KAESAR:
Después de terminar la reunión con mi madre, que se esforzó en hacerme creer que estaba de mi lado, aunque yo podía oler desde donde estaba las mentiras en sus palabras, mandé un aviso a mi Luna con el omega de mi Beta Otar. Me dediqué a recorrer los límites de mi territorio. El gran ejército de veteranos que había reunido el Alfa Ridel se ubicó entre mi manada y la de mi Luna.
Luego regresé al palacio. Aunque moría de ganas de ir a hablar con mi Luna, no era el momento de abandonar a mi manada. Acababa de sostener una guerra y de enviar el cuerpo de mi abuelo a su manada, por respeto a que era de mi sangre y no podía dejar que se lo comieran los buitres. Además, debía organizar toda la defensa, aunque el consejo decía que debía aprovechar el apoyo de Kaela para acabar con todos los Arteones.Pero antes de la guerra, quer&iacutLUNA ARTEMIA:Un leve sonido me despertó; venía de la ventana. Había tomado la precaución de cerrar todos mis aposentos muy bien. Esa noche era peligrosa y no quería correr riesgos. Me di cuenta de que Kaesar no confiaba completamente en mí, pero tampoco desconfiaba. El gesto de enviar a mi padre para que le dieran sepultura me sorprendió. Me levanté despacio y caminé hasta la ventana.—Mi Luna, soy yo, el omega Ilán —escuché que susurraba.—¿Qué haces en mi ventana a esta hora de la noche? —pregunté sin abrir.—Alguien atacó al Alfa Kaesar en el palacio y me manda a avisar que se cuide, y que no se preocupe, está bien.No podía creerlo. Abrí la v
KAELA:No respondí a lo que dijo Kaesar; vi cómo se le cerraban los ojos, así que lo cubrí con una sábana. Sequé despacio mi largo cabello mientras lo observaba preocupada.—Debemos dormir con él para que sane más rápido —escuché a mi loba Laila—. Fue una suerte que trajeras todos esos antídotos humanos.—Sí, dijeron que últimamente habían escuchado que los licántropos los estaban usando. Morían muchos porque no los conocían; es algo sintético que inventaron los humanos —contesté suspirando, recordando cuánto extrañaba esta casa y la vida de lobos. Y en ese momento, deseaba estar en ese mundo donde mi única preocupación había sido estudiar.Mientras el crepitar del fuego iluminaba suavemente la habitación, los pensamientos se arremolinaban en mi mente como la
KAELA:Escuché a Laila con tranquilidad. A pesar de que su instinto loba la impulsaba a estar con su pareja sin importar las circunstancias, ella deseaba tanto como yo desentrañar el misterio de la muerte de nuestros padres. No solo por vengarnos de los culpables, sino porque necesitábamos redimir a Kaesar, si realmente era inocente, y amarlo con todas nuestras fuerzas.—Tienes razón, Laila —susurré en mi mente—. Si vamos a su manada, podremos observar mejor sus movimientos y descubrir si hay más secretos ocultos sobre la muerte de mi madre.Continué acariciando su cabello mientras mi mente trabajaba en el plan. El peso de Kaesar contra mi cuerpo me recordaba lo vulnerable que podía ser incluso el más fuerte de los alfas. Una sensación de protección se apoderó de mí, mezclándose con la desconfianza que crecía en mi interior.—Debemos
KAESAR:Me quedé a la espera de la respuesta de Kaela, que seguía haciendo sus cosas en el baño sin inmutarse ante mí. Era realmente hermosa, mi Luna, y fue entonces cuando me di cuenta de que se nos había pasado el celo. Al verla desnuda, no corrí hacia ella desesperado; en medio de la batalla, ambos lo habíamos olvidado.—Mi Luna, ya se nos pasó el celo, pero eso no significa que no quiera saltarte encima al verte así —dije, acercándome lentamente y abrazándola por la cintura, pegándome a su espalda—. Eres realmente hermosa, Kaela. No me tortures.Por un momento, detuvo lo que hacía y me miró por el espejo. Pude ver con claridad que había tomado una decisión que me hizo estremecer. A pesar de que en lo profundo de su mirada había amor por mí, también podía ver que estaba decidida a todo, y eso me hizo temer.<
KAESAR:Me acerqué a ella con pasos deliberadamente lentos, controlando el temblor de rabia que amenazaba con desbordarse. Ella me observaba, alerta; pude ver cómo el dorado en sus ojos aparecía, anunciando que su loba estaba lista para enfrentarme. Pero no podía permitir que ella dominara; no, yo era un alfa dominante y, al menos, esperaba respeto de su parte, no sumisión.—Kaela, comprendo todo por lo que estás pasando, pero hay un límite para lo que puedes decirme —respondí, tratando de calmarme. Tenía que establecer una base mínima de confianza entre ambos—. No busco otra cosa que limpiar mi nombre y el de mi familia. Pero mientras trabajamos para descubrir la verdad, debemos asegurar la protección de nuestras manadas. ¡Somos alfas, Kaela! Nuestra prioridad debe ser ellos.Ella me sostuvo la mirada sin miedo durante unos segundos que me parecieron e
KAELA:Me quedé observando su mano tendida hacia mí mientras su pregunta rebotaba en mi mente. En mi deseo de salvar a mi manada, me había olvidado por completo de que sospechaba de él. ¿Le estaba entregando sin querer los secretos más valiosos que había guardado mi padre? Me levanté del sillón sin tomar su mano, notando cómo su rostro se ensombrecía ante mi rechazo.La incertidumbre se arremolinaba en mi interior como una tormenta sin tregua. ¿Estaba tomando la decisión correcta al mostrarle los secretos encerrados en la biblioteca? Mi padre había consagrado su vida a proteger nuestro linaje y las reliquias que resguardaban la magia de nuestros ancestros. Sin embargo, ante la mirada sincera de Kaesar, me sentí vacilar.—Kaela, no lo hagas —me advirtió mi loba Laila—. No le enseñes todos los secretos de nuestra manada, no todav&iac
KAELA:No respondí de inmediato; me senté despacio en el sillón del alfa. Giré la cabeza y respiré aliviada al ver a mi Beta Rouf en una esquina, quien me dedicó una mirada de apoyo. Los cinco miembros del consejo me observaban con diferentes grados de preocupación y desaprobación en sus rostros.—La manada necesita estabilidad —reconoció el anciano Marcus, uno de los más conservadores.—Y la tendrá —declaré con firmeza—, pero no de la manera que ustedes esperan.—Alfa Kaela —comenzó Marcus de nuevo—, nos han informado que planea abandonar la manada para irse con los Guardianes Reales.—Es cierto —respondí con decisión, sintiendo a Laila brindándome apoyo, haciendo que mis ojos se tornaran dorados—. Es una misión de búsqueda de respuestas. Mi padre lo deseaba as&iacut
KAESAR:Había salido de la habitación de Kaela para escapar del instinto de someterla allí mismo. ¡Era mi Luna, la pareja destinada a mí por la Diosa Luna! ¿Cómo se atrevía a amenazarme con rechazarme y estar con otro lobo? Eso era más de lo que podía soportar en calma. Me alejé por el pasillo hacia la habitación donde me había indicado que estaba mi Beta; necesitaba escuchar sus sabias palabras o me olvidaría de todo, le daría el control a Kian y me la llevaría a la fuerza.—No debemos dejar que nos rechace, Kaesar —escuchaba a Kian furioso en mi cabeza. No hay cosa peor para un lobo que sentirse rechazado—. Ella tiene que respetarnos, aunque sea una Alfa Real como nosotros. No toleraré más faltas de respeto de la humana de Laila.—Cálmate, solo está asustada y confundida; ya viste que estaba empeza