En casa de los Campbell, Richard hablaba con sus abuelos de lo sucedido en la reunión del consejo de ejecutivos.

— ¡Abuelo, fue un desprecio hacia mi persona—se quejó Richard.

—Es parte de tu crecimiento querido Nieto— dijo el abuelo— necesitas cambiar esa actitud de superioridad.

—¿Porque le hablas así al niño—dijo la abuela— él tiene razón, lo despreciaron.

— Desprecio, hubiese sido si no hubiera quedado un Campbell,—dijo el abuelo— pero quedó Oliver.

— ¡Oliver es un traidor!— dijo la abuela —nos dejó y formó su propia empresa, solo por rebeldía .

— ¡Eso habla de su habilidad mujer!—dijo el abuelo orgulloso— ¡Es un Campbell indudablemente!

— ¡Richard también es un Campbell!— dijo la abuela— merecía estar en la dirección.

— Richard es un Campbell, por ser hijo de nuestro hijo mayor,— dijo el abuelo— pero lleva tu sangre y es por eso que no está en la dirección, por ser tan creído, siempre le aconsejé ser mejor, pero tú lo malcríaste.

— Bueno, no se peleen por eso— dijo Richard