| | |CAPÍTULO| | .✧. TREINTA Y NUEVE| .✦. El efecto Daisy Dumont—¡Ah! Hola, eres tú.Aurora mira el teléfono, procesando el entusiasta saludo de su amiga Daisy. Tiene la llamada en altavoz y, aunque le había parecido una buena idea comunicarse con la chica Dumont, ahora no está tan segura.—Sí, sigo aquí. Llamaba para… Bueno, explicarte mi ausencia —responde incómoda, y la chica al otro lado de la línea simplemente emite un ruido con la garganta—. Han sido días muy extraños.La risa cortante de Daisy le abre un hueco en el estómago.—Tú puedes hacer con tu vida lo quieras, Aurora. Yo no soy tu madre ni tu novia —se burla Daisy descaradamente.Pese a la incomodidad, la joven Corbet respira hondo e ignora las palabras punzantes de Daisy.—Cómo sea, no hay nada de malo en querer decírtelo.—¿Para qué? Si vas a volver a final de mes, no hace falta que me cuentes todo lo que vas a hacer en ese pueblucho de quinta. —Daisy resopla—. Tengo mejores intereses.—Entiendo. Voy a colgar entonce
| | |CAPÍTULO| | .✧. CUARENTA| .✦. Deseos violentosTatiana lo había dejado completamente enojado, después de acompañarla al helipuerto y asegurarle que tendría su apoyo cuando le informara a Cassius que planea independizarse con su propio negocio. «Tu padre lo controla todo, pero si voy a ser independiente, necesito que te pongas de mi lado» le advirtió Tatiana con una sonrisa maliciosa.Lucian gruñó, accedió a regañadientes, y esquivó otro de los besos resbalizados de la vampira que siempre ha considerado como su hermana menor, aunque Tatiana no lo vea de la misma manera.No tuvo la intención de desaparecer tanto tiempo, pero su padre lo había llamado, y nunca es bueno rechazar una llamada de Cassius Blacklane.El anhelo, el deseo de reunirse con Aurora lo consumieron hasta el último segundo, martillando su autocontrol mientras escuchaba a su padre. Cuando finalmente puede venir a verla, se encuentra con la desagradable voz chillona de esa humana hablándole mal a su prometida.Inm
| | |CAPÍTULO| | .✧. CUARENTA Y UNO| .✦. La otra CorbetEl Príncipe Blacklane viene a buscarla al amanecer, la espera en el pasillo y besa los delicados nudillos de su mano cuando la ve salir de la habitación.—Vamos, dulce criatura. Es hora de desayunar —anuncia él con esa sonrisa encantadora, vestido con ropa bastante casual: camisa de botones y pantalones de vestir.El corazón de la pequeña humana se acelera, se dispara y la hace sonrojar hasta las orejas. Nunca esperó que, después de lo sucedido en su cama, él se comportara de esta manera. Imaginó que se alejaría de ella los siguientes días, hasta que el día de la boda llegara y fuese inevitable volverse a encontrar.Con esa mano grande y cálida, Lucian la conduce al comedor y la sienta en la mesa con un banquete rebosante. Por mucho que intente erigir sus defensas, es prácticamente imposible ponerse a la defensiva. El príncipe le sonríe desde el otro lado de la mesa, le cuenta un poco sobre la construcción de esta mansión. Auror
| | |CAPÍTULO| | .✧. CUARENTA Y DOS| .✦. La mañana siguiente Temprano en la mañana al día siguiente, Aurora se levanta de la cama, se mete a la ducha y revive sin cesar los eventos extraños de la madrugada tormentosa donde había descubierto una pintura de una ascendiente de su familia, en la habitación de la familia Blacklane. Era el retrato de una mujer Corbet, astuta, hermosa y aparentemente maliciosa. ¿Fue esa mujer su bisabuela, la madre de Auriel? ¿También se llamaba Aurora? Tenía que ser ella, de hecho, porque sabía que su abuelo Auriel en las cartas había mencionado, una vez, que su madre era Arlette y era la mujer más bella de Rayrane Hills. Pero nunca mencionó que ellas compartían algo más que la sangre. ¿Por qué lo ocultó o lo omitió? ¿Le dolió que su nieta llevara el mismo nombre que su madre, quien aparentemente tuvo una relación sospechosamente íntima con los Blacklane?«Es que... qué más podría ser, si esa pintura está justo aquí, en esta mansión, en esta propiedad»E
| | |CAPÍTULO| | .✧. CUARENTA Y TRES| .✦. La astucia de RylandDespués de que Aurora se pone un vestido blanco, Ryland la escolta hasta el auto negro, le abre la puerta trasera, aunque Aurora insiste en subir al asiento del copiloto. «Oh, vamos, Ryland, tu amo Lucian se ha ido a otro lado, así que puedo viajar adelante, contigo». Sin embargo, la vampira se niega rotundamente a la petición y la obliga a sentarse en los asientos traseros.Cruzan el Black Brick Pass, conversando sobre el clima y lo bonito que se ven los árboles del Bosque Rojo ese día. Llegan a Rayrane Hills antes de las nueve de la mañana, recorriendo las calles. La gente del pueblo hace mucho inició sus actividades matutinas, y cada persona se concentra en sus propios asuntos, reconociendo de vez en vez a los que le rodean, con quienes comparten hábitat e historia.—¿A dónde vamos primero, mi lady?Aurora deja de mirar por la ventanilla polarizada y voltea, encontrándose con la mirada de Ryland a través del espejo re
| | |CAPÍTULO| | .✧. CUARENTA Y CUATRO| .✦. Las cartas de Auriel—Uh, bueno. Está bien que tengas la libertad de merodear por la mansión. Tienes razón. Además, el amo Lucian me dijo que podías salir de la habitación, así que, uh, no creo que haya problema. No en realidad. —Ryland tararea, estacionando el auto frente a la casa del viejo Corbet—. No sé si el amo Lucian te escuchó, pero si lo hizo, tampoco mencionó algo al respecto. Entonces, supongo que está bien.Aurora respira hondo, se ajusta la chaqueta sobre su vestido blanco y asiente varias veces, sintiéndose menos tensa y alerta. Por un segundo, esperaba que Ryland se convirtiera drásticamente en una completa p*erra, sacándole las cosas en la cara, como suele hacer Daisy, sí, la que siempre consideró su mejor amiga. Daisy, si estuviera en el lugar de Ryland, ya hubiera lanzado sus mejores frases con su lengua viperina. A Daisy nunca le importan los sentimientos de las demás personas, con tal de ser brutalmente honesta y directa
| | |CAPÍTULO| | .✧. CUARENTA Y CINCO| .✦. La cárcel de Rayrane Hills Atherton no utiliza la fuerza bruta para sacarla de la casa, porque Aurora se retira por voluntad propia. Cuando sale a la calle, Ryland está allí, frustrada e inquieta, lanzándole miradas de impotencia. Aurora quiere preguntarle qué pasó, por qué no siguió a Edgar al interior de la casa, en serio, ¿qué carajos?Aunque Ryland intenta acercarse, Aurora le hace un gesto de que todo va a estar bien y se sube al auto del alcalde. La lleva a la comisaría, allí vuelve a ver al oficial Gomez, quien finge que no la conoce en lo absoluto y se limita a realizar el protocolo para meterla tras las rejas de una celda. Para sorpresa y deleite de la joven Corbet, no la requisan, a ninguno de los policías hombre se le ocurre meter las manos bajo la falda de su vestido, así que nadie supone que trae un fajo de cartas ocultas en la tira de la tanga.Edgar Atherton la mira todo el tiempo desde el otro lado, frunciendo el ceño. Mient
| | |CAPÍTULO| | .✧. CUARENTA Y SEIS| .✦. El Príncipe Posesivo—¿Tu mujer? Por favor, no me hagas reír, Blacklane. Qué le hayas puesto un anillo, no significa que eres su dueño. —Alguien resopla, sí, ese es el alcalde Atherton. Es imposible no reconocerlo con su tono arrogante y resentido.—Te equivocas en eso por completo, Atherton —espeta la otra voz masculina, más ronca e imponente, haciendo eco entre las paredes de hormigón—. Que Aurora decida llevar ese anillo en su mano, es lo que la que vuelve completamente mía.Es la voz profunda del príncipe Lucian, por supuesto. Aurora corre hasta las rejas y agarra los barrotes. Planea llamar su nombre, pero cambia de opinión, por algún motivo. Se queda callada, escuchando a los dos hombres discutir en alguna parte del pasillo.—Creo que tienes muchas expectativas para una simple forastera, ¿sabes? —dice Edgar, burlón. Hace que la sangre de Aurora hierva—. Ella viene de la nada... y la reservas para ti en menos de una semana. Ja, dime una