CAPÍTULO CUARENTA Y CINCO
Enitt
Me sentía hueca, vacía, como si al momento de destruir la gran roca de los anteriores Alphas una parte de mi se haya roto...ido...y en parte es así, pero también me siento defraudada, defraudada de mí misma.
¿Cómo no pude darme cuenta de aquello? pero aun así...¿por qué ir contra la gran roca? ¿por qué?
Era una pregunta que me había hecho desde que fue destruida...y ya van cinco días desde aquello...pero es algo que no puedo sacar de mi cabeza, no puedo dejarlo en el olvido por qué tras ello hubo un mensaje para todos, uno el cual no descifro, Damián nos declaró la guerra, de eso estoy segura.
Joder.
Suspiro y paso mis manos por mi rostro, miró hacia un costado notando el alba hacer su aparici&oacu
CAPÍTULO CUARENTA Y SEISAlexanderLa acosté en su cama y acercándome a su rostro deje un beso en su dulce frente había estado preocupado por ella los anteriores días y quería saber el porqué de su soledad...no era como si buscara a alguien para desahogarse.Más bien era como si nos estuviera evitando a todos, pasaba dentro de su despacho día y noche, y no importaba cuanto traté de hablar con ella ya siempre tenía algo entre manos, o ir a alguna parte, era imposible hablar con ella o si quiera importaba cuan tarde la esperaba despierto en nuestra cama...ya que ella nunca llegaba.Arropé su cuerpo con la tibia sabana y caminando hacia la puerta me coloco uno de mis pantalones holgados que antes había usado para correr, salgo por la puerta.Suelto un suspiro y siento la satisfacc
CAPÍTULO CUARENTA Y SIETEEnittCaminé entre la espesa neblina que me rodeaba, casi tapando mi camino, dejándome sin saber hacia dónde me dirigía pero era algo estúpido de decir porque ni yo misma sabía hacia donde iba pero mis pies seguían esto que al parecer me llamaba, un sentimiento de peligro...de salvar a tales pobres almas.Pero aun así no se dónde estoy, observo a mi alrededor tratando de averiguar el lugar en que me encuentro...pero es inútil...no reconozco nada, la neblina es cada vez más espesa y sin saberlo logró salir de lo que noto era un bosque.Miré horrorizada lo que se encuentra frente mío y sin pensarlo corro.Mi valle.Mi manada.
CAPÍTULO CUARENTA Y OCHOAlexander- No entiendo aún el porqué de tus ansias de seguir impartiendo clases - se movió en su despacho, la observé mientras movía papeles de un lado a otro para tomar uno firmar y coger otro y también firmar haciendo de ellos una pila.- No es como una necesidad de enseñar - le comenté mientras me sentaba frente suyo, sus ojos se mantuvieron en sus papeles, tenía el bufido de molestia en la punta de la lengua ¡quiero a mi mujer centrada en mí! ¡no en unos putos papeles! - Es una forma de sentirme libre, de sentir que cada centavo que tengo en mi bolsillo ha sido puesto allí por mi esmero.Se detuvo un segundo para sonreír de lado, pero sin siquiera mirarme, cogió otra hoja y firmado la puso sobre las demás, las tomó y plantándolas en el escri
CAPÍTULO CUARENTA Y NUEVEEnittDesde niña supe que en algún momento iba a morir, no había un seguro de vida en mi mundo que dijera que viviría por años, ser una mujer loba lo complicaba y al ser Alpha...alguien tan importante lleva riesgos sobre sus hombros, era aún peor.Puesto que muchos querrían verme muerta sólo por la simple idea de obtener mi poder o apartarme del camino.Siempre lo supe y aun así disfruté cada momento que serví a las manadas.Muchos lo intentaron, y ninguno lo ha logrado, ahora, ya no soy más el Alpha de todos, pero ¿creyeron en serio que quitándome el título mi poder, mi soberbia, se iría? ¡Ja! Así nací, así crecí y así moriré.El título es sólo eso...un t&
CAPÍTULO CINCUENTAEnitt- ¿Un enfrentamiento? - soltó con burla para mirarme con burla - ¿A caso crees que soy idiota? No vine a hacer un maldito trato yo vine por tu vida ¿o será que quieres ver como tu manada cae?Me crucé de brazos y lo miré con altanería.- Al parecer tu si me crees idiota ¿en serio pensaste que aceptaría venir hacia ti y dejar que hicieras de mi vida lo que te plazca? Pobre iluso - lo miré de pies a cabeza y sonreí abiertamente al notar como su mandíbula se ponía tensa, sus ojos me miraron con odio - Soy una Alpha y mi vida lleva a muchos en mis hombros ¿acaso crees que no sabía que lo que me mostraste era el resultado de una de mis decisiones?No iría al limbo por una mentirilla que el obviamente nunca sabría.- Lo que me mostraste
EPÍLOGO 1Alexander- ¿Por qué demonios tardan tanto?Pase las manos por mi pelo para luego llevarlas a mi pantalón, me detuve cuando vi la sangre de mi mujer manchando mi ropa, lo dejé de lado, la maldita ropa podía romperse y a mí no me interesaría.Levante mi cabeza y mire hacia la puerta donde el leve aroma de mi reina está, como también el del médico y una supuesta bruja también esta allí, tratan de traerla de vuelta, de sanar sus heridas...de hacer todo lo posible para traerla devuelta.Limpio la sangre que salpicaron mis manos en mi jean para luego frotar mi rostro, tengo sueño, pero no me voy a ir a un cuarto donde ella no está, no me voy a ir a dormir cuando ella no está allí a mi lado para acurrucarse sobre a mí, no pienso apartar mi trasero de esta maldita s
EPÍLOGO 1.2Alexander- Eso espero hermano, mamá quería tanto ver a...- Ya se - las puertas de entrada al valle aparecieron frente a mí a lo que estás se abrieron de inmediato, salude a los guardias como ellos a mí, conduje hacia mi casa - Tu sólo mantenla distraída.Le colgué cuando me dio su apoyo, tome mi maletín y baje del auto cerrando la puerta gire a lo que sorprendiéndome unos diminutos brazos rodearon mi pierna izquierda, mire hacia allí y reí al vislumbrar la rojiza cabellera del pequeño demonio.- ¿Qué haz echo ahora? - siempre le pregunto lo mismo a lo que él me miró con ojos grandes y tensándose va detrás de mi pierna, un aroma que reconozco viene hacia aquí y levantando mi mirada observó a un chico con polvo blan
EXTRA UNOINMORTALIDADAhren 13 de Enero, 1718.— Ya te he dicho que no quiero salir — murmuré por milésima vez a mi hermano Kenaz, uno pensaría que ser el mayor, aunque sea por minutos, haría que tu hermano menor respetada tus opiniones y decisiones.No era el caso con el mío.— ¡Oh vamos! Hermano no seas aguafiestas, las humanas no están tan mal, además, sé que llevas días de abstinencia, una salida te vendría bien — apoyó su mano sobre mi hombro sin detener su andar, siguiendo mis pasos.Me lo sacudí.— ¿Y a ti