Mi Pequeña Seductora
Mi Pequeña Seductora
Por: Lady Ban
Capítulo 01

Isabella

Las clases en la universidad han comenzado nuevamente ¡ya era hora! No soy la típica chica que desea no regresar, soy todo lo contrario, me encanta estudiar y aparte adoro estar aquí más que en mi casa. Tengo veintitrés años y soy una joven mimada de mami y papi, cualquier chico añoraría ser mi novio por el cuerpazo que mi querido dios me permitió tener, mis curvas son bien definidas, un trasero que resalta y unos senos enormes, mi piel es pálida, y gracias a eso el color verdes de mis ojos resaltan a lo lejos, mis labios son totalmente rosados y un poco carnoso, mis mejillas siempre mantienen el color rosa, mi cabello es largo rojizo y con muchas ondas, los chicos se vuelven locos por mí, pero yo no me fijo en jóvenes de mi edad, mi objetivo son los hombres grandes, la idea es aprender de otros más experimentados, y un joven de veinte años dudo que me enseñe, la mayoría de los chicos de hoy en día piensa que con introducir su pito en una chica ya lo es todo, ni siquiera sabrían cómo tratar por primera vez a una virgen. Es difícil que un hombre mayor se fije en mí, para ellos soy muy bebé, a pesar de ser una mimada me considero madura, mi mayor anhelo es ser independiente y experimentar mi vida por mi propia cuenta.

Mi plan que es conquistar a uno, he conservado mi virginidad para estar con un hombre de treinta años o mayor. Hay jóvenes maduros, lo sé, pero honestamente me inclino más por los mayores, es como una obsesión que tengo hacia ellos, obvio no de todos, algunos no inspiran ni un mal pensamiento, en cambios otros son la fantasía de cualquier mujer. Me fascinan esos hombres elegantes, pulcros, perfumados, serios, dedicados a sus trabajos, me gustan imponentes y posesivo, de esos que te orden con la mirada, así es como me gustan.

Creo que estoy bastante loca, diría que necesito un psicólogo con urgencia.

— ¡Isabella! — me giro y observo a mi amiga Sheila quien me sonríe alegre de verme, ella es mi otra mitad, nos conocemos desde pequeñas, jamás nos hemos separado, todo lo hacemos juntas, ella es de piel canela, cabello completamente liso y castaño oscuro, sus ojos son de color marrón, ella es más delgada que yo y es muy bella, su rostro es completamente angelical comparado al mío que es más… diabólico.

— ¡Sheila! — expreso igual que ella feliz, aunque ya nos habíamos visto anoche — Al fin llegas ¿Por qué tardaste tanto? — se encoje de hombros dándome un fuerte abrazo.

—Lo siento ami, es que no sabes lo que ha pasado, mi hermano destrozo mi uniforme por completo — frunzo mi ceño sin comprender.

— ¿Cómo así? — observa el esmalte de sus uñas.

—Se tropezó el muy idiota y vacío toda su comida encima de mí — río por lo exagerada que es ella, creí algo peor — Por cierto, te extrañe muchísimo, de verdad — vuelve a abrazarme.

—Cualquiera piensa que nunca se ven — ambos nos giramos y corremos a abrazarlo.

— ¡Spencer! — gritamos al mismo tiempo su nombre, Spencer es nuestro amigo, y solo nuestro, no lo compartimos con más nadie, es el consentido del grupo, el chico es bastante apuesto, para su edad tiene buenos músculos, su piel es pálida como la mía, sus ojos son azules intensos, tanto que te intimida con la mirada, su cabello es totalmente desordenado, el lindo ken jamás se peina, eso lo hace lucir rebelde, no tiene novia, siempre alejamos a esas buitres que quieren dañarlo.

—También las extrañe niñas — lo miramos con ternura, un amigo así jamás lo conseguiré en otro lado.

— ¿Y Jairo? — pregunto al no verlo con él.

—Aquí estoy hermosuras ¿Me extrañaron? — Jairo, es un caso irremediable, a él y a mí nos podrían llamar los desadaptados del grupo, él es un niño exquisito, un morenazo de esos que deseas comer, el chico es un puto creído, su ego es más grande que el mundo, sus ojos son negros, pero negros que te penetran hasta lo más profundo de tu ser, él es nuestro protector, no permite que nadie nos falte el respeto, en realidad él y Spencer viven peleando con todos aquí, somos sus bebés,

—Obvio que te extraño, a todos los extrañe — mi amiga se le cristalizan los ojos de inmediato, es tan sentimental.

—Tranquila peque ¿Quieres que te compre algo para calmarte mi amor? —sus ojos se les iluminan, Jairo siempre la alegra de ese modo, comprándole lo que ella quiera. Todos aquí somos niños ricos de papi y mami, eso sí, este grupo está lleno de humildad, jamás discriminamos a nadie, eso está prohíbo para nosotros, muchas veces hemos tenido problemas por como otros tratan mal a los jóvenes que entran aquí por beca, yo admiro eso, porque demuestran que esa persona es muy valiente y que lucha por lo que quiere sin tener que depender de unos padres.

— ¿Me compras unos tenis? — le pide con su cara angelical, Sheila es adicta a los zapatos.

—Claro que si mi amor, todo lo que desees para que estés contenta, en lo que salgamos vamos al centro comercial peque — sonríe de inmediato tomando mi mano.

—Sheila será nuestra ruina — bromea Spencer — ¿Y tú no deseas nada pastelito? — pastelito, así me dicen mis amigos, tanto sobrenombres y me vienen a colocar ese.

—No, les aviso cualquier cosa, o mejor cuando estemos en centro comercial, si veo algo que me guste te aviso.

—Me parece bien — da un beso en mi mejilla.

—Deberíamos entrar, ya es casi la hora — asentimos siguiendo a Jairo — Este año conoceremos gente nueva por lo que veo — fijamos la vista a tres chicas muy lindas y a tres bombones.

—Deberíamos ir a presentarnos — ofrece Sheila.

—Tienes razón — digo caminando en dirección a ellos — Hola chicos, veo que son nuevos. Mucho gusto, mi nombre es Isabella Duran, y ellos allá son mis amigos Sheila, Spencer y Jairo — señalo a cada uno y mis amigos caminan hasta donde estoy.

—Un gusto conocerte, mi nombre es Christine Montero, él es mi primo Sebastián, mi amigo Lucas y Ronald, ellas son mis amigas Darla y Mara — abro los ojos como plato al ver que se conocen.

— ¡Vaya! — Expreso — ¿Decidieron todos estudiar juntos? — pregunto con curiosidad por saber más de estos chicos.

—Sí, todos nos conocemos desde la infancia — responde el primo de Christine, este chico sí que es lindo, tiene mucho rasgo a Jairo, pero menos creído y más delgado.

—Eso es lindo — comenta mi amiga Sheila — Yo jamás me alejaría de mis chicos — nos observa a todos casi a punto de llorar, no puede ser, otra vez está sentimental, esto es cada año que regresamos a clases.

—Mi amor no te pongas así ¿Qué otra cosa quieres que te compre? — Jairo toma su rostro y ella sonríe.

—Por ahora un chocolate — dice tiernamente.

—Bien, ya vuelvo, si me disculpan debo de retirarme — él sale dejando a los chicos nuevos confundidos.

— ¿Es tu novio? — pregunta Lucas, un rubio lindo de ojos azules claro, cuerpo más o menos definido y labios algo carnosos, aja le intereso mi amiga.

— ¿Mi novio? — Suelta la carcajada confundiendo más a los chicos — No, para nada, todos nosotros somos amigos, es solo que cuando entro en modo sentimental él me compra algo para alegrarme, hace rato le pedí unos tenis — dice con naturalidad dejando al pobre chico desconcertado, ¡oh si bebé, ella sale cara!

—Yo quiero un amigo así — dice Darla sonriendo — ¿Sebastián me consentirías?

— ¡No amigo, no aceptes eso! —Dice Spencer — Será una ruina, tienes que creerme — soltamos la carcajada todos en el salón, al parecer nos las llevaremos bien con este grupo nuevo, se ven buenos chicos.

—Gracias por la advertencia —Darla bufa molesta.

— Y tú chico bello ¿Tienes novia? — pregunta Mara, la chica es linda, tiene buen cuerpo casi igual que el mío, ella es coqueta, sus ojos color miel son bellos, tiene unas pestañas que envidian ¡yo quiero las mías así!, su forma de mirar es seductora, cosa que a mi amigo le agrado, ¡alto ahí! No será tan fácil obtenerlo.

—No tiene novia — digo — Procuramos encontrar la indicada para él, es nuestro bebé y no queremos que ninguna zorra lo hiera, sin ofender — se sorprende, en pocas palabras la llame zorra, no tengo nada en contra de ella, pero Spencer es nuestro.

— ¿Tenías que decir que soy él bebe de ambas? — Sonríe de lado y yo asiento —Como puedes ver hermosura… estas chicas no dejan que ninguna se me acerquen, pero si estas interesada en mí solo llámame — los ojos de Mara se iluminan y yo golpeo a Spencer.

—No será tan fácil — le dice mi amiga a Mara.

— ¿Qué tengo que hacer? — se interesa la chica.

—Muchas cosas, pronto la sabrás — digo, me agrada esa chica.

— ¿Nos enseñarían la Universidad? Como se fijaron somos nuevos, donde estudiábamos tuvieron que cerrarla y continuaremos aquí— pregunta Christine.

—Claro, vamos— digo con una sonrisa en mi rostro.

El día paso rápido, le enseñamos la universidad por completo, estaban sorprendidos así como nosotros lo estuvimos en nuestro momento también por lo grande y hermoso que es, congeniamos bien todos, ninguno resulto ser un imbécil, gracias adiós son humildes, algo que nos agradado.

Llegó la hora de la salida, hablamos de muchas cosas y hasta planeamos ir a casa de Christine el fin de semana, así nos conoceríamos mucho más.

Paramos de conversar al ver que un auto deportivo se estaciona frente a la universidad, Christine se levanta y se despide de nosotros, ya sus amigos se habían ido, solo faltaban ella y su primo, mis ojos se ilumina al ver una figura masculina bajar del auto, él es… no sabría cómo describirlo, tiene barba, esta vestido con unos jeans, una franela ajustada a su cuerpo, ese que realmente está bien definido, no detallo bien el color de sus ojos, su cabello es un poco largo y negro peinado de lado, se parece mucho a… ¡oh por dios, de seguro es hermano de Christine! No es tan mayor, su rostro bien cuidado lo hace lucir joven, bello y… demasiado atractivo.

¨Quiero conocer más de ese sexi bombón¨

Un golpe en mi hombro me saca de mis pensamientos.

— ¿Estas bien pastelito? — me pregunta Spencer.

—No — respondo aun embobada con el hombre.

—¿Que te sucede? tienes cara de enamora — dice mi amiga rodando la mirada.

—Me he enamorado — los tres fruncen el ceño sin comprender.

— ¿De qué hablas? — Pregunta Jairo sin comprender nada de lo que digo.

—Me enamore de él — señalo disimuladamente al hombre que mantiene abrazada a su hermana.

— ¡¿Estás loca?! — Me regaña Spencer — Es el hermano de nuestra nueva compañera, y... Mierda, detesto tus gustos, o tu obsesión por los hombres mayores — lo miro mal.

—No es tan viejo —digo molesta — Y me gusta mucho, a él le entregaría mi virginidad — los tres abren sus ojos.

—Ok, debemos irnos ya mismo, estás hablando mucha incoherencia, y tu loca idea de entregar tu virginidad a un hombre mayor es absurdo— habla Jairo tomándome del brazo.

—En serio chicos, es él al que quiero, me ha flechado, solo mírenlo, es hermoso, perfecto para mí —no aparto la mirada de mi hombre bello.

— ¿Flechado? ¿De qué hablas? Vamos, camina ya, estás perdiendo la cordura — obedezco y me coloco de pies — Escucha bien Isa, ni se te ocurra acercarte a él, aun estas pequeña, recuerda que tienes veintitrés años, es muy grandote para ti pastelito, pienso que deberías de darte una oportunidad con alguien de tu edad, los hombre como él suelen… terminar hiriendo a las mujeres, debes comprender que no todos los mayores tienen bonitas intenciones como solemos tener algunos de los jóvenes, ellos buscan diversión, sexo de una noche y ya — suspiro, ese hombre me ha encantado.

— Claro que no, por favor, a esta edad estoy para vivir sola y tomar mis propias decisiones — Expreso mi opinión – Pero bueno, no discutiremos eso ahora, así que vayamos por los tenis de Sheila y unos para mí — todos sonríen y no ponemos en marcha, es obvio que no perderé de vista a ese hombre, me encanta, y hare lo que sea necesario para que sea mío.

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