Capítulo 542
Cuando llegaron, ninguna de las dos personas salió del coche.

Urso miró la hora.

—Es muy tarde, ¿por qué no te quedas conmigo esta noche?

El corazón de Lorena aleteó, lleno de resistencia.

—No, vuelvo al hotel.

Urso arrugó el entrecejo, aún con paciencia y dulzura le dijo: —El chófer va a salir del trabajo. Además, estoy herido, tienes que cuidarme, ¡será más conveniente que te quedes!

Pero Lorena pensó demasiado.

Solo se conocían desde hacía unos días, y él quería quedarse con ella, ¡era simplemente malintencionado!

Lorena frunció los labios y dijo: —Puedo pedirle a mi chófer que me recoja.

Urso la miró en silencio y no dijo nada.

No parecía enfadado, sino un poco impotente.

Lorena apretó los dientes y dijo sin rodeos: —Me haces favor, pero ya hemos hablado de las condiciones y no aceptaré ningún otro trato.

—Si no quieres más, no puedo aceptarlo. ¡Lo resolveré yo misma!

Las cejas de Urso se fruncieron.

Después de varios segundos, solo entonces se tranquilizó y respiró hondo.

—Me mali
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