Capítulo 1 

Conocí a Luca, el día que comenzó en mi escuela, una escuela donde solamente hay niños ricos, o hijos de políticos, que al final es lo mismo. El vino de Italia con su padre. Un hombre misterioso y tenebroso en partes iguales, muy diferente a su hijo. Luca me ignoro por completo los primeros dos meses que estuvo aquí, por eso me asombró tanto cuando un día, sin previo aviso se dirigió a mí.

 - buenos días compañera

  - me hablas a mí?- le pregunté un poco asombrada de que al fin notara mi presencia

  - ves a alguien más aquí? - me preguntó zalamero

  - no, no veo a nadie más. Pero como jamás te habías dirigido a mí, me quede un poco sorprendida, solo eso

  - sí, tienes razón, nunca me había dirigido a ti, y lo siento por eso

  - y si querías hacerlo, que te lo impedía? - no sé porque tengo que seguirlo cuestionando, él se rio. Dándose cuenta de que soy una persona complicada

  - nada me lo impedía Melina, solamente no había encontrado el momento oportuno para dirigirme a ti - más sorpresas, conoce mi nombre.

 - momento indicado?

  - siempre preguntas tanto?

  - no, únicamente cuando hay algo que no entiendo, y que me sorprende, y esta situación cumple con las dos, me sorprende y no soy capaz de entender tus motivos

  - tienes razón, tengo un motivo oculto - dijo al fin dándome la razón, y al mismo tiempo dejándome sorprendida, que motivo puede tener un hombre como él para dirigirse a mí

  - cuál sería ese motivo?

  - quiero estudiar contigo, eres la mejor de la clase, llevo aquí un par de meses y ya los maestros están encima de mí, necesito de tu ayuda.

 - así que era eso - me quede pensativa, pero no hay manera de que le diga que no a él. Todas las chicas están locas por su atención, si yo la puedo obtener aunque no sea precisamente porque lo quiere, debería intentarlo - de acuerdo, mañana en mi casa, ve listo para estudiar.

 - si jefa - dijo de forma jocosa, me puse colorada porque me di cuenta de que si le hable de manera muy autoritaria. Salí caminando dejándolo partido de la risa.

El resto de la mañana estuve en modo zombi, pase por las clases sin prestarle atención, y cada vez que tengo la oportunidad lo miro.

 - lo vas a gastar - dijo Dania pegada a mí oído, ella es hija de un cónsul ruso, una de mis pocas amigas, todos me consideran una nerd. Concepto que no está tan equivocada si tenemos en cuenta que mi único entretenimiento, y mi modo de relajarme y despejar es resolver problemas matemáticos. 

  - porque dices eso? - pregunte haciéndome la tonta, como si no supiera exactamente de lo que estaba hablando

  - estás mirando a Luca Santori como si fuera la última coca cola del desierto - tuve que reírme ante esa referencia - además, todos los vieron hablando hoy.  Así que comentarios no son los que faltan. Creo que de esta te conviertes en popular

  - popular yo? Creo que primero se derriten los polos Dania

  - yo no estaría tan segura - ella siempre con ese optimismo tan pegajoso

Me fui a casa, a lidiar con mi realidad. Una madre alcohólica y un padre ausente y consentidor, como es posible que sea ambas cosas. Muy simple, puedo tener lo que quiera; excepto su atención.  El ama su trabajo, su compañía. Una hija no era tan importante como para desligarse de tantos papeles ni tan siquiera por un rato. También vivimos con mi tía Nora, hermana de mi padre y dueña del cincuenta por ciento de la compañía. Ya que mi padre la maneja, pero la creo mi abuelo.

 - hola, peque - saludo mi madre, con su inseparable vaso en la mano. A veces creo que es así para tratar de llamar la atención de mi padre. También sé que es en vano

  - hola madre, qué tal tu día?

  - bien - respondió trémula

  - todo lo bien que puede estar una alcohólica - intervino Nora, odio cuando se refiere a mi madre de ese modo. Aunque tenga razón es mi madre

  - puedes evitar esa palabra? - le pedí, pero sé que es en vano, no es la primera vez que lo hago. Ninguna de las veces anteriores me presto atención. No hay motivo para que lo haga ahora, aun así asintió.  Ella vive con nosotros desde que se separó de su esposo, Marcelo. Mi padre se lo permitió, no porque la quiera demasiado, si no para poder controlar sus acciones.

 - déjala que diga lo que quiera peque - dijo mi madre y en seguida supe que se avecinaba una de sus discusiones que tanto odio - prefiero ser una alcohólica y no una puta - Nora se rio en tono de burla

  - puta?, dices eso porque no sabes de lo que te pierdes. Siempre has estado con el soso de mi hermano

Preferí irme y dejarlas, de lo contrario me vería inmiscuida al igual que tantas veces antes, me dirigí a mi habitación y me encerré. Evitando cualquier contacto con el mundo exterior.

 - hola, Dania - respondí un par de horas después, cuando sonó mi teléfono

  - estás ocupada? - un saludo que conozco bien, quiere arrastrarme a una de sus locuras, probablemente una fiesta en casa de alguien de la escuela. A ella siempre la invitan, no es popular porque no quiere, pero aun así es muy social

  - depende de cuál sea tu plan

  - es decir, que si el plan no te gusta vas a estar ocupada

  - creo que por eso ando contigo, me conoces a la perfección. 

  - no seas así - se quejó, eso significa que sabe que el plan no me va a gustar

  - si sabes que no me va a gustar lo que me vas a decir, para qué lo haces?

  - porque eres mi única amiga - me reí, tiene más amigas que yo zapatos

  - invéntate otra

  - está bien, te voy a decir 

  - te escucho

  - fue él, me pidió que te llevara. Dice que tiene algo que hablar contigo - esa información me dejo en chock, ya había tenido bastante con que me hablará en la escuela, pero que quisiera que fuera a la fiesta ya era otro nivel. Sé que soy desconfiada, pero aquí hay gato encerrado.

 - así que Luca Santori quiere hablar conmigo de algo - repetí aun sin creérmelo

  - así es, me llamo hace como una media hora, me aviso de la fiesta en su casa y me pidió llevarte conmigo.

 - está bien, iré. La curiosidad es muy fuerte, si no voy no podre ni tan siquiera dormir - y no es mentira, soy lo suficientemente curiosa como para no poder dormir si no me entero de lo que quiere Santori.

Me arreglé, lo que para mí es arreglarse, me puse unos jeans y una camiseta, en esas fiestas hay personas vestidas de cualquier modo. Así que nadie iba a reparar en mi vestimenta. Dania llegó cuarenta minutos después, con uno de sus atuendos extravagantes, pero ya es costumbre así que no dije nada. Fuimos en taxi hasta la fiesta, ella tiene auto; lo mismo que yo. Pero no sé si ella va a beber, y yo odio manejar.

La casa de Luca es una mansión, la mía no es pequeña, pero esta es como dos veces su tamaño. Nadie sabe a qué se dedica su padre, y si me preguntan. Tampoco estoy interesada en descubrirlo, el hombre me da miedo. 

  - que miras con tanta atención? - pregunto él a mi lado, sacándome de mis ensoñaciones.