Capítulo 162
Juan estaba de pie, cubriéndose el estómago, con la cara un poco pálida y la figura alta y recta un poco frágil.

Parecía forzarse a sentirse incómodo.

Lorena arrugó la nariz, sin acabar de creerle.

Pero al mirarle, estaba en muy mal estado, borracho y pálido, con los ojos oscuros como la tinta, y también daba lástima.

Había ido y se había sentado en el sofá, muy cohibido y sin correr a mirar a su alrededor.

Sólo inclinó ligeramente la cabeza para mirarla, como un pequeño animal sin hogar.

Lorena recordó que se salvó de Mateo.

No le parecía bien echarlo sin más.

Ya que estaban divorciados, deberían ser sinceros y honestos y no tener que evitarlo.

El círculo era tan pequeño que había tiempo de sobra para cruzarse más tarde.

Tenía que enfrentarse a este día en algún momento.

Respiró hondo y sacó la sopa del termo.

La sopa que entregó Miguel era la firma del chef más particular, fragante.

A Juan se le abrió el apetito, quizá porque se encontraba realmente mal, y se bebió todas la copa de u
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