Una semana había trascurrido desde que vi a Jayden, y ya lo estaba extrañando, deseando verlo nuevamente. Él ocupaba la mitad de mis pensamientos, pero primero estaban mis padres, los he llamado todos los días a la misma hora, cinco de la tarde en punto, ese es el horario que se me asignó por parte de Alexander Powell.
Siembre que yo hablaba con ellos, él tenía que estar presente en la conversación con su mirada de advertencia, si a mí se me escapaba algo que no debía, tendría graves consecuencias. Ni siquiera me he tomado la molestia de imaginarme lo que haría en específico, me da pavor de solo pensarlo.
A medida que avanzaban los días, también me planteaba la idea de meterme en el despacho de Alexander el cual verifique que nunca lo cierraba con llaves, tal vez porque piensa que nadie en su sano juicio se metería en él, si valoran sus vidas no lo har
El beso era suave, sus labios estaban pegados a los míos, pero nuestras leguas por suerte nunca llegan a encontrase. Agradezco interiormente a cada segundo que pasaba, cada segundo era una eternidad, continuaba el beso sabiendo que alguien nos estaba observando.Me tomo solamente unos un momento saber porque Duncan lo hizo, y eso era lo que yo agradecía. Era la única explicación que podríamos dar cuando nos interrogaran, porque estábamos en el despacho donde evidentemente no deberíamos estar, bueno, en realidad donde yo no debía meterme, de todas maneras lo valió, y volvería en cualquier momento, no sabía cuándo, pero volvería a por más. Volvería a investigar pero esta vez, con más cautela.—¿Qué demonios está sucediendo aquí, Duncan? —la voz enojada de Alexander nos separó finalmente.Duncan de inmediato
—Quiero hablar a solas con nuestra huésped —habla fríamente el padre de Duncan, mirándome con detenimiento.No me daba ninguna confianza quedarme entre cuatro paredes con él. Desvié mis ojos de Alexander para centrarme en Duncan, le imploraba en silencio que por favor no me dejara sola aunque sabía que terminaría haciéndolo de todas maneras, no tendría elección con su padre exigiéndoselo.—¿Para qué? —inquirió Duncan, colocándose entre medio de Alexander y de mí.—Eso no te incumbe, hijo.—Mi novia no se quedara sola contigo —las sorprendentes palabras de Duncan me dejaron alucinando.Supuse en ese entonces que lo hacía porque su padre nos había visto besándonos en su despacho, y lo estaba aprovechando para fingir tener preocupación por su <<novia>> y no per
—¡Voy a matarlo! —grita Jayden, con furia.Golpea la pared más cercana que tiene.No puedo evitar sentir culpa por su repentino cambio de actitud. Había podido escaparme junto a Duncan para verme con Jayden en su departamento, consiente que tal vez estuviéramos siendo seguidos por los hombres de Alexander. Duncan también era consciente de eso y así decidió arriesgarse por mí. Cada vez que nos deteníamos en algún semáforo de la autopista de Miami, los dos automáticamente girábamos la cabeza hacia atrás atentos a cualquier auto sospechoso, aunque no lográbamos ver nada, esta era la ciudad de Miami, las autopistas estaban atestadas de automóviles, era imposible descifrar cual era nuestro vigilante.No le conté a Duncan sobre lo que su padre y yo habíamos hablado, o más concretamente lo que su padre me había declarado
Bajamos las escaleras del edificio de Jayden despacio, tomándonos nuestro tiempo, no nos apeteció irnos por el elevador puesto que llegaríamos a la planta baja rápidamente, y necesitábamos sentir las caricias del otro antes de despedirnos.—Me tienes hechizado, lo sabes ¿no? —Me susurra, llevando una mano a mi cintura, nos detenemos y mi espalda choca contra una pared—. Me tienes en tus manos.—Eso quiere decir que si yo te pido cualquier cosa, ¿lo harías? —sonrío de lado, esperando una respuesta positiva.Jayden junta nuestro rostro, sus manos se mantienen quietas en mi cintura, me roba otro beso más apasionado, más salvaje, mi cuerpo reacciona como era de esperarse ante ese acto y es deseando querer quitarle la ropa—¿Mi chica quiere otra ronda ahora mismo? —murmura en mi oreja.Suelto una carcajada.—Pu
—Aun no entiendo porque regresamos a esta casa —se queja Selene, pisándome los talones mientras abríamos la puerta principal de esta—. Aun no entiendo cómo te das por vencida tan fácilmente también.Me detengo en la puerta pincipal antes de abrirla, miro alrededor antes de pronunciar palabra. No hay moros en la costa, de todos modos hablo en un tono bajo por las dudas. Selene se cruza de brazos resoplando.—Ante todo, yo soy la que debía regresar y sola, pero tú has insistido en venir conmigo a toda costa, segundo no me di por vencida, ¿de acuerdo? Jayden y Duncan me han obligado a volver, no querían que Alexander sospechara de los planes, además es mejor así.Sin decir más abro finalmente la puerta, hay silencio. Nada extraño.Nos dirigimos a la cocina por un poco de agua, y allí nos encontramos con Betta, la ama de llaves de la casa,
—Dile a tu amiguita que salga de donde sea que este metida, no podemos perder tiempo. Él despertara en cualquier momento. Esta mujer parece estar muy convencida de cada palabra que está diciendo, no está jugando ni espera a que yo me niegue. Su expresión de seriedad me da una mala espina, y no porque pueda estar desconfiando de ella, aunque si debería estar haciéndolo, ya que es “amiga” o lo que sea de Alexander, pero en realidad me da mala espina con las últimas palabras que salieron de su boca. Quiero preguntárle a que se refiere en concreto directamente, sin embargo, antes que yo pudiera hacerlo, Selene sale de su escondite quejándose. —Bien, ahora las dos vengan conmigo —comienza a caminar, pero ni mi amiga ni yo nos movemos, entonces la mujer se gira frunciéndonos el ceño—. ¿No me escucharon? Que vengan conmigo, no
El celular se me fue arrebatado repentinamente de las manos, ni siquiera reaccione al instante, me tomo unos minutos entender por completo lo que estaba sucediendo. Selene se encontraba igual de confundida que yo, ambas temblábamos mirando a la mujer quien se detuvo en un semáforo en rojo para quitármelo. ¿Cómo pude ser tan estúpida? —Quería llegar a nuestro destino en paz, pero supongo que no será posible ahora mismo, ¿verada, Iris? —su voz ahora me sonaba aterradora. —Déjanos salir, maldita demente —grita Selene, forcejeando con la puerta de atrás la cual tiene seguro. —Te dejaría salir, ya que tú no estabas en los planes, pero dado que te involucraste sin querer también te va a tocar afrontar el mismo final que tu querida amig
—El padre de Duncan es el que debe estar muerto, no nosotras —exclama Selene, mientras corremos hacia ningún lado—. Y toda esta mierda es culpa de Jayden Scott.Logramos llamar a emergencias, pero la llamada se cortó al momento de decir el nombre de Allison. Lo importante era que tanto Jayden como Duncan estaban en camino. No sé cuánto se tardarían, pero esperaba ansiosamente que llegaran antes que sea demasiado tarde para ambas. La oscuridad no ayudaba para nada en nuestros pasos, nos tropezábamos cada tanto, haciendo que maldigamos de frustración y miedo.Y desde que a Selene se le apagó su celular no ha dejado de insultar a Jayden, diciendo que si le hubiera hecho caso desde un principio, acerca de no meterme con él, no estaríamos en esta situación. Pensé que ya lo había aceptado, pero me equivoque.Por otro lado, no puedo culparla. La entiendo, esta a