Creyendo en su padre

Karoline volteó a ver a Donatello inmediatamente, tenían que dar aviso inmediatamente a la policía, en Europa y Estados Unidos, Cedric era buscado por varios delitos.

—¿Pasa algo? —Preguntó Don al observarlos nerviosos, podían esconder de otras personas su nerviosismo, pero no de su hijo, Don era muy intuitivo.

—Necesitamos irnos, hijo.

Sus hijos comieron de prisa, afortunadamente ya les habían llevado los platillos, Cedric sabía que llamarían a la policía, pero también sabía que Isabella lo defendería, ella podría contratar a los mejores abogados del mundo, así ya se libraría de ese problema de una buena vez, no tendría que seguir escondiéndose.

La familia Carusso salió del restaurante, Cedric ya se encontraba sentado en la mesa junto a Isa.

—Te han visto conmigo los Carusso.

—Es mejor así, hija, te aseguro que intentarán hacernos daño de alguna manera, de ellos se puede esperar lo que sea.

—No voy a permitírselos, yo también estoy dispuesta a lo que sea.

Cedric sonrió internamente,
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