Joel se encontraba sumergido en sus pensamientos, buscando respuestas en las sombras de su propia mente. Sentía una mezcla de rabia y frustración mientras recordaba la escena en la que Audrey, la viva imagen de su hija muerta , había corrido hacia Bleid en un gesto de lealtad inquebrantable.La traición de Audrey había dejado una herida profunda en el corazón de Joel. ¿Cómo podía haberse dejado engañar de esa manera? ¿Qué había hecho mal? ¿Por qué seguía amándolo después de lo mucho que había invertido él en romper y mancillar los recuerdos que tenía de él.Pero Joel sabía que no podía permitirse dudar de su plan. La venganza sobre el último miembro de los Wolfang estaba cerca, y debía mantener su fachada de aliado para asegurar que nada saliera mal. Aunque le doliera en lo más profundo de su ser, debía sonreír y continuar manipulando la mente de Audrey.El sarcasmo se deslizaba por sus labios mientras repetía las palabras de Bleid sobre el amor por la familia. Para Joel, el concepto
Audrey y Bleid, ansiosos por volver a estar juntos, finalmente se encontraron en la acogedora intimidad de su habitación, después de haber estado separados durante lo que para Audrey pareció una eternidad. Aunque solo habían transcurrido unos pocos días desde su última vez juntos, la sensación de desconexión que Audrey experimentaba parecía haberse arraigado en lo más profundo de su ser. Sin embargo, su amor por Bleid permanecía inalterado, sin sufrir la más mínima dilución en medio de la distancia temporal.— Solo necesito una ducha y estaré contigo— afirmó ella con voz entrecortada, anhelando refrescar su cuerpo y despejar su mente después de esos días de separación. Sabía que era crucial reconstruir la conexión especial que compartían, nutrirla y hacerla florecer una vez más, que debían recuperar su enlace.Se despojó de su ropa, dejando que cayera al suelo, mientras sus ojos se posaban en el diario que había mantenido cuidadosamente oculto bajo la ropa, asegurándose de que Joel n
Mientras lavaba su cabello, Bleid se enfocó en el simple acto de cuidar de ella, deseando que cada movimiento transmitiera su amor y apoyo. Quería que Audrey sintiera que podía confiar en él, que estaba allí para aliviar su carga y ayudarla a relajarse. En ese instante, la distancia emocional entre ellos parecía disiparse, reemplazada por una conexión íntima y reconfortante.El agua tibia caía sobre ellos, creando una sinfonía suave mientras Bleid continuaba su tarea. Cada roce, cada gesto, estaba imbuido de cariño y complicidad. En ese momento, a través del simple acto de lavar su cabello, Bleid esperaba que Audrey sintiera la fuerza de su amor y comprensión, y que supiera que estaban juntos en este viaje, enfrentando cualquier desafío que se presentara.—Solo deja que lo haga, disfruta. Mi amor.En lo más profundo de su ser, Audrey se debatía entre la esperanza y el miedo. La incertidumbre sobre si sería capaz de arreglar su relación con Bleid. Sentía un nudo en su estómago que le r
Audrey sintió cómo su espalda se adhería al fresco azulejo de la ducha, formando un contraste delicioso con el calor ardiente que emanaba de su esposo. Los labios ansiosos de Bleid trazaron un sendero de deseo descendiendo por su cuello, dejando un rastro de besos y suaves mordiscos que despertaban sensaciones intensas en su piel. Cada contacto era una promesa de pasión y entrega.Con manos expertas, Bleid acarició los senos de Audrey, dedicando atención individual a cada uno, mimándolos con delicadeza y reverencia. Cada caricia y roce enviaba ondas de placer a través de su cuerpo, haciendo que su respiración se acelerara y su piel se erizara con anticipación. La conexión entre sus caderas se intensificó, un movimiento sensual y rítmico que aumentaba el fuego ardiente entre ellos, fusionando sus deseos y anhelos en una danza carnal.El agua de la ducha caía sobre ellos, como una lluvia sensual que bañaba su unión, añadiendo una dimensión etérea a su pasión desenfrenada. —Así, mi amor
En ese momento, no existía nada más que ellos dos, fundiéndose en un abrazo íntimo y salvaje. El placer los envolvía, elevándolos a nuevas alturas de éxtasis y dejando atrás cualquier preocupación o temor. Se entregaban el uno al otro con una pasión desbordante, celebrando su amor y la unión que los unía más allá de la realidad tangible.— Ahí, ahí, mi amor —susurró Audrey entre gemidos extasiados, mientras sentía cómo se precipitaba hacia un viaje sin retorno. El calor y la excitación acumulados en su bajo vientre se extendieron por todo su cuerpo, envolviéndola en una oleada arrolladora de placer. Sus músculos se tensaron y se contrajeron en respuesta al orgasmo que la envolvía por completo.En ese instante de éxtasis, Audrey se aferró aún más a Bleid, sus uñas arañando suavemente su espalda y dejando marcas temporales como testimonio de la pasión desatada. Era como si pretendiera mantenerlo dentro de ella, fusionados en un abrazo ardiente y profundo. Su cuerpo se estremecía bajo l
¿Acaso Susan también deseaba lo mismo que él?Susan por su parte sentía que su rostro ardía una parte de ella se debatía entre continuar que él siguiera traspasando e invadiendo su espacio personal o ser ella quien terminara de romper la estrecha distancia que los dividía.El aliento de ambos se mezclaban con el del otro, sus rostros estaban tan justos que parecía imposible que algo pudiera evitar que entre ellos se diera ese beso que ambos parecían estar anhelando.Justo en el momento en que sus labios estaban a punto de encontrarse, el sonido de unos pequeños pies corriendo hacia la cocina interrumpió el momento mágico. Joel y Susan se separaron rápidamente, a tiempo para presenciar cómo la pequeña Gwyneth entraba corriendo y se dirigía directamente a los brazos de su abuela.—Abuela, abuela, ¿qué te pasa? ¿Por qué estás roja en el rostro? ¿Estás enferma? — preguntó la curiosa niña, preocupada por la apariencia de su abuela.Susan, desconcertada por las preguntas de su nieta, optó p
— Susan, entiendo tu desconfianza y la de Gwyneth. Pero son solo los sueños de una niña — respondió Joel. — Estoy dispuesto a hacer todo lo posible para proteger y cuidar a tu familia, te aseguro que tengo las mejores intenciones con ellos.— Necesitamos tomar un tiempo para reflexionar debo hablar con Gwyneth, ella no es solo una niña— dijo Susan..Joel asintió, comprendiendo la importancia de abordar las preocupaciones de Gwyneth de manera adecuada.Mientras tanto, en el jardín, Barack y Gregory se esforzaron por distraer y entretener a Gwyneth, tratando de brindarle un momento de alegría y diversión.— Mira, Gwyneth, podemos jugar en el laberinto si quieres me transformo y tú tratas de atraparme, recuerdas cómo antes jugábamos a eso — sugirió Gregory, intentando sacar una sonrisa de su hermanita.Gwyneth, aunque todavía inquieta, comenzó a relajarse gradualmente mientras participaba en las actividades propuestas por su hermano y su tío. Aún así Barack sabía la verdad y no solo era
Aseguraba el brujo conteniéndose. Sintiendo sus ojos arder al pensar en que había pasado siglos y siglos de desesperación y dolor para encontrar un atisbo de felicidad justo cuando debía terminar todo ¿Por qué ahora que por fin era feliz?— Ella es el resultado del amor, ella es lo único que necesito para sacar esos monstruos que cree de la faz de la tierra.Ravel no apartaba la mirada de Gregory.— Tengo que hacerlo, he vivido demasiados años, mi amor, he sufrido demasiadas veces el dolor de la muerte y por mi causa miles y miles de personas en todo el mundo perecieron en las fauces de los monstruos que un día cree, todas y cada una de esas muertes las viví yo también. Estoy demasiado cansado.Gregory se había petrificado en el momento justo que él le había dicho que él más que nadie debía de entender qué era lo que deseaba hacer; sin embargo, no podía. Cómo le pedía entender que para acabar con una maldita guerra, debía sacrificar a un ser inocente.— Pero esto va a terminar muy pro