo, rozando su brazo con el suyo, pero su mandíbula se tensó cuando lo vio sonreírle a Tatiana, inclinándose ligeramente como si de verdad le importara lo qu
—Es usted una mujer muy hermosa, Luna —murmuró la joven mientras trenzaba con cuidado el cabello de Aria.Ella le sonrió a través del espejo.—Tú también eres hermosa.La chica se sonrojó, apartando la mirada con timidez. Pronto terminó de acomodar los mechones y se retiró con una leve reverencia. Aria se quedó sola, admirando su reflejo. No había nada especial en ella, no entendía por qué Dimitri la miraba de esa manera.Se levantó de la silla y salió de la habitación, necesitaba aire. Caminó por los pasillos de la mansión, hasta que una presencia la detuvo.—Luna. —La voz grave y profunda la hizo girar de inmediato, Dimitri estaba apoyado contra la pared con cabello rubio desordenado, observándola y analizando con aquellos ojos grises brillando de manera muy lobuna, ya que Forest tenía control.—Dimitri —dijo ella con nerviosismo, su corazón latiendo más rápido de lo normal.Él no dijo nada al principio, simplemente la contempló. Luego, en un movimiento tan rápido que ella apenas pu
El aire en la zona de entrenamiento estaba cargado de tensión y polvo cuando Aleckey llegó, su presencia imponiéndose de inmediato. Su mirada dorada se deslizó por el círculo de lobos que se había formado alrededor de dos figuras en el suelo. Un gruñido profundo retumbó en su pecho al ver a Astrid sujetando a Calia contra la tierra con su brazo presionando su cuello.—¡Suéltala! —rugió Aleckey, y el peso de su voz hizo que los espectadores se encogieran, Astrid liberó a Calia de inmediato y retrocedió, aunque no con sumisión, sino con la arrogancia de quien cree estar en lo correcto. Calia, con su ropa de entrenamiento rasgada y polvo cubriendo su piel, se incorporó con los ojos encendidos de furia. El rey alfa avanzó, clavando sus ojos en Astrid, pero su voz resonó con autoridad al hablar—¡Explíquense ahora!—Alfa, yo solo estaba defendiendo nuestras creencias. Esta mujer y sus seguidoras no tienen respeto por la diosa luna. Están aquí, en nuestro hogar, y aun así continúan adorando