| | |CAPÍTULO| | .✧. TREINTA Y DOS| .✦. La invitada inesperadaNo hay ninguna pausa cuando sube al auto, mientras el impaciente príncipe la agarra posesivamente de la mano y se asegura de que ella entre al coche, bajo su total vigilancia.—¿Pasa algo malo, Lucian? —pregunta confundida, sentada a su lado.—Es la última vez que te traeré a esta casa —gruñe Lucian con la mandíbula apretada, mirando siempre al frente.Aurora traga saliva ansiosa y trata de ver hacia atrás, hacia Whitewood Lane, donde se queda olvidada la vieja casa de su abuelo. ¿No regresará? ¿Lucian le impedirá que regrese? Pero... ¡ahí están las cartas que ella envió! Ella necesita encontrarlas, por alguna razón. Lo necesita. Se guarda las protestas, los pensamientos, porque esto debe mantenerlo en privado si tiene la intención de regresar.Ryland conduce a gran velocidad por el Black Brick Pass, dándole a la joven Corbet otra oportunidad de admirar la belleza del bosque. Sin poder evitarlo, se inclina más cerca de L
| | |CAPÍTULO| | .✧. TREINTA Y TRES| .✦. Tatiana y una huidaHace calor, es la primera señal, la primera advertencia. Aurora no es lo suficientemente rápida para defenderse, pero es Lucian quien detiene a la vampira desconocida, agarrándola por el pelo.—¡Qué carajos, Lucian! —ruge la mujer—. ¿Qué estás haciendo con esta patética humana aquí, en tu casa, vestida así?El príncipe le enseña los colmillos, y Aurora, totalmente confundida por la situación en general, siente que podría incendiarse de solo respirar el aire caliente.—No es tu problema lo que haga o deje de hacer con ella, Tatiana —gruñe Lucian, revelando por fin el nombre de la vampira recién aparecida.—A tu padre le parecerá un gran problema y lo sabes muy bien. Así que debería contarle del nuevo juguetito que has traído a la mansión de los Blacklane, ¿no lo crees? —espeta Tatiana con una sonrisa malvada y vengativa, digna de un ser que solo se alimenta de la desgracia ajena.Da miedo el sonido amenazante que suelta el
| | |CAPÍTULO| | .✧. TREINTA Y CUATRO| .✦. Cadenas y deseosLa pequeña humana todavía no puede creerlo. Está indignada, exasperada, frustrada. Lucian se atrevió en serio a ponerle un grillete en el tobillo. ¡La ha encadenado como una mascota!—¡Agh! ¡Esto tiene que ceder en algún momento! —se queja Aurora entre dientes, tirando insistentemente de las relucientes y largas cadenas.Sus dedos, palmas y antebrazos protestan por la cantidad de esfuerzo y presión que ha estado aplicando alrededor de las cadenas mientras tira, agarra y sacude. El grillete en su tobillo no es grueso, tampoco doloroso o incómodo, pero sigue siendo lo suficientemente resistente para mantenerla aprisionada. Lucian fue quien la encadenó, no Ryland ni nadie más, lo hizo él mismito, usando esas manos grandes e implacables, asegurándose de que estuvieran fijas a un pilar de la cama. El príncipe gruñó: «Esto te enseñará a no ponerte en peligro, Aurora. A ver si la próxima no se te ocurre algo peor». Sus sermones la
| | |CAPÍTULO| | .✧. TREINTA Y CINCO| .✦. Los vampiros también tienen dueños—Lo dices como si fuera algo horrible estar enamorado de una sola persona, pero entiendo la diferencia entre nuestras especies —espeta Aurora, analizando la confesión de la vampira. La monogamia es natural en la humanidad, aunque resulta una naturaleza insoportable para la mayoría: de allí nacen las infidelidades, las aventuras sexuales, la soltería, la poligamia, los tríos, los cuartetos, las orgías...En fin, la monogamia es para cualquiera, pero no cualquiera puede ser monógamo.En la cultura popular, es muy conocida la teoría de que los vampiros son criaturas sexuales muy poco o nada fieles. Por ende, todavía le sorprende que Ryland le diga que su especie, longeva y poderosa, practique algo tan básico como la monogamia.—Lo digo de esa manera porque somos muy, muy feroces y territoriales con lo nuestro —explica Ryland, llevándose un dedo a la barbilla—. Los vampiros antiguos son más radicales con sus pa
| | |CAPÍTULO| | .✧. TREINTA Y SEIS| .✦. Enemigos y no tan enemigosLa joven Corbet lo piensa muy bien las siguientes horas, luego de renunciar a tirar de las cadenas, porque lastimarse las palmas y las muñecas no va a servir de nada. Necesita encontrar la forma de enmendar su error y, de ese modo, volver pronto a la casa de su abuelo a recuperar sus cartas.—Solo tengo que... convencerlo de que no volveré a correr —susurra sus planes improvisados, acurrucada en el borde de la cama. Viste un camisón de seda gris no tan abrigador como a ella le gustaría que fuese, y su cabello cae libremente por sus hombros en ondas suaves, salvajes. Sus pies descalzos rozan de vez en cuando la piel sedosa de sus pantorrillas—. Jamás de los jamases correr delante de un vampiro que quiera arrancarme el cuello.—Te quiero ver cumpliendo esa promesa, dulce criatura.Aurora se levanta de un salto, disparada por la voz profunda del príncipe que no esperaba volver a ver tan pronto. ¡¿Cuándo es que había en
| | |CAPÍTULO| | .✧. TREINTA Y SIETE| .✦. Los preparativos de la bodaEstá buscando donde poner a cargar la batería del teléfono cuando siente que el aire cambia. La joven Corbet sabe que no está sola y no es Lucian ni Ryland. Casi se le resbala el teléfono entre los dedos, al ver la figura curvilínea e impresionante de Tatiana Braund en la puerta del dormitorio. La vampira se apoya del umbral con una de sus delicadas manos, mientras la otra está en sus caderas anchas. —Tú no debes estar aquí —sisea a la defensiva.La risa de Tatiana es fría, sensual y fuerte.—Solo paso a decir "adiós", qué muchacha tan maleducada eres —espeta la vampira—. Pero no se puede esperar nada de una humana ordinaria e insípida.—Ibas a matarme. —Aurora resopla—. Y no soy insípida, si a Lucian le encanta mi sabor.La joven Corbet se arrepiente enseguida del comentario imprudente, loco y peligroso que acaba de disparar. ¿¡En serio qué onda!? Okey, es una teoría que no sabe a ciencia cierta, y tampoco deber
| | |CAPÍTULO| | .✧. TREINTA Y OCHO| .✦. Negación y un vestido de noviaLa decisión es, por raro que parezca, bastante difícil. Aurora observa detenidamente las tres opciones en unos maniquíes en el centro de la habitación, mientras Ryland se apoya en su hombro y le repite que puede elegir el que sea que le guste; en dado caso de que ninguno le guste, también puede exigir uno que sí sea de su preferencia y el Príncipe Blacklane inmediatamente enviará sus peticiones a la ciudad.—Me gusta uno de esos, está bien —aclara la pequeña humana, mordiéndose el labio inferior. Y está siendo honesta, en realidad. Los tres vestidos son perfectos, maravillosos. Cualquiera sería el ideal.Siente que la vampira se mantiene callada con mucho esfuerzo, porque parece que no es muy común que guarde silencio. Eso es algo que Aurora agradece. Va a ser más difícil tomar una decisión con alguien hablándole en la punta de la oreja. Se inclina por las dos primeras opciones, uno porque es increíblemente ador
| | |CAPÍTULO| | .✧. TREINTA Y NUEVE| .✦. El efecto Daisy Dumont—¡Ah! Hola, eres tú.Aurora mira el teléfono, procesando el entusiasta saludo de su amiga Daisy. Tiene la llamada en altavoz y, aunque le había parecido una buena idea comunicarse con la chica Dumont, ahora no está tan segura.—Sí, sigo aquí. Llamaba para… Bueno, explicarte mi ausencia —responde incómoda, y la chica al otro lado de la línea simplemente emite un ruido con la garganta—. Han sido días muy extraños.La risa cortante de Daisy le abre un hueco en el estómago.—Tú puedes hacer con tu vida lo quieras, Aurora. Yo no soy tu madre ni tu novia —se burla Daisy descaradamente.Pese a la incomodidad, la joven Corbet respira hondo e ignora las palabras punzantes de Daisy.—Cómo sea, no hay nada de malo en querer decírtelo.—¿Para qué? Si vas a volver a final de mes, no hace falta que me cuentes todo lo que vas a hacer en ese pueblucho de quinta. —Daisy resopla—. Tengo mejores intereses.—Entiendo. Voy a colgar entonce