| | |CAPÍTULO| | .✧. CUARENTA Y UNO| .✦. La otra CorbetEl Príncipe Blacklane viene a buscarla al amanecer, la espera en el pasillo y besa los delicados nudillos de su mano cuando la ve salir de la habitación.—Vamos, dulce criatura. Es hora de desayunar —anuncia él con esa sonrisa encantadora, vestido con ropa bastante casual: camisa de botones y pantalones de vestir.El corazón de la pequeña humana se acelera, se dispara y la hace sonrojar hasta las orejas. Nunca esperó que, después de lo sucedido en su cama, él se comportara de esta manera. Imaginó que se alejaría de ella los siguientes días, hasta que el día de la boda llegara y fuese inevitable volverse a encontrar.Con esa mano grande y cálida, Lucian la conduce al comedor y la sienta en la mesa con un banquete rebosante. Por mucho que intente erigir sus defensas, es prácticamente imposible ponerse a la defensiva. El príncipe le sonríe desde el otro lado de la mesa, le cuenta un poco sobre la construcción de esta mansión. Auror
| | |CAPÍTULO| | .✧. CUARENTA Y DOS| .✦. La mañana siguiente Temprano en la mañana al día siguiente, Aurora se levanta de la cama, se mete a la ducha y revive sin cesar los eventos extraños de la madrugada tormentosa donde había descubierto una pintura de una ascendiente de su familia, en la habitación de la familia Blacklane. Era el retrato de una mujer Corbet, astuta, hermosa y aparentemente maliciosa. ¿Fue esa mujer su bisabuela, la madre de Auriel? ¿También se llamaba Aurora? Tenía que ser ella, de hecho, porque sabía que su abuelo Auriel en las cartas había mencionado, una vez, que su madre era Arlette y era la mujer más bella de Rayrane Hills. Pero nunca mencionó que ellas compartían algo más que la sangre. ¿Por qué lo ocultó o lo omitió? ¿Le dolió que su nieta llevara el mismo nombre que su madre, quien aparentemente tuvo una relación sospechosamente íntima con los Blacklane?«Es que... qué más podría ser, si esa pintura está justo aquí, en esta mansión, en esta propiedad»E
| | |CAPÍTULO| | .✧. CUARENTA Y TRES| .✦. La astucia de RylandDespués de que Aurora se pone un vestido blanco, Ryland la escolta hasta el auto negro, le abre la puerta trasera, aunque Aurora insiste en subir al asiento del copiloto. «Oh, vamos, Ryland, tu amo Lucian se ha ido a otro lado, así que puedo viajar adelante, contigo». Sin embargo, la vampira se niega rotundamente a la petición y la obliga a sentarse en los asientos traseros.Cruzan el Black Brick Pass, conversando sobre el clima y lo bonito que se ven los árboles del Bosque Rojo ese día. Llegan a Rayrane Hills antes de las nueve de la mañana, recorriendo las calles. La gente del pueblo hace mucho inició sus actividades matutinas, y cada persona se concentra en sus propios asuntos, reconociendo de vez en vez a los que le rodean, con quienes comparten hábitat e historia.—¿A dónde vamos primero, mi lady?Aurora deja de mirar por la ventanilla polarizada y voltea, encontrándose con la mirada de Ryland a través del espejo re
| | |CAPÍTULO| | .✧. CUARENTA Y CUATRO| .✦. Las cartas de Auriel—Uh, bueno. Está bien que tengas la libertad de merodear por la mansión. Tienes razón. Además, el amo Lucian me dijo que podías salir de la habitación, así que, uh, no creo que haya problema. No en realidad. —Ryland tararea, estacionando el auto frente a la casa del viejo Corbet—. No sé si el amo Lucian te escuchó, pero si lo hizo, tampoco mencionó algo al respecto. Entonces, supongo que está bien.Aurora respira hondo, se ajusta la chaqueta sobre su vestido blanco y asiente varias veces, sintiéndose menos tensa y alerta. Por un segundo, esperaba que Ryland se convirtiera drásticamente en una completa p*erra, sacándole las cosas en la cara, como suele hacer Daisy, sí, la que siempre consideró su mejor amiga. Daisy, si estuviera en el lugar de Ryland, ya hubiera lanzado sus mejores frases con su lengua viperina. A Daisy nunca le importan los sentimientos de las demás personas, con tal de ser brutalmente honesta y directa
| | |CAPÍTULO| | .✧. CUARENTA Y CINCO| .✦. La cárcel de Rayrane Hills Atherton no utiliza la fuerza bruta para sacarla de la casa, porque Aurora se retira por voluntad propia. Cuando sale a la calle, Ryland está allí, frustrada e inquieta, lanzándole miradas de impotencia. Aurora quiere preguntarle qué pasó, por qué no siguió a Edgar al interior de la casa, en serio, ¿qué carajos?Aunque Ryland intenta acercarse, Aurora le hace un gesto de que todo va a estar bien y se sube al auto del alcalde. La lleva a la comisaría, allí vuelve a ver al oficial Gomez, quien finge que no la conoce en lo absoluto y se limita a realizar el protocolo para meterla tras las rejas de una celda. Para sorpresa y deleite de la joven Corbet, no la requisan, a ninguno de los policías hombre se le ocurre meter las manos bajo la falda de su vestido, así que nadie supone que trae un fajo de cartas ocultas en la tira de la tanga.Edgar Atherton la mira todo el tiempo desde el otro lado, frunciendo el ceño. Mient
| | |CAPÍTULO| | .✧. CUARENTA Y SEIS| .✦. El Príncipe Posesivo—¿Tu mujer? Por favor, no me hagas reír, Blacklane. Qué le hayas puesto un anillo, no significa que eres su dueño. —Alguien resopla, sí, ese es el alcalde Atherton. Es imposible no reconocerlo con su tono arrogante y resentido.—Te equivocas en eso por completo, Atherton —espeta la otra voz masculina, más ronca e imponente, haciendo eco entre las paredes de hormigón—. Que Aurora decida llevar ese anillo en su mano, es lo que la que vuelve completamente mía.Es la voz profunda del príncipe Lucian, por supuesto. Aurora corre hasta las rejas y agarra los barrotes. Planea llamar su nombre, pero cambia de opinión, por algún motivo. Se queda callada, escuchando a los dos hombres discutir en alguna parte del pasillo.—Creo que tienes muchas expectativas para una simple forastera, ¿sabes? —dice Edgar, burlón. Hace que la sangre de Aurora hierva—. Ella viene de la nada... y la reservas para ti en menos de una semana. Ja, dime una
| | |CAPÍTULO| | .✧. CUARENTA Y SIETE| .✦. El castigo de la pequeña CorbetAurora vuelve a la mansión con el fajo se cartas y, en los días siguientes, Lucian se comporta de la misma manera, aunque siempre tiene esa mirada misteriosa clavada en ella hasta en el último segundo. En príncipe no vuelve a ausentarse. Todo lo contrario, su presencia es más fuerte que nunca. Él está allí para desayunar, para almorzar, merendar y cenar, aunque él no toque ni una migaja de pan de ajo, y solo se queda allí sentado en una silla roja, con una copa de oro en la mano llena de... ese líquido rojo y espeso que significa tanto la vida como la muerte. Lucian la observa con hambre, sonríe de lado, bebe lo suyo y le pide que hable lo que sea, porque él la va a escuchar. Aurora se siente burbujeante, ligera y muy, muy caliente bajo la atención y los cuidados del Príncipe Blacklane. El día de la boda está a la vuelta de la esquina. El vestido está listo. Las flores y el pastel han sido escogidos.—Será u
| | |CAPÍTULO| | .✧. CUARENTA Y OCHO| .✦. La primera carta«Querida Aurora,No sé desde cuándo ha existido Rayrane Hills, pero puedo asegurarte que hay familias que han existido desde los orígenes del pueblo en las profundidades del Bosque Rojo. Los Atherton, los Blacklane, y nosotros, los Corbet. Las dos primeras familias siempre han sido rivales, y lo más curioso, es que recuerdo que los Corbet nunca intervinieron en esa rivalidad, hasta el anochecer en el que nació la primera mujer Corbet en décadas.Cuando era niño, escuché los rumores. Nadie sabe de dónde surgieron exactamente. Parece que un día, alguien lo dijo, y la historia se esparció.Tiene sentido, porque nunca entendimos qué estaba mal con nuestros genes, nuestra sangre, para que ninguna mujer naciera en nuestra familia. Algunos creen que es una advertencia cósmica, y que por eso debemos tomarlo como tal. Si no nacen mujeres Corbet, es porque no deben existir mujeres Corbet.Los Atherton, por otro lado, tenían muchas hij