Capítulo 16
Ella no dijo palabras superfluas.

Juan la miró profundamente, con sus finos labios apretados. Parecía un poco vacilante, pero aun así optó por abrir la boca:

—Las técnicas de conducción en casa y en el extranjero son diferentes, y por la noche tenía mal campo visual, quizás ella no te vio ...

Por supuesto que Lorena supo a quién él refirió. Escuchando su justificación por ella, tiró violentamente su taza de café sobre la mesa y se levantó de la silla. Incapaz de contener la ira en su pecho, habló directamente:

—Ya has sabido que ella me provocó un aborto, ¿verdad?, y el hijo muerto también es tuyo, ¿debería perdonarla?

Sus palabras hicieron que el rostro de Juan se volviera tenso y rígido y sus ojos mostraran la profundidad y la complejidad.

Juan hizo una pausa, conteniendo el sofocante dolor de su pecho, suavizando el tono, pero pareciendo aún frío y duro, habló con la voz algo seca y pesada:

—Tendremos otro hijo, Lorena, arreglaré su partida al extranjero...

En los últimos días, desd
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