Milán salió de su closet con su pijama puesta. Es una pijama enteriza del hombre araña, Pequeñin la verlo soltó un ladrido.
—¡Quietó! —le ordené —. Es Milán.
—Bueno, ya que tenemos nuestros cómodos trajes, ¿cuál película veremos? —inquirí con una sonrisa en mi rostro.
—Tengo una —subió su dedo índice —. Los vengadores.
—Me imaginé que querías esa —sonreí divertida.
—¿No tienes clases hoy?
—Nooo. Es mi día libre.
En ese momento entró Kiev a la habitación, quien frunció el ceño mirándonos.
—¡Oye! No puedes entrar así a la guarida de unos súper héroes —advertí mirándolo con la mano en la cintura.
Milán se cruzó
¿Cómo la lagartija bebé entró la panti de Bett? Bueno fue mi culpa. Yo fui quien la lanzo sobre el arbusto y allí fue que la lagartija entró en ese lugar. Luego de que terminó todo volvimos nuevamente a casa. Nos encontramos en el salón mientras la de Milán ve como toca su piano. Tomé un trago de mi té tranquilamente y la volví a colocar sobre el platillo. Subí la mirada y la Tía de Milán me observa fijamente. Se expresión es neutra, pero llena de atención. Lo cual es incómodo. ¿Qué pensará sombre está pobre alma en desgracia? —Disculpa por no presentarme —me regaló una pequeña sonrisa —. Soy Kendra. Le devolví una sonrisa de labios apretados —Soy Mina. Ella afirmó —¿Eres la niñera? ¿No? Asentí lentamente mirándome tomé otro trago de mis té. —Si —confirmé. —Genial —sonrió nuevamente. Nos quedamos en silencio escuchando la melodía y después de un rato Milán termino. Pude ver
—¿O te quedarás así? —cuestionó aún mirándome —. Nada hago con hacer el té y aún estás con esa ropa mojada. —Ah… Claro —asentí tratando que mi rostro no se sonroje más de lo que ya está —. Iré a cambiarme. —Nos vemos arriba —avisó. —Claro. Y eso hice. Me fui camino a las escaleras y lo que hice de inmediato fue ducharme. Después me coloqué ropa cómoda y abrigada. Le eche un ojos a Pequeñin quien abrió un ojo y me miró luego se acurrucó aún más y continuó su siesta. En ese momento tocaron y a mi puerta la abrí y es mi jefe con la tasa de té en su mano. —Aquí está —él me la entregó y yo la sujeté. —Gracias —le agradecí con una pequeña sonrisa. Me observó con atención—No te preocupes —introdujo sus manos entre los bolsillos de sus monos —. Cualquier cosa que necesites me dices. —Lo tendré en cuenta y gracias nuevamente. Hizo una afirmación. —Entonces si te agrado… —le dediqué una media sonrisa y tomé un tra
—¡Prisi! —Milán soltó mi mano y se fue corriendo hasta los brazos de la mujer.—¡Viniste, Mina! —exclamó Adam sonriendo ampliamente.—¡Hola! —sonreí ampliamente mirándolo.Él se acercó y me abrazo. Era algo que no me lo esperaba pero también lo abracé de vuelta.—Pensé que no vendrías porque es fin de semana —él se alejó.Huh se sabe mi horario.—Bueno, mi jefe me invitó —hice un encogimiento de hombros y lancé una mirada Kiev quien está muy entretenido hablando con dos chicos de traje negro y lo volví a mirar.Él sonrió y afirmó.—¿Es tú primera vez en Francia? —cuestionó Adam.—Si —afirmé.—Bueno te podemos llevar a pasear luego del almuerzo
Bueno es tierno el pequeño animal.—Milán ¿De verdad tu compraste eso de mascota? —inquirió su hermano en un tono lleno de sequedad.Milán sonrió aún más —Si —luego se fue nuevamente a su asiento.—Oye no seas malo —miré a Kiev —. ¡Es hermoso!—Mina, yo no veo hermoso a ese cerdo —comentó Kiev en un tono bajo que solo yo escuché.—Pero déjalo, señor. Si a él le gusta su mascota y está feliz con ella hay que dejarlo ser feliz —lo miré con seriedad fijamente a sus ojos grises.Él soltó un gruñido aún sin dejar de mirarme —Bueno.Nos sentamos en él asiento y pedimos nuestros helados después regresamos a casa nuevamente.Al llegar a la habitación simplemente guardé todo y me di un bañ
Eso hice acomodé mi equipaje y uno de los empleados la fue a buscar. Bajé junto con Milán y Aristóteles. Nos fuimos camino al comedor. En dónde se encuentra ya Prisila sentada mientras mira su teléfono, que al percatarse de nuestra presencia lo guardó.—Oye, ya que se irán luego del almuerzo mandé a guardar el postre. La señora Fiona lo dejo en la camioneta.Asentí sentándome frente a ella.—Gracias —sonreí.—Milán allí está el almuerzo de Ari —comunico la chica.Milán asintió y tomó asiento luego agarró el plato lleno de verduras y lo colocó en el suelo. El pequeño cerdo no tardó en acercarse y comenzar a comer.—¡Lista la comida! —comentó Adam ingresando al comedor mientras se soba las manos para luego sentarse —. Tengo h
La pude ver con más atención y sin dudas me parezco mucho a ella. Ha diferencia de los ojos que los míos son verdes y los suyos son color miel. Se ve de aproximadamente unos 47 años, pero completamente mantenida. Bueno es obvio, si hay dinero hay todo tipo de comodidades, incluido mantenerte físicamente bien. Miré a Kiev aún sorprendida. —Kiev, cariño yo… ahorita voy —escuché que dijo mi madre. Volteé a mirarla y ella aún mira al hombre ojos grises. —Entiendo —espetó él. Volví a mirar y solo vi que cerró la puerta. —Bien… ah… —se notaba que estaba nerviosa. La volví a mirar. —¿Quieres dinero? —me observó fijamente. De verdad eso me ofende. Negué —No, lo único que quiero de ti es saber, ¿el porque me abandonaste y el porque te fuiste y dejaste a mi padre solo? —tome asiento en la silla nuevamente y me crucé de piernas. Ella no dijo nada, simplemente camino lentamente y se detuvo frente a una mesa
Se tomo todo lo que contiene la copa y me observó fijamente.—Si —ella aún continuaba mirándome —. Y lo siento por eso, sé que enmendar las cosas en estas circunstancias son algo difíciles.Yo simplemente la miró fijamente en silencio y me crucé de brazos.—Por supuesto que es algo difícil, Emma —ladeé mis labios sin ningún tipo de expresión de alegría.—Me gustaría que conocieras a Emmet, tu pequeño hermano —ella sonrió con dulzura.—Encantada —le regalé una sonrisa —. Me imagino que a todos los demás también, les gustará conocerme.Ella elevó sus cejas y abrió los ojos.—Esto va ser un escándalo.Veremos si lo harás.En ese momento llegó la comida y tomamos asiento para iniciar.&md
No hice ningún movimiento solo lo observé fijamente a sus ojos grises.—¿Acaso me tienes miedo? —pude ver qué curvo sus labios con diversión.Negué lentamente —Noo —sonreí son ganas.—Bien —relamió sus labios mientras me mira.—¿Qué? —lo observé.—Mina, necesito que por favor… —él sujetó mi mano con delicadeza —. Me toques, me siento mal —colocó mi mano en su cuello.Serás estúpida, Mina. Si eres mal pensada.Hice lo que me pidió toque su cuello y luego su pecho.—Estas normal —alejé mi mano —. Temperatura normal.Él se giró y se volvió a sentar en la cama.—Entonces tengo fiebre interna —comentó él.—¿Tienes termómetro? —inquirí mirándolo.—Si, ah… creo —miró a los lados.—Ves esas son las consecuencias de que te hagan todo —me crucé de brazos.Él se volvió a levantar y se adentro en lo que me imagino es su closet. Yo mientras observé al habitación. Paredes color gris y blanco, la cama es gigantesca, hay un estante lleno de trofeos y medallas. Así que me acerqué lentamente y los miré