Agarra la blusa por mis hombros y tira sin ningún cuidado. Caigo al suelo apoyándome rápidamente sobre las manos.
-¡Levántate puta!- grita.
Al momento me da una patada en el costado. Es un golpe seco y brutal que me levanta un par de centímetros del suelo dando media vuelta para aterrizar de espaldas.
El dolor de mis costillas va en aumento. Durante un momento creo que no voy a poder soportarlo, la vista se me nubla. Una violenta tos se apodera de mi, acompañada de arcadas. Al final termino vomitando lo poco que llevaba en mi estómago.
- Que asco das.- dice poniendo cara de auténtico desprecio.
- Por favor, no me hagas nada.- pido desde el suelo.
No me atrevo a levantar la cabeza y mirarlo por si se le ocurre volver a golpearme. Prefiero estar protegida y recibir los golpes en los brazos o en el costado.
- Levanta de una jodida vez.
Cierra sus dedos sobre mis brazos y me levanta como un trasto viejo. Tiemblo de forma incontrolada al te
HugoVibra mi móvil encima de la mesa. Aparece un mensaje de Lisa en la pantalla.<Esta tarde te he echado de menos. Te quiero>Me quedo mirando lo que ha escrito. Al final decido no contestar porque sigo cabreado con lo que ha ocurrido esta mañana.¿Está loca o solo es una insensata? Si no sabe como actuar al menos debería comprarse un puto libro en el que expliquen que pelearte como si fueras una vulgar camorrista no es bueno para el bebé.Danna no ha esperado a mañana para irse, sigue siendo la misma mujer prepotente y orgullosa a la que una vez amé, aunque ahora mismo no le veo ninguna lógica. No entiendo como tiempo atrás le habría bajado la luna si me lo hubiera pedido.Vuelve a sonar el teléfono. Esta vez es una llamada de Roberto.- Dime.-¡Es Lisa, no está!- grita al otro lado de la linea.-¿Q
No se si ha amanecido o si todavía es de noche pero no he podido pegar ojo. Quitando el dolor que tengo en todos los músculos y los dos golpes en la cabeza, que me provoca un zumbido continuo, Morfeo ha decidido no apiadarse de mi.Anoche no trajo cena ni agua ¿Este hombre piensa que no como? Las tripas me suenan de forma desagradable,tengo la boca pastosa y la garganta reseca.Este cuartucho con todo ese moho repartido a lo largo de las cuatro paredes, me provoca un frío que me cala hasta los huesos. Creo que esta sensación no podré quitármela nunca. Tengo todo el vello de mi cuerpo erizado y aunque intento frotármelo con las manos, sigue conmigo.¿Qué estará haciendo Hugo? ¿Cómo se sentirá Roberto? Lo siento tanto por ellos. Siento ser la culpable de su sufrimiento pero no puedo hacer nada.Suena la cerradura y por pura precaución me pego más a la pared, encogida en el suelo. Por la puerta aparece Daniel con otro hombre.Es un hombre mayor con una lar
HugoLlevamos horas intentando persuadir a Danna para que hable, pero la muy hija de puta se resiste.Cansado, le pido a Roberto que continúe él. Yo tengo que subir al salón para encarar a la policía que ha comenzado a acomodarse, esperando una nueva llamada que no va a suceder.Voy directo al jefe de policías que está dando instrucciones a otros agentes. Panda de inútiles que solo sirven para comer donuts.- Os quiero a todos fuera de mi casa ya.-No se precipite. Se que está nervioso y que todo esto es muy duro pero tiene que ser fuerte.- coloca una mano sobre mi hombro intentando consolarme.-No me toques los cojones. Deberíais estar buscándola y no aquí.- contesto dándole un manotazo para zafarme de su brazo.Como veo que no se mueve porque supone que me comporto así por culpa de los nervios, voy hasta las máquinas que no han servido p
HugoHay una entrada muy amplia y bien iluminada y unas grandes escaleras de mármol pegada a la pared. Pero ningún mueble ni cortina que te haga pensar que aquí vive alguien.Subo poco a poco a la planta superior. Joder, debería haberme quitado los zapatos. La goma suena con cada paso que doy, y aunque normalmente sería un sonido que pasaría desapercibido, aquí y ahora es muy peligroso.Al final de las escaleras hay una puerta abierta que da a una especie de recibidor en el que veo tres puertas más.-¡Hugo!- grita Lisa desde una de ellas.- ¡ Vete, está en la casa, vete!En estos momento me da igual. Podría estar el mismísimo diablo esperándome, pero nunca me iría sin ella. Cuando llega tu hora, llega.Salgo disparado hacia la puerta de la que creo que ha salido el sonido.-¿Lisa?.- susurro.-¿Estás bien?No escucho su contes
Su cuerpo tiembla por toda la ira contenida. Pequeños mechones de pelo engominado caen sobre su frente.El odio. Que sentimiento tan destructivo. Aquí y ahora, en este mismo momento, solo siento lástima por este pobre desgraciado que una noche de borrachera decidió sacar fuera el monstruo que tenía escondido.Tira a Hugo hacia un lado clavándole el cuchillo en el costado. Por lo menos no se ensaña con él.Corre hacia mi, gritando, loco de rabia.Me agarra con violencia empujándome hacia atrás, pierdo el equilibrio y caemos por las escaleras. En el último momento consigo girarme lo justo para que el primer impacto se lo lleve él.No se en que momento dejo de sentir los golpes de los escalones sobre mi cuerpo, pero lo agradezco.Abro los ojos. Estoy en una habitación, quizás es el cielo, no lo se. Todo está iluminado con una luz blanquecina. No consigo encontrar la fuente por más que la busco.Me levanto sorprendida porque no siento n
HugoTraumatismo craneoencefálico. Ese es el diagnóstico que me da el médico que la atiende. Como si entendiera su jerga, me lo explica de un modo extremadamente frío y profesional.Dos días han pasado desde lo ocurrido en casa de Daniel. Parece una eternidad. No soy capaz de moverme del hospital, me cambio y me ducho aquí gracias a que las enfermeras se han apiadado de mi. Duermo sobre la silla, con la mano de Lisa entre las mías.La máquina conectada a ella comienza a pitar. Es su corazón, los latidos cada vez son más rápidos. Llamo corriendo a un médico para que la atienda. No se que está pasando ni que hacer para ayudarla.Salgo al pasillo cuando me piden amablemente que salga, entre empujones, porque me niego a irme, y apoyo las manos y la frente sobre la pared fría.-¿Qué ocurre?- pregunta Roberto que aun sigue aquí.Él es solo su guardaespaldas. Se
Salgo de la ducha. Me coloco delante del espejo y paso la mano por encima para quitar el vaho. Miro mi tripa, tan plana como hace una semana. Las heridas comienzan a desaparecer, dejando atrás el desagradable incidente.Me visto con un pequeño camisón de seda, vierto unas gotas de perfume en el cuello y salgo sintiendo la sensualidad emanar por todos los poros de mi piel. Es increíble el poder de un simple trozo de tela.Hugo me espera tumbado sobre la cama. Una pequeña chispa grilla en sus ojos al verme.-¿No tendrás frío con eso tan corto?- pregunta mirando el camisón mientras me acerco a él.-Siempre puedes calentarme.- susurro acercando mis labios a su oído.Con la otra mano, comienzo a desabrochar los botones de su camisa pero Hugo me frena, sujetándome por la muñeca. Con un hábil movimiento me tumba y se coloca encima de mi.-Chica mala. Voy a tener que castigarte¿No crees?-Tienes razón. He sido mala. Castígame.Puedo nota
Las nubes negras danzan sobre nuestras cabezas junto con una neblina que llena todo el ambiente de humedad. Nos cerramos bien los abrigos y colocamos las bufandas alrededor del cuello.Hoy es uno de esos días en los que el frío te cala hasta los huesos y ya lo llevas encima a todas partes. Puede que me haya vuelto supersticiosa pero mirando el cielo, siento un mal presagio y un escalofrío recorre mi columna.Marta, Tere, mi madre y yo. Ahí vamos las cuatro de compras. Me encanta volver a tener una buena relación con mi madre. Aunque no entienda que quiero dedicarme a la música, lo respeta. Yo por mi parte le muestro todo el cariño que no ha tenido estos últimos años.-Toma.- me tiende Tere algo entre sus dedos.Es una tarjeta de crédito. Es más gorda de los normal y negra, pero lo raro es que impreso en ella está mi nombre.- ¿Esto que es?-Venga Lis, no vayas a rechazarla. Hugo