Capítulo 25
En toda la ciudad A, nadie se atrevía a hablar con Juan, y mucho menos a golpearlo. La reacción de Lorena le parecía a Juan alarmante y desconocida.

Tras el alivio de dolor, Juan se irguió poco a poco, pero su rostro seguía pálido, sus ojos profundos y oscuros, vagamente relevaron las emociones negativas.

La situación era de estancamiento.

Diego se acercó desde no muy lejos, sonrió en voz baja y pellizcó cariñosamente el hombro de Lorena:

—¿Qué estás diciendo?

Lorena levantó las cejas, respondió con la voz indiferente y perezosa:

—Señor López dudaba de mi capacidad de trabajo, le aconsejé que se preocupara menos.

—No seas descortés.

El tono de Lorena era cariñoso, dirigió la palabra a Juan con una mirada significativa:

—Señor López, Lorena es una estudiante graduado en la universidad de la Ivy League, y después de graduarse, trabajó para cierto grupo famoso, su habilidad es sobresaliente, y ella es digna de ser directora de nuestra empresa.

Los dos hombres se miraron por un momento, co
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