Capítulo 239
Aún recordaba que antes del divorcio Lorena le había dicho entusiasmada que quería ir de vacaciones a las Maldivas, pero él lo había rechazado.

Lorena no pudo retirar la mano, no quería evocar ese desagradable recuerdo.

El pasado estuvo lleno de tristeza.

«¡Qué ridículo!»

A su lado, Juan seguía murmurando, pero Lorena lo ignoró.

No quería quedar con él.

Al hospital, el médico estaba listo para darle los primeros auxilios.

Pero Juan no soltó la mano de Lorena, murmurando: —Lorena, estoy duro.

El médico que estaba a su lado se apresuró a preguntar: —Sr. López, ¿cómo está?

Juan agarró la mano de Lorena y se la puso en el pecho, inconsciente: —Estoy duro, Lorena, y no lo estará si me besas.

Tenía un sarpullido por todo el cuerpo, especialmente en el cuello, pero dijo algo así.

La multitud miraba a Lorena sin aliento.

Todo el mundo se lo tomaba en serio, pero no esperaba que pasara eso.

Lorena estaba furiosa, y cuando oyó las tonterías de Juan, al instante se enfadó aún más.

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