Capítulo 4

Connor Fray

—¡Dije que me bajes! Tú enorme bruto

—Continua nena no voy a cambiar de opinión, irás dónde decida llevarte.

—En tus sueños Fray déjame ir idiota —Dice con un renovado ataque de golpes con sus pequeños puños.

Continuo con mis pasos ignorando sus protestas pronto será una Fray debe acostumbrarse a mi presencia, por que ahora estoy decidido que ella sea mi mujer. Y no la de ningún Morgan.

Entro cargando mi retadora prometida quien insiste en seguir golpeando con todas sus fuerzas. Mi dulce niña piensa que logrará dañarme. Muchos son los ojos que miran en nuestra dirección sirvientes que van y vienen.

—Lana, no quieres un escándalo que todos se enteren que mi prometida estaba en los brazos de otro hombre ¡Oh, si! —Con eso paran sus golpes además de guardar silencio —Ahora se buena niña de acuerdo.

Subo los escalones de dos en dos con ella sobre mis hombros su actitud me hace gracia en lugar de continuar enojado. Me parece entretenido que Lana, resultará ser la chica en la tarima.

Unos pasos más finalmente llegamos al final de las gradas, me dirijo por el pasillo buscando un lugar privado dónde conversar con ella.

Me decido por la segunda puerta que conduce directo aún despacho entro cerrando la puerta de un golpe, luego coloco a Lana, sobre sus pies.

—Bien, ahora preguntó y tú respondes ¡Entendido! —Mi valiente prometida comienza a negar, pero con mi mirada le indico que lo piense bien —Es fácil compláceme no te busques más problemas.

El gesto que hace con sus labios es muy gracioso ¡Está chica es entretenida!

Lana Glower

Permanecemos en un punto muerto estudiando nuestra mirada después que el muy bruto pronunciará sus últimas palabras, no puedo creer que pretenda tratarme como una niña. Cruzo mis brazos sobre mi pecho como una forma de llevarle la contraria.

Sin embargo, el hombre ni se entera, luego se aleja de mi metiendo sus manos dentro de los bolsillos en su pantalón.

—Bien, bien, eres Lana Glower eso está claro, también que eres mi prometida y que me engañas con Morgan. Dejo algo sin mencionar.

Una mueca se dibuja en mi boca este tonto se mentalizo en su cabecita su propia historia. Pero por mi bien es mejor que lo saque de su equivocación.

—Yo no tengo nada con Caleb son ideas tuyas Fray —Un dedo aparece frente a mi haciéndome callar.

—Por favor dime Connor ya que pronto nos convertiremos en esposos, entonces recapitulemos dices que estoy equivocado —Dice elevando una ceja gesto que remueve algo raro en mi estómago.

—Pues es una pregunta que debes responderte a ti mismo, porque de mí no obtendrás más aclaraciones. Me da completamente igual lo que pienses —Y ahí voy de nuevo.

Su mirada se torna oscura muchas alertas se disparan en mi cabeza sin embargo no consigo morderme la lengua por lo que continúo atacando.

—Es natural que un Fray se crea con derecho de intimidar a los demás actuando como un maldito salvaje exigiendo derechos que aún no tiene…

Hasta ahí llegan mis palabras el hombre me acorrala contra la pared asustándome por su arrebato.

—Presta atención Lana Glower guárdalo en tú pequeña cabecita, eres mi prometida, mi futura esposa y madre de mis hijos, te guste o no, me importa un bledo. Digiérelo como quieras, pero algo quiero que quede claro te mantendrás alejada de Caleb Morgan.

—Y si no quiero hacerlo ¿Qué? —Ahí voy de nuevo sin detenerme a pensar en las consecuencias porque nací sin un filtro o instinto de sobrevivencia.

El hombre solo sonríe antes de colocar sus labios sobre mi boca de forma posesiva, tomándome por sorpresa, pero qué demonios, luego busca abrirse paso en su interior mientras sus manos invaden mi cuerpo como un pulpo.

Connor Fray

Me dejo llevar ella es tan suave que mis manos se pierden en sus curvas, estoy concentrado en su calor que no veo venir su ataque. Lana, golpea con su rodilla mi parte noble, haciendo que suelte un alarido de dolor mientras llevo mi mano a esa zona.

—Pero que demonios te pasa sabes que puedes dejarme estéril por ese golpe acaso no quieres tener hijos en un futuro.

—¿Con quién, contigo claro que no? —Dice con burla en su voz irritándome.

Mi intención es volver a la carga contra ella, pero mi intención se ve interrumpida cuando la puerta se abre de repente apareciendo en el umbral Simón con su rostro descompuesto que de inmediato se transforma en una mueca.

—Connor tus padres y los señores Glower te están buscando, tienes una idea de cuantas excusas he dicho para cubrirte, mientras te escondes con esta chica —Vuelve su rostro hacia Lana —No, te ofendas, pero sales sobrando en esta conversación y en la vida de ese hombre, ya que mi amigo está comprometido, entiendes. Si, nos concedes unos minutos —Señala hacia la puerta.

Lana, asiente sin aclarar quien es ella, pero antes de salir por la puerta me muestra su lengua para luego simplemente marcharse dejándome ahí con mis testículos adoloridos y con un Simón orgulloso de proteger mi dignidad.

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