Isabella no pensaba quedarse callada, estaba decidida a enfrentarlo, que le dijera a la cara lo que pasaba, no quería creer que él fuera el tipo de hombre que al conseguir lo que quería con una mujer le daba la espalda, ella le había entregado lo más sagrado que tenía, su primera vez, no estaba dispuesta a permitir que se burlara, colocó el café caliente sobre la mesa, después caminó unos cuantos para plantarse frente a él. Don se sorprendió, no creyó que hiciera eso, intentó no mostrar lo que estaba sintiendo, hizo un gran esfuerzo por mantenerse totalmente serio. —¿Pasa algo? —Fingió demencia. —¿Es en serio? —No entiendo. —¡Por Dios, Don! ¿Qué clase de juego es este? Te acuestas conmigo, y después no te acuerdas, ¿Qué te estás creyendo? —Isabella, será mejor que dejemos las cosas así, no quiero causarte daño, más adelante vas a enterarte. —¿De qué? De qué el hombre al que le entregué mi primera vez decidió burlarse, eso me pasa por estúpida, por tonta al imaginar que un hombre
Isabella estaba analizando lo que Don le había dicho, en su lugar, ella hubiera hecho lo mismo, pensar que podría haber sido su hermano, y que había pasado una noche con él, le aterrorizaba. Pero al mismo tiempo, sabía que los sentimientos que tenía por él eran reales y profundos. —Don, no sé qué decir —susurró ella finalmente. —No tienes que decir nada, solo quiero que sepas que lo siento mucho y si pudiera volver atrás en el tiempo, lo haría. —¿Qué piensas hacer ahora? —preguntó Isabella, todavía mirándolo fijamente. —No lo sé. Solo sé que no quiero perderte, eres lo mejor que me ha pasado en la vida y te necesito. Isabella suspiró, sabiendo que tenía sentimientos contradictorios, pero en ese momento, solo quería estar cerca de él. —Ven aquí —dijo, abriendo sus brazos. Don se acercó a ella y la abrazó con fuerza, ambos se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la cercanía del otro. —¿Y si intentamos empezar de nuevo? —propuso Don al fin. —¿Qué quieres decir? —
En su habitación, Don se sentía incómodo lo que había visto en la sala, Isabella también se sentía abrumada.—¿Qué demonios es lo que acabamos de ver? —Preguntó sentándose al borde de la cama.—No lo sé, tal vez sea normal para ellos hacer eso en la sala. —Don frunció el ceño al imaginar que lo acostumbraban.—Tratemos de olvidarlo —la tomó por la mano —hay algo que quiero hacer.—¿Qué? —Isa preguntó sorprendida.—Quiero que te quedes a dormir conmigo está noche. —Dijo mientras la veía a los ojos.—No sé si sea correcto después de lo que acaba de pasar.—Entiendo que te sientas incómoda, no quiero que te vayas con esas imágenes en la cabeza. —Acarició su mejilla mientras lo decía.—Si me quedó, no podré ver a tus padres a los ojos de nuevo, sabrán que me quedé en tu habitación.—Mis padres son muy modernos, creo que ya lo has visto. —Don sonrió al decirlo, Isa correspondió a su sonrisa.—Está bien, está noche, me quedaré contigo.—Gracias. —Don sonrió, se sentía feliz de saber que pas
En el hospital, Don daba vueltas fuera de la habitación, un médico revisaba a Isabella. Estaba esperando que llegara su abogado, le había enviado el video del ataque para que lo llevara a la policía, Karo y Donatello habían estado acompañando, Don insistió en que fueran a casa a descansar, él se quedaría toda la noche a cuidarla, Isa no tenía a nadie más que pudiera hacerlo, el abogado llegó en ese momento. —Por favor Santiago, dime que has encontrado algo que nos sirva para encontrar a ese par y hundirlos. —No sabes lo difícil que ha sido encontrar información sobre Do Santos y su hija, eso ha complicado las pesquisas de la policía, pero gracias a la ayuda de algunas fuentes anónimas, pude obtener algo de información, Do Santos se ha dedicado a trabajar en negocios sucios alrededor del mundo, pensaba dejar todo eso para establecerse y disfrutar de la fortuna de su hermano, que por cierto, he encontrado muchas inconsistencias en el accidente donde murió junto a su esposa. Don no h
Ahí estaba Donatello frente a aquella chica, dentro de un pequeño cuarto que se utilizaba para guardar los instrumentos de limpieza.—¿Qué es lo que pasa? —Preguntó soltándose del agarre de aquella chica.—He escuchado que mis compañeras han hecho una apuesta.—¿Una apuesta? —Donatello no entendía qué tenía que ver con él aquello.—Sí, intentarán conquistarlo, ganará la que logré hacerlo. —Al escuchar aquello, no podía creerlo.—¿Podría decirme quiénes están implicados en esto?—Señor, me metería en problemas con ellas, pero usted podrá darse cuenta. —En ese momento, él recordó la actitud de la secretaria de su hijo.—Ya entiendo, no sé preocupe, no se enteraran que fue usted quién me dijo, y le agradezco enterarme de esto. —La chica sonrió con aparente dulzura, él le devolvió la sonrisa.Donatello abrió la puerta para salir, la chica tropezó, y fue a dar de cara contra su pecho, él la tomó por la cintura para evitar que cayera, cuando volteó, los empleados que pasaban, se les quedaro
Karoline estaba aburrida, Isa había salido a hacer algunas compras acompañada por los guardaespaldas, Bry había visto por casualidad la fotografía de Donatello con la chica, sin pensarlo, la envió a Karo.—Amiga, tienes que ver que la fotografía que te he envíado, solo no me eches de cabeza que Tony se molestara si llega a saber que fui yo quién la envió, pero sé lo que duele un engaño, y más aún cuando somos las últimas en enterarnos.Al leer el mensaje, Karo sintió que se puso helada, enseguida abrió aquella fotografía, no podía creer lo que estaba viendo, la imagen era muy clara, no había duda de lo que Donatello estaba haciendo, enseguida recordó la marca de lápiz labial en su camisa.Karo lloraba desconsolada, ¿Cómo se atrevía a hacerle eso? Después de todo lo que habían pasado para poder estar juntos.Cuando Isa llegó, vio que Karo aun lloraba, se preocupó y se acercó para ver qué pasaba.—¿Está bien? ¿Qué ha pasado? —Karo le mostró la fotografía, Isa se sorprendió, no podía cre
Días después, Isabella y Karoline salieron de compras al centro comercial, era el cumpleaños de Don, no le agradaban los festejos, pero Isa insistió en celebrarlo, sería una fiesta sorpresa a bordo de un yate, Donatello les había llamado, las vería en la plaza para comprar lo necesario.—Don no será la persona más feliz en esta fiesta, no le agradan en lo absoluto, pero debe de acostumbrarse, un año más de vida es para celebrarse. —Karo era consciente de la actitud de su hijo hacia las fiestas de cumpleaños.—Espero que se le pase lo gruñón pronto.—Yo también lo espero.Caminaron por algunas tiendas, después pararon para tomar un helado, ahí esperarían a Donatello, Karo había enviado al guardaespaldas al auto con las cosas que habían comprado, de esa manera podrían seguir buscando algunas cosas que todavía no encontraban.Las dos mujeres estaban distraídas comprando, cuando notaron que un hombre se había sentado cerca de ellas, parecía no perder detalle de la conversación que tenían,
Cuando regresaron a la mansión, Isabella volvió a ser la misma chica de siempre, Karo y Donatello se dieron cuenta de la molestia de su hijo, pero no estaba en ellos intervenir, así que se despidieron de la chica y su hijo para marcharse a dormir.—¿Pasa algo? No me has hablado desde la fiesta.—No es nada. —Don no quería discutir, después de todo tal vez estaba exagerando.—Uhmmm está bien, creeré en ti. la chica le dio un rápido beso antes de subir a la habitación.Don subió detrás de ella, él entró al baño, cuando salió, Isabella fingió dormir, él ya no quiso molestarla, así que la cubrió con una manta, se acostó a su lado, se durmió enseguida.Por la mañana, Don se levantó muy temprano para ir a la oficina, Isabella fingió de nuevo que dormía, se marchó hacia el corporativo después del desayuno, llamó a Isabella por la tarde para comer juntos, el teléfono de la chica se encontraba apagado, decidió llamar a su madre, Karo contestó enseguida.—Mamá, podrías llamar a Isa por favor, l