Bruna miró el techo blanco como si eso fuera lo más importante en su vida. De nuevo ese vacío se apoderó de ella de tal manera que nada tenía sentido. Se sentía como si su alma abandonara su cuerpo y vagara en medio de la nada, tratando de encontrar un lugar donde quedarse. Necesitaba hacer algo para cambiar lo que estaba a punto de volver a suceder. No... Ella no quería entrar en una depresión profunda, usar más medicamento del que ya usaba y solo de pensar en la posibilidad de una nueva hospitalización ya sentía que su corazón latía fuera de ritmo y una gota de sudor se le escapaba de la nada. su frente Pensó en Adrian... Sí, él era la clave del cambio. Llevaban casi seis años juntos, estaban comprometidos y esperaban con ansias la boda que algún día se llevaría a cabo. Nunca había tenido otro novio, nunca había amado a nadie. Sólo Adrian existía en su vida. Y estaba orgullosa de tenerlo a su lado, del respeto que sentían el uno por el otro y de la relación que habían construido. Era como si él fuera la razón por la que ella no volvió a caer en la enfermedad. Pero aún así, en ese momento, sentí que eso no era suficiente. Quería más de la vida, quería más de Adrian... Quería casarse. Era hora de que los dos se mudaran juntos y vivieran sus vidas separados de sus familias, formando un nuevo hogar, que pronto estaría lleno de niños, nuevas vidas de las que serían responsables. Para ella no había mejor razón para vivir que los niños que le alegraban la vida. Entonces no habría más momentos tristes y sin sentido. Se contagiarían de diversión, alegría, amor materno y paterno y pequeñas discusiones de pareja que se lo tomarían con calma porque serían una pareja y una familia perfecta. Y cada cumplimiento de su sueño de casarse y tener hijos que quería al lado de Adrian. Llevaban tiempo planeando casarse cuando terminaran la universidad. Pero en ese momento se preguntó por qué tenían que esperar. Se amaban, tenían el dinero para vivir juntos y construir una casa que luego llamarían hogar. Decidió que hablaría con él al respecto.
- Bruno, ¿puedo pasar ?
Escuchó la luz llamar a la puerta y Cassiane la abrió y apoyó la cabeza en el marco.
- Pasa, Casi. Tenía muchas ganas de hablar contigo. – dijo Bruna, levantándose de su trance y sus pensamientos con el techo.
- Así que llegué a tiempo. - Dijo Cassiane sonriendo.
- Puede sentarse. Está todo desordenado, pero... Siempre está desordenado. - ella rió.
Cassiane tomó algunas almohadas de la cama y se sentó cómodamente con su hermana. Además de ser hermana, Bruna consideraba a Cassiane la persona más confiable del mundo. Y un consejo entonces... Nadie lo dio mejor que ella.
- Estoy escuchando. - dijo Casiano.
- Cassi... He estado pensando por un tiempo... ¿Adrián aceptaría casarse conmigo antes de terminar la universidad, como era nuestro plan?
- ¿Como asi? ¿Quieres casarte antes de terminar tus estudios?
- Bien, sí.
- Creo que esto tomará a Adrian con la guardia baja.
- Nos amamos... ¿Qué diferencia hay en vivir juntos? Si me ama, lo único que querrá es estar conmigo.
- Pero estuviste de acuerdo en esto hace mucho tiempo... Bruna, todavía eres muy joven. ¿Por qué no esperar un poco más? Puede que esto no funcione... Todavía tienes mucho por lo que vivir, niña.
- Cassi, lo amo y él me ama … ¿Qué puede salir mal con el hecho de que nos casemos? Sé que funcionará, que es el hombre ideal para mí.
- Bruna, no es así... El matrimonio es vivir todos los días, todas las horas posibles. Sois una pareja que se lleva bien... ¿Por qué anticipar todo? No has vivido nada, hermana mía.
- Conozco a Adrian desde hace casi 6 años... Es mucho tiempo. Creo que él es así, como lo conozco. No creo que cambie porque viviremos juntos.
- Bruna, ¿todo esto es por tu virginidad?
- Por supuesto que no, Casi. Cuántas veces necesito repetir que la decisión de casarme con una virgen es mía y no tiene nada que ver con él. Si en algún momento quiero cambiar eso, lo cambio y ya está. Sé que piensas que esto es una locura y anticuado, pero Adrian respeta mi decisión y eso lo hace aún más lindo de lo que ya es. Sabes acerca de mi sueño de casarme y todo... Parece que ahora está más en el aire que nunca.
- En mi opinión aún eres muy joven… Solo tienes 20 años, Bruna…
- No solo tengo 20, Cassi. Ya tengo 20 años. Ya sabes lo corta y maravillosa que es la vida. ¿Y si muero mañana? Quiero morir sabiendo la vida matrimonial con Adrián.
Cassiane respiró hondo y dijo:
- Loco y testarudo. Adrián te ama y seguramente ni tú ni él morirán mañana. Tienes mucho tiempo por delante. Recién salida de la adolescencia. Adrián la ama y siempre será tuya, casado, prometido o novio...
- Han sido 6 años de espera... Ya es suficiente. Llegó la hora.
- ¿Crees que 6 años es mucho? Estoy esperando mucho más de ti. Y no tengo prisa por casarme. Cristiano y yo somos tan felices juntos... También nos queremos mucho. Y no creo que el matrimonio cambie nuestra relación para mejor.
- Cassi, nunca pensamos lo mismo sobre el matrimonio, el vestido de novia, la fiesta y todo lo demás, ¿verdad? – dijo Bruna riendo, recordando que desde pequeñas diferían al respecto.
Cassiane se rió recordando algunos momentos de su infancia:
- Sí... Siempre creíste en el "felices para siempre". Nunca creí esta frase fuera de una película de comedia romántica. Soy feliz a mi manera... Y sabes que para mí el matrimonio es solo un papel que hace oficial a un sindicato, nada más. Ni siquiera creo que quiera casarme, en realidad. ella dijo.
- Cassi, ¿qué piensas de lo que te dije?
- Bueno, tú más que nadie sabes todo lo que pienso sobre el matrimonio. Sin embargo, es tu vida, tus sueños y deseos los que están ahí. Si esto te hace feliz, hermana mía , adelante, te apoyaré como siempre. - Dijo Cassiane con una amplia sonrisa mostrando los hermosos dientes blancos alineados. - Sabes que sin importar la decisión que tomes, siempre estaré a tu lado, apoyándote.
- Realmente necesito escuchar esto de ti. Bruno confesó.
- Creo que necesitas hablar con alguien más, ¿no? No sé cómo reaccionará cuando se entere...
- Sé que mamá también me apoyará.
Cassiane se rió y pellizcó la nariz de Brune:
- Listo... Sabes que mamá nunca te dice que no, ¿verdad?
Los dos se abrazaron. Bruna amaba demasiado a Cassiane. Oler su cabello siempre fue como la frescura de un hermoso día soleado, agradable pero no caluroso. Olía a verano. Era la persona más optimista y animada que conocía Bruna. Siempre estaba feliz, dispuesta a ayudar y nunca estaba triste por nada. Ella era el pilar de su hogar.
- ¿Cristiano no vendrá hoy? preguntó Bruno.
- No... Fueron al estadio. - ella dijo. - ¿No recuerdas que hoy hay un partido de fútbol?
- Confieso que lo olvidé. Adrian me invitó a ir, pero sabes que odio el fútbol y sus gritos. Además, necesitaba estudiar porque tengo un examen esta semana.
- Es bueno saber que Adrian te invitó. Creo que Cristiano ni siquiera pensó en invitarme. Voy a darme una ducha y luego le voy a enviar un mensaje muy grosero. Peleemos y luego hagamos las paces. – dijo riendo.
- Creo que no preguntó porque sabía que la respuesta también sería no. - ella rió.
- Pero en serio, Bruna... Adrian es lindo. Sabe que no te gusta el fútbol, pero te invitó. Este hombre no existe.
- No hay comparación, Cassi... Él y Cristiano son completamente diferentes.
- Lo sé... Cristiano a veces parece un ogro. Adrián es un amor... Por eso le cae bien a todo el mundo. Hasta mamá lo prefiere a él que a Cris, ¿no? Pero para mí, créeme, es perfecto así. No cambiaría nada al respecto.
- Cassi, los dos son completamente diferentes, pero Cristiano la quiere mucho y eso lo sabes, ¿no? No puedo ni imaginarme a Cristiano engañándote. Sin embargo Adrián, con su dulzura y delicadeza con todos, a veces no es bien entendido por las mujeres necesitadas. - ella rió. – Entiendes de lo que estoy hablando, ¿no?
- Pero en estos 6 años nunca supiste de ninguna traición por su parte, ¿verdad?
- Bueno, nunca lo supe, aunque no soy ingenuo y sé que no debe haber estado esperando 6 años para casarse para hacer el amor. Aun así, lo único que me importa es su relación con Catita.
- Si yo fuera tú, nunca me preocuparía por ella. Si a Adrian le gustara, no se habría quedado contigo. Y han pasado 6 años . Lo que tuvieron fue una aventura de adolescentes, eso es todo. Creo que es una mujer hermosa, sexy y seductora... Pero sé que Adrian solo la ve como una amiga.
- ¿Hermosa, sexy, seductora? ¿Quieres destruir mi autoestima? – preguntó Bruna riendo.
Cassiane se rió a carcajadas:
- Perdón, es mi culpa...
- A Catita todavía le gusta Adrián. No creo que alguna vez acepte perderlo por mí.
- No creo que lo que exista entre ellos vaya más allá de una amistad sincera. Y si yo fuera tú, no intentaría detenerlo. Se conocen desde hace mucho tiempo.
- Cassi, seguro que todavía le gusta.
- Nunca volverán a tener una relación, Brune. Olvídalo. No metas cosas en esa cabecita tuya.
- Me siento muy inseguro con respecto a ella .
- Adrian no es el tipo de hombre que haría eso... Además, te ama y todos lo saben.
- ¿Y si le vuelve a gustar?
Cassiane se levantó de la cama y dijo riendo:
- No puedo creer que esté escuchando esto, Bruna. Eres muy creativo en esa mente brillante que tienes...
- ¿Ya vas? - se lamentó Bruno.
- Necesito ducharme y dormir... Mañana es día de trabajo otra vez. Y de nada sirve que no me convenzas de acostarme contigo.
Cassiane dijo, bailando hacia la puerta.
- ¿Cassi? – llamó Bruno.
Cassiane volvió y asomó la cabeza por la puerta:
- Habla, querida.
- No hables con mamá sobre eso... Déjame hablar con ella... A mi manera.
- Sabes que nunca haría eso, aunque sigo pensando que estás loco.
Ella se rió y cerró la puerta.
Bruna se puso la bata de felpa que tanto le gustaba sobre su pijama corto y fue a la habitación de Angela, como hacía todas las noches. Llamó suavemente a la puerta.
- Entra, Bruno.
Bruna encendió el interruptor de la luz junto a la puerta, mirando a su madre acostada en medio de la cama, cubierta por un suave edredón.
- Te conozco hasta por la forma en que llamas a la puerta. Ángela confesó. – ¿Has venido a darte las buenas noches?
- Bueno... Eso y algunas cosas más.
- Soy todo oídos ... Solo habla.
Bruna se sentó en la cama de su madre y comenzó a hablar de sus sentimientos y planes, al principio un poco tímida, pero cuando se dio cuenta, estaba soñando en grande, contándole a Angela cada detalle. La opinión de Ángela fue lo que ya imaginaba:
- Siempre querré que seas feliz, Bruna. Si casarte con Adrian es lo que te traerá esta felicidad, te apoyaré sin pensarlo dos veces.
- Sabía que dirías eso, mamá. Hablaré con él hoy. – dijo alegremente.
- ¿Este Dia? ¿Pero ya es tan tarde? ¿Soñarás hasta entonces?
- Por supuesto que no... Voy a llamar.
- Bruna, esto es muy serio para hablar por teléfono. Creo que deberías esperar y hablar en persona.
- Hablamos de todo por teléfono, mamá. A Adrian no le importará si sale de esta manera.
- Si dices... Está bien.
Ángela abrazó a Bruna y luego pasó un rato mirando a los ojos a su hija.
- ¿Por qué me miras así, mamá? preguntó Bruno.
- Cómo me recuerdas a tu padre. - ella dijo.
- Me gusta tanto como me dices eso, mamá.
- No solo físicamente. Era como tú... Cuando se decidía por algo, nada le hacía cambiar de opinión. También creía mucho en la familia, en el amor para siempre... - Dijo Ángela, perdiendo la mirada ante la nada.
- Y fuiste muy feliz mientras vivisteis juntos, mamá.
- Cómo quisiera creer eso... Pero la felicidad no es eterna, hija mía. Si es así, hoy estaría con él... - se lamentó .
- Fueron felices hasta que la muerte los separe, como juraron ante el cura cuando se casaron.
- Seguramente murió seguro de que era feliz... Pero, ¿y yo? ¿Cómo es quién sobrevive? ¿Puedes explicar esto, Bruno?
- Mamá, lo que importa es que el tiempo que pasaron juntos fue bueno para los dos. Se amaban mucho y eran felices. Eso es lo que importa. Nunca lo has olvidado y estoy seguro de que nos está cuidando desde algún lugar y ayudándote a ganar todos los días. Nos bendijo para vivir sin él, tratando de ser felices todos los días. Y nunca lo olvidaremos... Pero supimos rehacer nuestra vida sin él... Gracias a ti, madre mía.
- Lo recuerdo diciendo que éramos las tres mujeres de su vida... Y ni siquiera veía todo lo que hacíamos sin él...
- Y siempre seremos las mujeres de su vida, mamá.
- Lo increíble es que después de tantos años lo sigo amando, como si fuera hoy. Nunca lo olvidaré.
- No deberías, mamá. Pero no creas que no me he preguntado tantas veces por qué nos lo quitaron...
- Podría haber sido peor, Bruna. Podríamos haber muerto con él, hija mía. Pero Dios fue tan bueno que te dejó con vida por mí . Por eso siempre te agradezco, hija mía, mi pequeño milagro.
- Me encantaría recordarlo ... Cassiane debe tener recuerdos.
- Era tan pequeña cuando él se fue... Creo que él tampoco recuerda muy bien.
- A ella realmente nunca le gusta hablar conmigo sobre eso.
- Cassi siempre trata de protegerte, Bruna. Y creo que lo hará para siempre. Ella solo quiere hacerte feliz y no meterse con malos recuerdos.
- Me hubiera gustado mucho haberlo conocido.
- Y estaría inmensamente feliz de ver lo hermosas e inteligentes que se han vuelto sus hijas.
- Te quiero, mami.
- Yo amo más...
- Buenas noches. – dijo Bruna dándole un beso a su madre.
Apagó la luz, cerró la puerta y volvió a su habitación. Sacó su celular y llamó al fijo de Adrian. Imaginó que en ese momento él no estaría cerca del celular.
- Buenas noches, señorita Juju. ¿Adrián ya llegó?
- Claro querida ... Está cenando. Espera un momento y te llamo.
Bruna esperó hasta que escuchó la voz de Adrian al otro lado de la línea:
- Mi amor, cuánto te extraño . - él dijo.
- Siento interrumpir su cena. - ella dijo.
- Llamaría tan pronto como fuera a mi habitación.
- ¿Como fue el juego?
- Sabes que nada tiene sentido sin tu presencia.
- No jugar. – se burló ella.
- Tu sabes que te amo. – dijo riendo.
- Creo que es muy bueno. ella bromeó. “Entonces cumplirás un deseo mío.
- Por supuesto, mi amor... Lo que sea.
Bruna estaba feliz de que la conversación tomara el rumbo que ella quería. En broma no tomaría el tono serio de una boda.
- Cásate conmigo. - ella dijo.
Se rio y dijo:
- Me voy a casar contigo.
- ¿Cuando? ella preguntó.
- ¿La próxima semana es buena para ti? – dijo en tono de broma.
- Es genial para mí.
Seguía riéndose sin parar y se dio cuenta de que no se lo estaba tomando en serio.
- Adrián, no estoy bromeando. dijo ella seriamente.
-Bruna...
- Adrián, creo que tenemos que hablar de esto.
- Bruna, lo hemos hablado varias veces y ya hemos tomado nuestra decisión, juntos.
- Quiero retomar este asunto y revisar nuestra decisión. - ella dijo.
- Mañana te paso a buscar para almorzar juntos en la universidad y hablamos mejor.
- Está bien, esperaré .
- ¿Bruna?
- Decir...
- ¿Estas hablando en serio? preguntó.
- Hablaremos mañana, Adrián.
- Hasta mañana.
- Hasta mañana.
Bruna aún podía escuchar la voz de Adrian haciendo eco en su mente. Estaba un poco arrepentida de haber iniciado esa conversación telefónica. Era algo que debería haber hecho en persona, visto su reacción. Fue al baño y se cepilló los dientes. Se miró en el espejo. Estaba delgada, como siempre, y odiaba los huesos en su piel. Comía muy bien, pero nunca subía de peso. Los ojos azules parecían volverse más brillantes a medida que pasaba el tiempo. El pelo rubio y lacio le llegaba hasta la mitad de la espalda. No se había cortado desde que salió de uno de los tratamientos. Se había prometido a sí misma que intentaría encontrar más tiempo para dedicarse a los hilos dorados que nunca le habían importado. Y realmente estaba tratando de hidratar, cortar las puntas y mantenerlas sedosas , de ninguna manera recordando lo que eran en el pasado. Abrió el gabinete y sacó varios frascos de pastillas y los reunió todos en su mano derecha, tragando de una sola vez. La costumbre de tomar un sorbo de
El resto de la mañana tardó un poco en pasar. Bruna sabía que era así cada vez que veía a Adrian. Sentía nostalgia, pero temía la reunión entre los dos debido al asunto que quería discutir con él. El anhelo se mezclaba con el nerviosismo. Era más fácil hablar por teléfono que en persona, pero lo afrontaría. Se reía de sí misma y de sus locos pensamientos. No iba a proponer nada malo... Era solo una propuesta de matrimonio. Sabía que tenían planes para eso, así que solo era cuestión de avanzar en lo que ya estaba acordado.Cuando estaba cerca de la puerta principal vio a Catita y comenzó a caminar un poco más rápido para pasarla. Ella insistió en que la chica la viera con Adrián. Él estaba allí, apoyado contra la puerta, con sus jeans azul claro y una camisa amarilla que le encantaba. Su corazón se derritió cuando lo vio así, tratando de parecer más casual. Cuando la vio no se detuvo y se acercó a ella, abrazándola fuertemente y dándole un largo beso. Ni siquiera les importó interrumpi
Cuando Bruna entró a la casa, Ángela ya la estaba esperando sentada en el sofá de la sala. Llegó pasadas las 19:00, porque después de la consulta se había ido a dar otro paseo por las calles de la ciudad. Le encantaba el final de la primavera y el comienzo del verano. Todo parecía volverse más feliz.- No me digas que estabas en la universidad hasta este momento. - Dijo Angela mirando el reloj.- Claro que no, mamá... Yo tenía una cita en el hospital a las 4 de la tarde y luego terminé quedándome allí.Bruna no quería molestar a Angela con su pelea con su novio.- Adrián llamó varias veces...- Dime que no lo soy.- Así que eso es todo... Sabía que algo andaba mal. Nunca llegas a casa tan tarde. ¿Luchaste de nuevo?- Sí. ella confesóÁngela se rió:- No te preocupes por decírmelo, Bruna. Ya ni siquiera me importan tus peleas... Esto es tan común.- Esta vez es un poco más serio. - Dijo sentándose al lado de su madre en el sofá y dejando caer su bolso.- Todos los demás también. - obse
Bruna se duchó más de lo habitual esa mañana. Llegaba tarde todos los días aun así no estaba preocupada por la hora. Se puso todas sus pulseras nuevas, se maquilló, lo que era raro hacer, y se miró en el espejo satisfecha :- ¿Qué te depara esta vida, Bruna?Cuando entró al salón, no notó la rutinaria mirada de desaprobación de la maestra por llegar tarde, lo cual era extraño. Patricio increíblemente no le preguntó si le había dado el mensaje a Adrián, como siempre lo hacía. Catita no posaba sus ojos en ella y Maiquel no la miraba de arriba abajo con añoranza, como siempre.Se sentó tratando de no llamar mucho la atención, ya que todos estaban atentos a la explicación de la maestra.- Había un hombre que vino a buscarte dos veces a la habitación. - dijo Patricio en voz baja para que solo ella pudiera escucharlo.- ¿Que queria el? preguntó con curiosidad.- No sé... Bien vestido... ¿Te metiste en algún lío? preguntó.Ella rió:- Claro que no. ¿En qué me metería, Patricio? Soy demasiado
Tan pronto como Bruna llegó a casa , le contó a su madre en detalle todo lo que había sucedido ese día. Las flores llenaban todas las habitaciones de la casa y se sentía inmensamente feliz. Estaba esperando ansiosamente la llegada de Cassiane para contarle todo.Ángela cariñosamente pasó su mano por el rostro de su hija y dijo:- Te quiero mucho, Bruna... No quiero que te arrepientas de tu decisión.- No me arrepentiré, madre. Sabes que siempre quise esto.- ¿No es un capricho tuyo? ¿Una forma de mantenerlo atrapado de alguna manera para terminar con esta inseguridad suya?- Mamá, ¿cómo puedes decir eso?- Me preocupo por ti... Siempre me preocuparé. Quiero que tú seas feliz. Y asegúrese de que está tomando la decisión correcta. Para mí sigues siendo una niña.- Seguro... Si eso te relaja más, mamá.- ¿Y Adrian también está seguro de que quiere eso?- Mamá, amo a Adrian, él me ama. No hay nada que salga mal.- ¿Y las peleas?- Eso es normal, mamá.- Y... Si sale mal. Si el matrimonio
El teléfono sonó, sacando a Bruna de sus pensamientos. Era Adrián:- ¿Adivina lo que estoy pensando?Ella rió:- Wow, pregunta difícil... Pueden ser tantas cosas...- Estoy pensando en ir a tu casa ahora, subir a tu cuarto y...- Y duerme conmigo. - Dijo riendo, segura de sus pensamientos.- No entiendo cómo te las arreglas para sorprenderme siempre. - él dijo.- No me sorprende... En realidad, tú eres el que es muy predecible.Él se rió:- Bruno, he estado pensando...- Hmm , estás pensando... Eso es sorprendente.Él se rió:- Vaya , ¿no dije? Siempre consigues sorprenderme con lo que dices. Siempre puedes saber lo que estoy pensando, pero nunca puedo imaginar lo que está pasando en esa cabecita tuya.- Sí, lo conozco muy bien, Adrián.- Creo que en el fondo nadie puede conocer a otra persona tan profundamente.- Adrián, no estoy de acuerdo. Te conozco muy bien. Y sé que me estás llamando en este momento, definitivamente no es solo para decir buenas noches. ¿Estás pensando en renunci
Angela se tomó la semana libre para ayudar a Bruna con los preparativos de la boda, ya que tenían poco más de 2 semanas para organizar la boda perfecta. Bruna ya había hecho muchas cosas, pero Ángela sabía que en las últimas semanas estaría nerviosa. La fecha fijada fue el 3 de diciembre. Bruna ni siquiera vio pasar el tiempo de tantas cosas que tenía que hacer en la última semana. Y cuando se dio cuenta estaba a días del evento que sería el más importante de su vida. Ese día, mientras se ponía las pulseras, mirando especialmente la última que le había ganado a Adrián, recordó cuánto le había dado la invitación de boda a Maiquel y Catita. Tenía la impresión de que los dos se casarían algún día, ya que eran muy cercanos. Había dado a luz en la universidad. Él había insistido en que ella hiciera el parto y que no fueran los dos juntos, como habían hecho con los demás invitados. Adrian ni siquiera se había dado cuenta de sus malas intenciones con su amigo y su ex novia . - Bueno, Catit
Y había llegado el gran día para que Bruna hiciera realidad su sueño. Había pasado la semana emocionada con los preparativos, muy entregada a cada detalle y también inmensamente feliz por todo lo que estaba pasando. Sin darse cuenta, estaba sonriendo sobre la cama cuando despertó.Fue a darse una ducha fría. Ya hacía calor temprano en el día. Llega el verano con temperaturas abrasadoras. Mientras el agua corría por su cuerpo, pensó en Adrian. No había llamado la noche anterior, como hacía siempre. Ella se rió de sí misma ante su insistencia diaria en tratar de convencerla de que le hiciera el amor. Y había llegado su gran día, así como la noche que él había estado esperando. Bruna no estaba nerviosa por lo que sucedería en su noche de bodas. Había estado preparado durante mucho tiempo para todo lo que estaba sucediendo. Y ansiaba estar en los brazos de su esposo. Había pensado que era un poco extraño que él no hubiera llamado la noche anterior a la boda, pero supuso que él también que